Todos los organismos vivos están constantemente liberando material genético al ambiente como pelos, piel, secreciones, entre otros, que puede ser recolectado de diferentes fuentes ambientales como agua, suelo o nieve.
Usando este mecanismo y tras una serie de pruebas con un sistema de monitoreo por ADN ambiental, un grupo de investigadores de Conaf detectó la presencia de un coipo (Myocastor coypus) en el Parque Nacional Nonguén, en la comuna de Chiguayante (Región del Biobío). La especie no estaba descrita en esta área protegida.
El trabajo de recolección de ADN se realizó en diversos ambientes del Parque Nacional, como riachuelos, bosques y zonas de uso público. Los resultados mostraron una alta diversidad con un total de 191 especies identificadas.
Como aproximación metodológica y considerando los compromisos del trabajo de terreno involucrado, “es sorprendente la cantidad de información obtenida. Las metodologías clásicas para el levantamiento de líneas base o la detección de especies, normalmente, comprometen un despliegue espacial y temporal mucho mayor”, señala Víctor Lagos, biólogo y jefe del Departamento de Monitoreo y Desarrollo de la Gerencia de Áreas Silvestres Protegidas de Conaf.
“La cantidad de puntos de registros, de días de trabajo en terreno, estacionalidad, eventos reproductivos, incluso la necesaria aplicación de diferentes metodologías (captura y recaptura, avistamientos, líneas olfativas, cámaras trampa, contenido de fecas y egagrópilas, etc.) hacen que las aproximaciones más convencionales requieran de esfuerzos significativamente mayores”, añade.
Al ser analizado en un laboratorio mediante un PCR, similar a cómo se detecta el virus de Covid-19, se pudieron amplificar las secuencias de ADN recolectadas y contrastarlas con bases de datos para así identificar genéticamente las diferentes especies presentes en la muestra, como invertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, explican los responsables de la investigación.
El grupo más representativo fueron los invertebrados, destacando la presencia del cangrejo tigre (Aegla concepcionensis), especie categorizada en Chile como En Peligro, y la cual está restringida solo a la Región del Biobío.
Además, se encontraron mamíferos, aves, peces, anfibios y reptiles. Entre las 15 especies de mamíferos identificadas, destaca la presencia de especies como el zorro culpeo (Lycalopex culpaeus), el pudú (Pudu puda) y el monito del monte (Dromiciops gliroides).
“Se trata de especies emblemáticas y consideradas objetos de conservación para nuestras áreas protegidas, por lo que cualquier registro de éstas, dan señales de una conservación efectiva y exitosa de estos territorios. Sin duda, este tipo de información debe ser contrastada con los patrones de abundancia y distribución de cada especie, pero su registro es un primer indicio de la sanidad ambiental de esta unidad y que las estrategias de conservación y control de amenazas que se desarrollan en nuestros parques nacionales, reservas nacionales y monumentos naturales, están siendo bien orientadas”, establece Lagos.
En el trabajo, tuvo un rol clave el laboratorio genético Ecogen, quienes estuvieron a cargo del análisis y dispusieron la tecnología para hacer el estudio.
Lagos explica que con este piloto en el Parque Nacional Nonguén, “bastó solo un día de terreno y unos pocos puntos de colecta en agua y suelo, para detectar la presencia de al menos 191 especies, comprometiendo especies emblemáticas y que son parte de los objetos de conservación de esta unidad (pudú y monito del monte), así como algunas de sus amenazas (especies exóticas invasoras)”.
Incluso, añade Lagos, “para registrar hallazgos o especies que, pese a la historia de gestión de esta unidad del Snaspe, aún no habían podido ser registrada (por ejemplo el coipo). Se trata entonces de una herramienta de notables proyecciones para que sea aplicada en otras unidades de mayor superficie o cobertura, de difícil acceso y de las que se tiene aún poco conocimiento sobre su diversidad biológica. Pero también, para cotejarla respecto de los actuales sistemas de monitoreo de objetos de conservación y amenazas que Conaf conduce en todo el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (Snaspe)”.
Ser humano predomina en las muestras
La técnica también permitió registrar la presencia de amenazas, como lo son las especies exóticas invasoras, lo cual es de suma importancia para la implementación de acciones de control dentro del parque nacional, señalan.
En este caso se registró la presencia de especies como lauchas, ratas negras, conejos y ganado como vacuno y oveja. También cabe destacar que la muestra más abundante de ADN recolectado fue la del humano (Homo sapiens) presente en todas las muestras recolectadas.
Este estudio fue una experiencia inédita para el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (Snaspe); y Conaf ya está haciendo un análisis de compromisos (costos/beneficios) para proyectar su implementación en otras unidades.
A priori, indican los responsables, los resultados señalan que la identificación de especies mediante ADN ambiental es un método eficaz y eficiente, permite caracterizar y obtener información base acerca de la diversidad biológica, complementa a otros métodos de campo más tradicionales y, de esta forma, se constituye como una excelente herramienta para apoyar políticas medioambientales relacionadas con la conservación de la biodiversidad.
Añaden que es una alternativa más para orientar los esfuerzos que Conaf para implementar en el control de amenazas, como por ejemplo, frente a especies exóticas invasoras o en la implementación de estrategias de conservación.