La conocida disminución del hielo debido al cambio climático ha tenido un claro impacto en la capacidad de los osos polares para alimentarse y sobrevivir.

Al igual que ocurre con todos los depredadores ubicados en la parte superior de la cadena alimentaria, los osos polares tienen una baja tasa de reproducción. Uno o dos cachorros nacen en pleno invierno y se quedan con su madre durante dos años. Por ello, las hembras se reproducen sólo cada tres años, y los osos no se reproducen hasta que tienen cinco o seis años.

Posteriormente, desde fines del otoño hasta la primavera ártica, las madres y sus cachorros se refugian en ventisqueros en tierra o en hielo. Llegado el momento emergen de sus guaridas para cazar focas en el hielo marino flotante.

Pero si no hay suficiente hielo marino, las focas no pueden arrastrarse sobre el hielo, y los osos polares no pueden seguir alimentándose.

Es lo que está ocurriendo en el ártico: las mediciones señalan que al final del verano, la región había alcanzado el octavo punto más bajo desde que se tienen registros. Su extensión alcanzó su menor cifra anual en septiembre, con 4,64 millones de kilómetros cuadrados.

Y aunque estos mínimos se alcanzan todos los años en la misma época, científicos afirman que ha habido una dramática disminución de las plataformas de hielo al menos desde la década de los 70. Es por ello que los osos han tenido que adaptarse, o morir.

Consecuencias

Que el canibalismo existe en el mundo animal no es un secreto. Ocurre en hipopótamos, salamandras, osos perezosos y varias otras especies. Sin embargo, hace algunos años los científicos comenzaron a notar que los osos polares también estaban teniendo ese comportamiento, sin llegar a determinan la razón.

Los primeros indicios llegaron en 2011, cuando un fotógrafo dio cuenta de un oso polar adulto arrastrando el cuerpo de un cachorro que acababa de matar en medio del hielo marino del Ártico. Poco a poco en número de avistamientos fue en aumento, hasta que un estudio aseguró que esto se repetía particularmente en sitios donde los osos polares se encontraban atrapados en tierra, completamente privados de alimentos durante largos períodos de tiempo debido a la pérdida de hielo marino, como resultado del cambio climático.

Es por ello que ante la falta de focas, no dudarían en buscar otras fuentes de alimentos, incluso de su propia especie.

Aún así, las investigaciones hasta ese punto no eran concluyentes. En el estudio, los osos estaban en muy buenas condiciones corporales, por lo que se observó que los ejemplares sin problemas de alimento no se arriesgaban a atacar a otro oso sólo por comida. Vale decir, claramente era por necesidad, no por gusto. Pero algo faltaba en el rompezabezas.

El factor humano

En diciembre de 2018, una tranquila y remota comunidad de 2 mil personas en un archipiélago ruso denunció hacer sido víctima de una invasión de más de 50 osos polares, quienes llegaron a instalaciones militares, oficinas y casas particulares. El hecho generó grandes problemas porque las personas no podían salir de sus casas por temor a ataques, y las autoridades locales no sabían cómo ahuyentar a los animales sin dañarlos, debido a que se consideran una especie en peligro de extinción. Además, los osos polares incluso habían aprendido a ignorar las señales que buscaban mantenerlos alejados, como sirenas y alarmas.

Y todo este comportamiento tenía un factor en común: el hielo se está acabando, y los osos no tenían qué comer.

Así, comenzaron a buscar fuentes alternativas de alimentos en los desechos humanos, aunque el problema radicaba en que la alimentación no era suficiente en términos de energía y grasas, algo que las focas, aves acuáticas y peces les entregaban en abundancia. Incluso, en octubre de 2017 un grupo de 230 ejemplares fue avistado devorando el cadáver de una ballena varada en la Isla Wrangel, en Siberia, aunque se desconoce si este comportamiento es habitual en estos animales.

Aún así, el grave escenario que diariamente enfrentan los osos polares fue confirmado por Ilya Mordvintsev, experto del Instituto Severtsov de Ecología y Evolución de Moscú, quien declaró que indudablemente los osos tienen cada vez más problemas para encontrar su alimento. De acuerdo al científico, los ataques de los machos adultos a los cachorros de las hembras se está haciendo cada vez más frecuente.

Las razones, además del deshielo y el círculo que ello conlleva, tiene que ver con las personas que se encuentran trabajando en el Ártico, cada vez mayor en número. Entre ellos, investigadores del cambio climático, trabajadores de petroleras, y militares encargados de proteger instalaciones de petróleo y gas. Todos ellos han perturbado el hábitat natural de los osos, que se han visto obligados a abandonar sus hogares justo en una zona vital para la cacería y en una época del año que alguna vez les entregó todo lo que necesitaban.

Para los científicos, si esta situación no cambia, al menos dos tercios de la población mundial de osos polares sería eliminada para el año 2050.