En 2019, un grupo de científicos comenzó a trabajar en la medición del agujero de ozono en la Antártica, utilizando para ello unos globos especialmente diseñados, llamados ozosondas. Este trabajo y los resultados fueron recientemente publicados en la revista Scientific Reports de Nature.
La investigación se realizó para entender lo ocurrido en 2019, momento en el que el agujero de ozono fue el más pequeño registrado en las últimas décadas.
Pero en 2020 todo cambió. El mismo agujero de ozono, a diferencia del anterior, fue gigante y el más persistente jamás registrado. La diferencia de tamaño entre uno y otro, influyó directamente en la sequía que afecta actualmente a la zona centro-sur de Chile y el hemisferio sur.
¿Cómo se explica este fenómeno? El monitoreo que muestra que el agujero de ozono en 2019 fue corto y poco profundo en toda la Antártica, incluyó mediciones hechas en siete bases de diferentes países distribuidas en todo el continente blanco.
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, y uno de los autores del estudio junto Edgardo Sepúlveda, señala que la capa de ozono estratosférico protege la vida en la Tierra al absorber la peligrosa radiación ultravioleta (UV), por lo que las señales de recuperación que ha mostrado en los últimos años se considera un hito fundamental. “Sin embargo, aunque con significativas variaciones de un año a otro, el agujero de ozono continúa ocurriendo todos los años entre septiembre y diciembre”, aclara.
A fines de noviembre y principios de diciembre de 2020, el agujero aún era lo suficientemente profundo y grande como para requerir que la Dirección Meteorológica de Chile emitiera una alerta por radiación UV extrema para la Región de Magallanes. “En la isla Rey Jorge, el 2 de diciembre, el equipo de la Universidad de Santiago midió el índice ultravioleta más alto registrado en el continente antártico en más de dos décadas. Un día después, la dosis diaria de radiación UV en el mismo lugar estuvo entre las más altas del planeta”, explica Cordero.
Gran factor: las precipitaciones
Las mediciones en la Antártica siempre son un desafío técnico y logístico. “La Usach con apoyo del Inach realiza mediciones, tanto de la columna de ozono como de los perfiles de ozono. Estas últimas se realizan mediante el lanzamientos de ozonosondas, es decir, instrumentos que miden las variables meteorológicas (temperatura, viento, humedad, entre otros) y la concentración de ozono mientras ascienden más 30 km. de altura atadas a un globo. Algunas de estas mediciones fueron realizadas en la Base Escudero, junto con las realizadas en otras siete bases distribuidas en todo el continente antártico”.
El agujero de ozono no solo causa aumentos anómalos en la radiación UV, sino que al influir en los patrones de viento, también afecta las precipitaciones durante el verano austral en todo el hemisferio sur. Cordero establece que la teleconexión entre el ozono antártico y las precipitaciones se da a través de la influencia del agujero de ozono en los patrones de viento. Un agujero de Ozono profundo intensifica y desplaza hacia la Antártica los vientos del oeste, los que a su vez contribuyen a confinar las tormentas a las altas latitudes en torno a la Antártica, evitando que alcancen el cono sur.
“El agujero de ozono es uno de los principales responsables de caída de precipitaciones en la zona centro-sur de Chile, especialmente en el período estival del año”, dice Cordero.
La investigaciones que lidera la U. de Santiago, con apoyo del Instituto Antártico Chileno (Inach), han confirmado que un agujero de ozono profundo, hace que baje la probabilidad de lluvias en el centro-sur de Chile durante el verano. “Por ejemplo, el persistente agujero de ozono del 2020 (el más profundo del último lustro), probablemente ha influido en las bajas precipitaciones registradas en lo que va corrido del año en el centro-sur de Chile. El déficit de precipitaciones a la fecha supera el 60% en Osorno y Puesto Montt”, argumenta Cordero.
Cordero concluye que la predicción del clima futuro de Chile, y también la mejora de los pronósticos estacionales en nuestro país, requiere estudiar y monitorear los cambios en atmósfera antártica.