Desde que existe registro satelital, año 1985, no se había documentado el cierre de la desembocadura del Río Maipo, en Santo Domingo (Provincia de San Antonio), pero este verano el Maipo dejó de llegar al mar. Las razones son múltiples: aumento de marejadas, la sequía que no da tregua, la escasez de caudal en el río y las intervenciones antrópicas en la cuenca.
Debido al impacto que generan estos fenómenos en el ecosistema, incluido el riesgo de inundaciones para las comunidades que habitan en el área, se acordó con autoridades la apertura mecánica de la barra de arena o “embancamiento” que se generó en la desembocadura. Sin embargo, la desembocadura volvió a cerrarse y fue reabierta ya en dos ocasiones.
Ahora, un equipo de científicas y científicos liderado por Instituto Milenio SECOS y el Observatorio de la Costa, inició una inédita campaña de investigación en el estuario del río Maipo. El objetivo es investigar estos fenómenos presentes en el ecosistema costero, como parte de un esfuerzo interdisciplinario que cuenta con la participación de especialistas de seis universidades, el apoyo de la Delegación Presidencial de San Antonio y las comunidades de la zona.
Megasequía y cambio climático
Carolina Martínez, directora del Observatorio de la Costa y una de las científicas que coordina la investigación del proyecto SECOS en el estuario del Maipo, señala que con esta iniciativa se busca generar un protocolo que permita tomar medidas efectivas ante problemas como el cierre de la desembocadura. Así como también entender los cambios que se generan en estos ecosistemas, afectados por diversos estresores que se ven acentuados por el cambio climático global.
La doctora y académica de Geografía UC, explica que estos estuarios son parte de grandes cuencas andinas asociadas a la zona metropolitana, afectadas por la megasequía, el cambio climático, eventos extremos y la actividad antrópica. “La acción humana a nivel de cuencas hidrográficas, está pasando una cuenta muy agravada debido a la falta de gestión de los recursos hídricos. Se registran a lo largo de la cuenca del Río Maipo actividades de alto impacto, que están provocando eutrofización, alteración de caudales y aportes de sedimentos que alteran la dinámica natural de los ecosistemas costeros, fuertemente interrelacionados entre sí”.
Poco antes de embarcarse para iniciar las mediciones, la bióloga marina del Instituto SECOS, Raiza Carvajal, cuenta que se han establecido un total de 11 estaciones de monitoreo en la desembocadura del Río Maipo, “a través de las cuales buscamos medir diversos parámetros como salinidad, conductividad y temperatura, entre otros”, señala. El bajo caudal del río en el estuario se aprecia a simple vista y el equipo de investigación debe avanzar por el barro con los instrumentos de medición que utilizarán, hasta que logran llegar al bote que los traslada por la zona.
Pluma de río
Gonzalo Saldías, investigador adjunto del Instituto Milenio Secos y académico de la Universidad del Biobío, coordina la investigación sobre la conexión del agua dulce que sale del río hacia el océano costero, para analizar su interacción con el mar, otro de los aspectos clave de la investigación. “Queremos conocer cómo se dispersa esta capa de agua dulce, que conocemos como ‘pluma del río’. Los ríos traen contaminantes, nutrientes, microorganismos, que son dispersados y pueden influenciar la productividad de la costa, con impactos en las comunidades y ecosistema”, dice el científico.
El equipo liderado por Saldías realizó mediciones desde la boca del río hasta 15 km., en mar abierto: “Ahora la barra estaba abierta, había conexión desde el estuario al océano y entraba agua del océano al estuario, dependiendo de las mareas. Sin embargo, fue clave hacer una campaña post eventos de cierre de barra, para ver si las condiciones habrían cambiado en relación a los estudios y muestreos que habíamos hecho anteriormente”, explica.
Desde 2021 SECOS realiza este tipo de campañas de terreno, incluyendo toma de muestras y mediciones en los estuarios del Río Maipo (Santo Domingo) y también en la zona del Aconcagua (Concón), ambos en la Región de Valparaíso. Autoridades y representantes de comunidades de la zona llegaron hasta el estuario del Maipo para apoyar la iniciativa. “Científicos, autoridades y comunidades debemos trabajar en conjunto para relevar este tema. Esperamos que la evidencia que se genere aquí sirva para tomar buenas decisiones en beneficio de una cuenca tan importante como la del Río Maipo”, señaló Luz Marina Huerta, del movimiento San Antonio Ambiental.
Por su parte la delegada presidencial de San Antonio, Caroline Sireau, destacó la importancia de esta campaña de recolección de datos, señalando que “la investigación científica que se está generando es muy valiosa y nos va a permitir generar un protocolo de manejo para la conservación de este lugar, que es nuestra principal fuente de agua y, además, un importante espacio para la biodiversidad”, concluyó.