El anuncio fue claro: Chile comienza a trabajar oficialmente con hidrógeno verde (H2V), a través de la creación y producción de la primera molécula del elemento químico. La noticia fue revelada por el presidente Sebastián Piñera, junto al biministro de Minería y Energía, Juan Carlos Jobet, desde Colina.
¿Qué objetivo tiene esta iniciativa? Ser utilizada en la industria de la minería y transporte, además de detener los efectos del cambio climático. El mandatario destacó que se trata de “un combustible limpio, que se puede transportar, es competitivo y nos va a permitir disminuir enormemente la contaminación. Estamos dando un nuevo paso hacia adelante en el combate al cambio climático”.
La noticia forma parte de la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde.
Para obtenerlo, se separa el hidrógeno del oxígeno de una molécula de agua. El oxígeno es devuelto a la atmósfera y el hidrógeno se almacena, siendo utilizado como energía. El H2V se genera a partir del agua y electricidad, la que producirá una planta fotovoltaica ubicada en Las Tórtolas (Colina). Luego el agua pasa por un proceso de desmineralización, alimentando un electrolizador, donde se desarrolla el proceso de electrólisis.
Actualmente, “un camión minero consume 2.900 litros de diésel al día y genera 2.700 toneladas de dióxido de carbono al año, lo que equivale al uso de 20 buses diésel del Transantiago”, señaló Piñera.
El hidrógeno verde es catalogado como un combustible limpio. La estimación es que en 2030, Chile podría producir el hidrógeno verde más económico del mundo, con un costo menor a US$1,5 por kilogramo. Adicionalmente, este mercado podría generar US$ 30 mil millones anuales para el país. Cabe recordar que el sector de energía es el responsable del 78% de las emisiones a nivel nacional.
Esta propuesta representa un 20% del total, dentro de la solución para cumplir con el objetivo de la carbono neutralidad estipulada hacia el año 2050.
El proyecto permitirá contar con una fuente de energía que emite cero emisiones de CO2. A modo de prueba, se utilizará una grúa horquilla, que funciona con diésel y emite 24 toneladas de CO2 al año, con un uso diario de ocho horas (de lunes a viernes). Esta realidad podría reducirse a cero.