Cambio de switch: ¿Qué ocurre en el cerebro cuando volvemos de vacaciones?
El regreso a la rutina y los hábitos pueden resultar agobiantes tras un período de descanso. El cerebro tiene que adaptarse y esto puede tardar varios días, la ciencia lo explica.
Se acaba febrero y con ello las vacaciones. Los niños regresan al colegio, vuelven los tacos y los metros se llenan. Volver a la rutina después de varios días de descanso puede resultar agobiante para cualquiera e incluso se podría desarrollar el síndrome post-vacacional.
Este síndrome no es una enfermedad, sino una situación transitoria del proceso adaptativo a la vida laboral después de las vacaciones, que se manifiesta con síntomas como apatía, decaimiento, hastío, fatiga, falta de energía y de concentración y la sensación de no ser capaz de adaptarse al entorno laboral.
Y es que las vacaciones generan en el cerebro un aumento en la liberación de dopamina, que juega un papel clave en la sensación placentera que se genera ante novedades, como visitar otros lugares, y recompensas, como dormir hasta tarde y comer lo que queramos.
Felipe Méndez, neurólogo del Hospital de Puerto Montt y presidente SOPNIA explica: “Lo que pasa es que cuando uno está en el ritmo laboral de todos los días el cerebro se acostumbra a un cierto ritmo, sobretodo si la gente tiene hábitos marcados. El cerebro es un órgano muy “habituable”, entonces cuando llegan las vacaciones todo ese estímulo se diluye y el cerebro entra a producir más bien neurotransmisores que tienen que ver con el placer, con el disfrute, se produce más serotonina y ese cambio no se produce de inmediato, de hecho, uno recomienda que la gente tome vacaciones de al menos dos semanas porque el viraje del cerebro se produce más bien de manera lenta”.
Volver a la rutina de golpe significa tener que adaptarse rápidamente a los hábitos, lo que no es fácil para el cerebro, que se adapta más bien de manera lenta, según el neurólogo.
“La gente tiende a pensar que el cerebro es como una lámpara que uno prende y apaga con un botón. El cerebro es más bien como un fuego que se demora en prender y apagar, entonces los cambios que se producen son más bien lentos, el cerebro está todavía con este ritmo de más lentitud, de buscar el placer y el cerebro se resiste y trata de mantenerse en este ritmo de vacaciones, siente que necesita dormir más horas, se siente cansado y es tu cuerpo tratando de pedirte que no vuelvas a trabajar”, explica.
Esta sensación es más fuerte la primera semana, pero puede prolongarse en el tiempo si no se logra la readaptación luego de la incorporación al trabajo. Méndez comenta que 15 días podría tardar el cerebro en rendir como de costumbre.
Según un estudio español realizado en 2018, las personas más propensas a padecer este síndrome post-vacacional son aquellas que perciben el trabajo como una condena, amenaza o algo desagradable y/o quienes han desarrollado menor resiliencia y tolerancia a la frustración.
También, otro estudio llevado a cabo en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) reveló que las personas menores de 45 años, que en su mayoría suelen tener hijos pequeños, sufren en mayor proporción el síndrome post-vacacional.
Para lidiar con el retorno a la rutina, Juan Carlos Maya Acuña, psicólogo clínico de Psyalive, comenta que “mantener una salud mental estable le permitirá́ sobrellevar con calma nuestro retorno, por lo que es fundamental volver a generar una rutina estable de nuestras actividades, tratar de comer alimentos saludables y comidas bien balanceadas y darse tiempo para el esparcimiento con actividades lúdica y/o deportivas”.
Diversas investigaciones han trazado recomendaciones generales que se pueden aplicar para atenuar el proceso de adaptación.
Regula el reloj biológico
Las vacaciones implican olvidar los horarios establecidos es por eso que cuando se retoma el ritmo habitual de vida hay que acomodar el reloj biológico y ordenar las horas de sueño. Por ello se sugiere no volver de vacaciones el último día, sino un par de días antes, así se tendrá tiempo de ajustar la rutina gradualmente.
“Uno lo que tiene que hacer es despertarse temprano un día. Vas a estar con sueño porque probablemente te acostaste tarde, pero no hay que dormir siesta y así en la noche vas a estar más cansado y vas a poder dormir más temprano”, recomienda el neurólogo.
Retoma las labores progresivamente
No es bueno recargarse de trabajo en el primer día, comienza por las tareas más sencillas y placenteras para luego tomar las más complejas. Prioriza las más urgentes y deja las menos importantes en un segundo plano, hasta que sienta que ya se está en plena forma para mantener el ritmo de antes
“No sentir que hay que hacer todo el primer día, sino que saber que uno tiene ciertas limitaciones, que no puede arreglar todo lo que pasó o no pasó cuando uno no estaba. Y lo otro es tolerar que ciertas cosas no se hayan hecho como a ti te hubiera gustado”, explica Méndez.
Sé positivo
Visualizar los días con optimismos puede ayudar a aminorar la nostalgia de las vacaciones. Valorar el regreso como una oportunidad para compartir con los compañeros, desarrollar tus capacidades, distraerte a ratos y reír de las diversas situaciones que puedes pasar en el día.
“Entender los ritmos de la vida y enfrentar así el nuevo año laboral. No enfrentar las cosas con temporadas largas y pensar que las siguientes vacaciones van a ser en un año porque así ya empezaste desde el día uno a rayar el calendario día tras día. Vivir por las vacaciones tampoco es positivo, uno tiene que vivir el presente y ver las cosas positivas de ese presente”.
Cuida tu alimentación
Comer más de la cuenta en vacaciones y subir unos kilos es algo común. Pero lo importante es volver a los hábitos saludables. Disminuir el alcohol puede disminuir los síntomas del síndrome post-vacaciones.
Mantente en movimiento
Iniciar una rutina de ejercicios tiene un doble beneficio: por un lado, la generación de endorfinas ayudan a combatir el sentimiento de angustia; y por otra parte, salir a caminar, a correr o dirigirse al trabajo en bicicleta (además de practicar otros deportes) sirve para que nuestra mente se libere del estrés al concentrarse en la ejecución del ejercicio físico. Esta desconexión de las preocupaciones es fundamental para poder solucionar los problemas o dificultades de la vida con objetividad y eficacia.
Se flexible con tu agenda
Después de unas semanas de desconexión, volver a una planificación estricta no es lo mejor para el cerebro. Es por esto que dejar espacios libres durante el día puede ayudar en la adaptación de la rutina.
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