De acuerdo al testimonio de la concejala de Estación Central, Michelle Tabilo, dado a conocer a través de su Facebook, una mujer, vecina de la comuna, asistió a un centro asistencial después de comer un anticucho en la calle, por malestar estomacal.
Tras algunos exámenes, se encontró un chip de perro en su estómago. “Estimad@s vecin@s: el día de ayer en concejo municipal informé el caso de una vecina que consumió un anticucho en la calle; llegó al hospital por un malestar estomacal y lamentablemente tenía un chip de un perrito en el estómago. Solicité fiscalización de los alimentos en el comercio ilegal, pero como recomendación no coman nada en la calle y por favor cuiden a sus mascotas”, dice el posteo la autoridad.
Según ahondó Tabilo ayer por la tarde, durante una fiscalización a los carros de comida callejera de la comuna, “una vecina que vendía ensaladas me comentó que una amiga de ellas había asistido a Meiggs, a la parte que está en Estación Central, y había consumido un anticucho con la hija. A ella primero le hicieron un escáner, el escáner arrojó el chip, pero la niña se comenzó a sentir mal, entonces le tuvieron que hacer retiro del chip”, agregando que “lo único que puedo decir es que era un perrito de raza poodle lamentablemente”.
Durante la fiscalización por la venta ilegal de alimentos en carros de comida, la Seremi de Salud de la Región Metropolitana retiró dos carros que se encontraban trabajando de manera irregular en el sector.
El tabú de comer perros
En Occidente muchas personas ven el consumo de carne de perro como un acto de crueldad extrema, pero en muchos países, especialmente en Asia, su consumo es habitual y legal.
Sin embargo, más allá de las diferencias culturales que uno pudiera tener con está práctica, algunos especialistas reconocen que su consumo conlleva algunos peligros que con otro tipo de especies, como el vacuno o el cerdo no ocurren.
Una de ellos es que la carne de perro no es tan nutritiva y puede contener gusanos parásitos, como el infame Toxocara canis, que puede provocar ceguera, miocarditis e insuficiencia respiratoria.
La rabia es otra preocupación. Si bien el virus en sí puede destruirse a altas temperaturas mientras se cocina, los utensilios de cocina como cuchillos y tablas de cortar son vulnerables a la contaminación cruzada, sin que los consumidores lo sepan.
Erick Lucero, médico veterinario Universidad Santo Tomás y etólogo clínico, coincide en que se pueden transmitir enfermedades zoonóticas (de origen animal) al consumir esta carne.
Añade que los riesgos también están asociados al origen de esa carne, cómo se obtuvo, si hay o no manejo de cadena de frío, esa carne puede estar en mal estado.
“Y más importante, está el tema del maltrato animal, que es lo más grave. Los animales de compañía están protegidos por ley de este tipo de maltrato”, señala. Explica que para efectos prácticos es maltrato igual tanto si es animal de la de calle o animal de compañía de alguien. “Recordemos qué hay normas internacionales para la faena de animales destinados a consumo, cosas que claramente acá no aplica por lo que la forma en que esos individuos fueron sacrificados se desconoce y agrava aún más la falta”.
Pero Cruz Martínez, dietista y nutricionista especialista en cultura alimentaria de la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas, citada en un artículo de BBC News, las razones detrás de abstenerse de comer carne de perros son fundamentalmente culturales y se basan en la disponibilidad de las proteínas en determinado lugar y en el costo que implica su obtención.
“Las causas de que no se coma una especie determinada y de que se convierta en mascota, sigue dependiendo de su enclave en el sistema global de producción de alimentos y de otros bienes y servicios de cada cultura”, dijo en el artículo.
“Los occidentales se abstienen de comer canes no por una cuestión de vínculo emocional, sino fundamentalmente porque éstos constituyen una fuente de carne ineficaz frente a la variedad de alternativas alimentarias de origen animal disponibles”, agregó la experta.
El festival de la carne del perro
En China, un festival de carne de perro en el que se sacrifican decenas de miles de perros cada año recibe fuertes críticas de los activistas por los derechos de los animales.
Se trata de un tradicional festival que se realiza en la localidad china de Yulin, en el que los asistentes se comen miles de perros como parte de la festividad.
En Corea del Sur, otro país que tradicionalmente consume carne de perro. Después de pasar un periodo de hambruna horrible tras la guerra con Corea del Norte, y pese a no tener una cultura de consumo de mascotas, muchos habitantes del país tuvieron que comer perros, los que se hicieron “escasos” conforme más gente los consumía.
De acuerdo a Jonathan Safran Foer, autor del libro Comiendo animales (Eating animal), citado en un artículo de The Wall Street Journal llamado Déjenlos que coman perro (Let them eat dog) “nuestro tabú sobre el consumo de perros dice algo de ellos y mucho de nosotros. Los franceses, que adoran a sus perros, a veces se comen a sus caballos. Los españoles, que adoran a sus caballos, a veces se comen a sus vacas. Los indios, que adoran a sus vacas, a veces se comen a sus perros”, escribió.
El autor asegura que comer carne de perro no es de ninguna manera perjudicial. “Bien cocinada, la carne de perro no presenta más riesgos para nuestra salud que cualquier otra carne”.
Sin embargo, las cosas parecen estar cambiando. En 2016, una encuesta entre los jóvenes en Corea del Sur mostró que el 60 por ciento nunca había comido carne de perro y consideraba a los perros “amigos, no comida”.
Además, en varios países ya se está prohibiendo su consumo. Por ejemplo, en 2017 en Taiwán se prohibió la venta de carne de perro y gato, y los infractores podían recibir millonarias multas.
Mucho del cambio tiene que ver con la práctica de tener perros como mascotas aumenta, con lo que también aumenta el respeto y cariño por ellos.
Pese a ellos, se calcula que todos los años se comen unos 25 millones de perros en todo el mundo.