Junio es un mes habitualmente lluvioso en Chile, tanto en la zona central como en el sur del país. Las precipitaciones que se presentan en el sexto mes del año son fundamentales para los registros hídricos, los que se han visto muy afectados en los últimos años.
Precisamente durante junio de 2021, la situación no es muy alentadora. La primera quincena se presenta con escasez de lluvias, y además, temperaturas por sobre lo normal. De hecho, los termómetros marcarán en promedio más de 20°C. El peak de calor se producirá el sábado, cuando las cifras podrían alcanzar los 25°C.
Uno de los motivos que provoca semejante realidad es el término y ausencia del Fenómeno de la Niña, situación que se ha notado en la falta de precipitaciones y en las temperaturas, ya que desapareció su efecto moderador.
Diego Campos, meteorólogo de la Oficina de Servicios Climáticos de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), señala que el denominado junio caluroso no es solo una percepción, “los datos indican que en estos primeros días del mes de junio el promedio de la temperatura máxima es cercano a los 21ºC, mientras que lo normal climatológicamente hablando es cercano a 17ºC. Es decir, en este mes de junio llevamos una anomalía de 4ºC. Y es una situación que se viene arrastrando desde los últimos diez días de mayo, en donde se observó también un promedio de temperatura máxima 3ºC por sobre el normal climatológico”.
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, establece que los últimos meses en Santiago han sido muy cálidos. Además de lo registrado en junio, “el período desde el 8 de abril al 8 de junio de este año, es el cuarto más cálido jamás registrado, con temperaturas máximas casi 2°C sobre los valores típicos para el mismo período”.
En relación a las precipitaciones, la última vez que no se registraron lluvias en Santiago durante la primera quincena de junio fue en 2015, es decir, hace seis años. Se suman otros meses de junio completamente secos al historial, como 1968 (catalogado como un año hiperárido), 1979 y 2001.
Todo esto corresponde a la variabilidad subestacional, ya que estamos analizando un período de entre 15 y 20 días. “Durante este período la actividad frontal (sistemas de precipitaciones) ha vuelto a concentrarse en la zona entre La Araucanía y Los Lagos, con importantes montos de precipitación. Cuando esto ocurre, la zona central queda dominada por una condición más estable y propensa a la formación de la vaguada costera. Cuando se forma ésta, el viento predomina desde el este (bajando la cordillera) y además favorece el descenso de aire sobre la cuenca de Santiago, provocando un alza en las temperaturas”, añade Campos.
Cordero dice, que debido a que junio es el mes más lluvioso del año en Santiago, es poco habitual (y una mala noticia) tener una primera quincena tan seca. “Sin embargo, aún es pronto para alarmarse. La última vez que no tuvimos lluvias en Santiago en la primera quincena de junio (2015), el año terminó con precipitaciones superiores a los 200 mm”.
Tónica del invierno
Tanto han subido las temperaturas, “que entre el 25 y 27 de mayo se registró una ola de calor en Santiago (muy inusual para la época), lo que indica que durante esos días las temperaturas máximas alcanzaron la categoría de evento extremo, con máximas cercanas a los 23ºC (lo que es mucho para la fecha)”, explica el meteorólogo de la DMC.
Además, no ha llovido durante todo el mes. “Los sistemas de precipitación se han desplazado, en su viaje de oeste a este, más al sur, principalmente entre La Araucanía y Los Lagos, regiones en las que sí ha llovido mucho durante este período. Que durante un período de un par de semanas no llueva en una región del país (entiéndase región como un área y no como regiones políticas) y sí en otra, es normal. Ahora bien, la variabilidad intraestacional o subestacional suele tener estos períodos cambiantes”, establece Campos.
Desafortunadamente, las condiciones de sequía afectan a prácticamente todo el país. “Desde la Región de Antofagasta tenemos marcados déficit de precipitaciones. Éstos son marcados en la zona central y en el centro-sur. Sin embargo, hay que destacar que la zona de Osorno, que hace dos meses tenía déficit de lluvias de casi el 80%, ha estado recuperando precipitaciones, y hoy el déficit de lluvias es ‘solo’ de 50%”, añade Cordero.
Campos argumenta que este es un comportamiento ya observado en los últimos diez inviernos más o menos. “Y según nuestro pronóstico, debería ser la tónica del invierno (lo que no significa que no lloverá o que no puede hacer frío en las siguientes semanas). Los patrones de gran escala que están dominando durante este período seco de 10 años, todavía se mantienen, como la presencia de anomalías de agua de mar cálidas al sureste de Australia, presencia de altas presiones subtropicales reforzadas, anomalías de agua de mar relativamente frías en el Pacífico ecuatorial (a pesar de la retirada de La Niña) o la tendencia positiva de la oscilación Antártica. Todo estos factores combinados (y quizás otros), han favorecido un prolongado perpiodo seco en Santiago”.
Se observó una transición de la oscilación Antártica, en los últimos días, “de una fase negativa a una fase positiva y eso pudo estar relacionado con las intensas lluvias en el sur (y por lo tanto con el calor en la zona central). Pero es complejo en esta escala de tiempo (del orden de las semanas) estar seguro de qué provocó qué porque todo suele estar muy conectado. Esta escala temporal también es muy variable y eventualmente podríamos tener semanas relativamente frías en el futuro cercano”, finaliza Campos.