La lista de lagos, ríos y lagunas afectadas por el cambio climático aumenta cada año. Las lista es larga y se incluyen, por ejemplo, el río Cauquenes, el lago Peñuelas o la laguna Aculeo, cuyos índices están muy por debajo de los valores históricos.
El problema es que este fenómeno se expande a otras zonas. Recientemente se reveló la existencia de una nueva víctima, el lago Caburgua. Ubicado en la comuna de Pucón, Región de la Araucanía, y con una superficie de 53 km², este lago por el que pasan fallas sísmicas pertenecientes a la falla Liquiñe-Ofqui, ha sido testigo de cómo su caudal ha disminuido considerablemente durante los últimos diez años.
Si bien existe la posibilidad de que la situación sea generada (o amplificada) por la intervención de terceros, la hipótesis que toma mayor fuerza son las causas naturales. El tema está siendo analizado en detalle por autoridades ambientales y comunales (entre ellas, la seremi del Medioambiente y la Dirección General de Aguas), través de una mesa técnica.
Pero así como el lago Caburgua o la laguna Aculeo viven un momento crítico, ¿qué otros lagos o reservas de agua en Chile son señalados como posibles víctimas?
Fundación Chile Lagos Limpios, organización de colaboración internacional, trabaja en la conservación, desarrollo sustentable y resiliencia al cambio climático de los lagos nor-patagónicos de Chile, a través de un enfoque científico y ciudadano, está evaluando la contaminación de estos lagos.
Fernando Coz, director ejecutivo de la fundación, señala que la contaminación es un elemento a tener en cuenta al momento de analizar los lagos, y no solo la sequía y escasez hídrica. “Todos los lagos terminan en los océanos, entonces agua limpia en los lagos, son océanos limpios. Es un sistema hídrico de cuencas. Buscamos un equilibrio y desarrollo sustentable, no queremos solamente que sean parques nacionales, y que no se puedan tocar”.
Establece que dos lagos son los principales afectados por la contaminación, y los cataloga como posibles víctimas y/o damnificados. “El primero es el lago Villarrica, que si bien no está seco, está declarado como saturado, oficialmente contaminado. Su salud ha sido afectada por factores humanos como descarga de aguas servidas, piscicultura, pérdida de humedales, cambio de uso de suelo, gasolina y sobreurbanización carente de planificación, entre otros. Hay un plan de descontaminación que está siendo desarrollado con un costo de US$ 100 millones. Una vez que un lago se contamina, es muy caro estabilizarlo nuevamente”.
Evelyn Silva, directora de Aseo Ornato y Medioambiente de la Municipalidad de Pucón, señala que se encuentran trabajando hace ya varios años en contribuir en la elaboración del plan de descontaminación (PDA), de la cuenca del Lago Villarrica, con diferentes acciones.
Éstas, “comienzan con la elaboración del plan, que consiste en la creación de una mesa de trabajo municipal para el PDA, en la cual se encuentran todas las direcciones municipales incorporadas. Esto incluye observaciones municipales para la elaboración del anteproyecto del PDA y participación en webinar de consulta ciudadana”, explica Silva.
Coz dice que lamentablemente la contaminación no solo afecta al Villarrica, sino que a diferentes lagos en el sur de Chile, incluidos lagos patagónicos, donde se están desarrollando estudios para tener a ciencia cierta su estado de salud. Aunque el principal afectado, además del Villarrica, “es el lago Llanquihue, un lago grande, el segundo más grande de Chile, con cuatro centros urbanos (Puerto Varas, Frutillar, Llanquihue, Puerto Octay) y múltiples actividades productivas, que se ha visto afectado por el desarrollo humano, además de factores naturales como el cambio climático. El problema ahí es el cambio de uso de suelo, descarga de aguas contaminadas en zonas urbanas y pérdida de humedales (similar a Villarrica)”.
Reforestación de especies nativas
Durante los años 2019-2020 se realizó la contratación de un laboratorio para el muestreo de aguas en siete puntos de la cuenca del lago Villarrica, “según norma secundaria de calidad ambiental, con presupuesto municipal. Los resultados fueron entregados a la Seremi de Medio Ambiente para aportar con información relevante al PDA”, agrega la funcionaria municipal.
El Llanquihue, describe Coz, “tiene una taza de retención hidráulica de 70 años, es decir, se demora mucho en renovar el agua. Y además tiene un claro efecto de migración, ya que está migrando mucha gente, entonces se viene un desarrollo humano importante”.
Silva describe que cuentan con un protocolo de descarga de napas al lago lo que está establecido en la ordenanza de gestión y protección ambiental, “ahora se comenzará a trabajar con reforestación de especies nativas en riberas de ríos en conjunto con Fundación Raíces de Pucón”.
La situación, reconoce el director ejecutivo de Fundación Chile Lagos Limpios, podría replicarse en otros lagos y zonas del país, “como es el caso de lagos prístinos, como el Lagunas Gemelas, Constancia o el Gris, lugares a la fecha prácticamente sin desarrollo. Además, hay que sumar el lago Panguipulli, Ranco, Todos los Santos, por ejemplo, que van a continuar creciendo y si uno mira un horizonte de 100 años, todos estarán bajo amenaza. Son amenazas más bien de contaminación, más que de sequía. Los ecosistemas podrían morir”.
Coz establece que es importante esperar los informes técnicos y estudios al respecto, en relación a lo ocurrido en Caburgua, “aunque creo que es un mix de factores humanos y factores naturales. De todas maneras, el cambio climático y el estrés hídrico es algo que está afectando a la región, que afecta a los lagos del sur, con menos lluvias y nieve. Además de las grietas subterráneas generadas por el terremoto de 2010 y los factores humanos, con el desvío de aguas”.
Es importante saber cuál es el nivel de salud del lago a nivel químico (fósforo, nitrógeno), añade Coz, “y entender cómo se mueve el lago, de manera horizontal y/o vertical, y ver cómo se desplazan los contaminantes y sus efectos nocivos. Estos resultados deberían informar y así poder tomar acciones vinculantes, a nivel de los impactos que pueda tener, tanto en personas, empresas y el Gobierno. La concientización es clave”, señala.