El pasado 20 de octubre y tras un largo viaje de cuatro años, la sonda espacial Osiris-Rex logró posarse sobre el asteroide Bennu, a 330 millones de kilómetros de distancia, buscado tomar una muestra de su composición y así revelar los componentes originales del Sistema Solar.
La misión corría un riesgo: la posibilidad que la carga almacenada -en lo posible 60 gramos- no fuese suficiente, algo que sólo se sabría tras algunas horas de completado el procedimiento.
Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. La muestra fue tan numerosa, que las piedras y polvo tomados del asteroide no pudieron ser almacenadas en su cápsula hermética y se enviaban fragmentos al espacio, fallo que puso en riesgo la misión.
Por ello, se debían tomar algunas decisiones. Intentar arreglar el problema a más de 330 millones de kilómetros, o bien realizar un nuevo intento en enero de 2021. Por suerte para la Nasa, la operación finalizó con éxito.
“El equipo pasó dos días trabajando las veinticuatro horas del día para llevar a cabo el procedimiento de estiba, y los preparativos para el evento de estiba a partir del 24 de octubre”, dice la Nasa. “El proceso para estibar la muestra es único en comparación con otras operaciones de naves espaciales y requirió la supervisión continua y las aportaciones el período de dos días. Para que la nave espacial prosiguiera con cada paso de la secuencia de almacenamiento, el equipo tuvo que evaluar las imágenes y la telemetría del paso anterior para confirmar que la operación fue exitosa y que la nave espacial estaba lista para continuar”.
“Dado que OSIRIS-REx se encuentra actualmente a más de 330 millones de km de la Tierra, esto requirió que el equipo también trabajara con un retraso de tiempo superior a 18,5 minutos para las señales que viajan en cada dirección”, explica la agencia espacial.
Hoy, la nave completó el paso final del proceso de almacenamiento de muestras, cerrando la tapa y asegurando dos pestillos internos, por lo que ya está lista para su viaje a la Tierra.
El equipo OSIRIS-REx ahora se centrará en preparar la nave espacial para la siguiente fase de la misión: el crucero de regreso. La ventana de salida se abre en marzo de 2021, y el objetivo para arribar a la Tierra es el 24 de septiembre de 2023.