2022 estuvo marcado por intensas y consecutivas olas de calor, es decir, tres o más días con temperaturas por sobre el promedio de acuerdo al mes del año. Y 2023 no se quiere quedar atrás. Si bien el fenómeno de La Niña ayuda a que los termómetros no se eleven de sobremanera, de todas formas la estadística indica cifras elevadas. Apelando a un viejo chilenismo, “caerán los patos asados”.
El fenómeno se extiende en prácticamente todo el país, sin embargo, la zona central es la más afectada, principalmente la Región Metropolitana. Esto también ha sido motivo para un incremento en la cantidad de incendios, con una superficie quemada 40% mayor que en la temporada anterior.
Enero promedió 1°C sobre valores típicos, y febrero comenzó con temperaturas extremas, estadísticas que podrían acercarlo a los febreros más calurosos de la historia. “En 2020 promedió 31,3°C, en 2012 alcanzó 31,2°C y en 2019 llegó a 31,1°C”, señala Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago.
Según la estadística de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) y diferentes portales climatológicos internacionales, durante los próximos 10 días, la temperatura máxima no descenderá de 32°C. El peak será hoy, además de el miércoles y jueves de la próxima semana, cuando posiblemente los termómetros superen los 35°C o 36°C en la Región Metropolitana. Este fenómeno podría ser el comienzo de una gran ola de calor de siete u ochos días, la que se extendería hasta el próximo jueves.
En la zona norte y sur del país la situación es bastante similar, guardando las diferencias geográficas lógicas. En la primera, Copiapó registrará 30°C los próximos días, mientras que de Rancagua al sur superarán los 33°C, fenómeno que se repite en Talca y Chillán. Este último incluso podría batir todos los récords el viernes, con 40°C.
Además, del total de 28 días que tiene el segundo mes del año, es posible que los 28 o 26 no desciendan de 30°C en cuanto a temperatura máxima en la capital y parte importante de la zona central.
Incremento histórico de temperaturas
Las altas temperaturas de los últimos días en Santiago - que no se comparan a la ola de calor que recibimos/sufrimos a fines del año pasado - nos invitan a recordar que debemos y deberemos lidiar con esta condición de forma cada vez más frecuente, donde la necesidad de protegernos del calor extremo se hace cada vez más relevante, donde decir “me muero de calor” podría transformarse en literalmente eso, morir de calor.
“Si consideramos la estación meteorológica de Quinta Normal y comparamos la media de las temperaturas máximas del periodo 1950-1979 con las de los últimos 30 años podemos ver que estas se han incrementado en 1,1°C, mostrando un aumento del orden de 0,15°C/década”, señala Ignacio Toro, ingeniero y Diplomado en Cambio Climático y Desarrollo Bajo en Carbono de la Universidad de Chile.
En este contexto de mayor temperatura, cabe preguntarse como fue el 2022 con respecto al contexto histórico de las temperaturas máximas. Para esto, se presenta la temperatura máxima diaria registrada desde 1950 hasta 2022 en la estación Quinta Normal, marcando en rojo los percentiles 10, 50 y 90%, destacando en mayor medida los registros de 2022 que superaron el percentil 90%. En otras palabras, 65 días de 2022 se encontraron en el 10% más alto de todas las temperaturas máximas registradas desde 1950.
“Nos encontramos en una situación donde cada vez experimentamos temperaturas extremas que van rompiendo todos los records, lo cual más que anecdótico se torna peligroso, considerando la insuficiente infraestructura, tanto pública como habitacional para hacer frente a las cada vez más frecuentes olas de calor y potenciales golpes de calor”, añade Toro.
De acuerdo al número de Alertas Rojas (35°C), se estima que el 60% de estos eventos se concentra sólo en los últimos 10 años, lo cual refuerza que los cambios que estamos viviendo no tienen precedente en la historia reciente, presentando un desafío a escalas no analizadas hasta hoy.
Actualmente, en promedio se observan 1,3 Alertas Rojas al año al considerar el periodo 1993-2022, mientras que se estiman 3,0 Alertas Rojas al año si se utiliza el periodo 2013-2022. “En ese sentido, resulta indispensable entender y cuantificar la situación que se podría vivir en el futuro, con el fin de tomar las decisiones adecuadas a tiempo, planificando y desarrollando las políticas públicas y privadas necesarias”, agrega Toro.
Proyección a 2060 y 2100
Las proyecciones medias móviles en 30 años de acuerdo a la Estación Quinta Normal de días en Alerta Roja (temperatura máxima mayor o igual a 35°C) hasta 2060 y 2100, estimadas a través de modelos de cambio climático para dos posibles escenarios de emisiones, los SSP 2-4,5 y 5-8,5, representativos de una condición business as usual y worse case, presentan resultados que dependen fuertemente del escenario de emisiones de gases de efecto invernadero que se considere, mostrando una mayor diferencia e incertidumbre hacia fines de siglo.
Si se considera como estimación el percentil 50% de las proyecciones (nada conservador), para 2060 se tendría entre 3,0 y 4,3 eventos al año (entre el doble y el triple de la frecuencia actual, “considerando el promedio de los últimos 30 años), mientras que para 2100 experimentaríamos entre 6 y 21 Alertas Rojas al año (de 4 a 16 veces la frecuencia actual, considerando el promedio de los últimos 30 años)”, explica el Diplomado en Cambio Climático y Desarrollo Bajo en Carbono de la Universidad de Chile.