Refugio de ríos, lagos, montañas, humedales, y bosques ancestrales, Reñihué es uno de los últimos grandes valles de Chile que une flora, fauna y funga desde las más altas cumbres andinas hasta el océano Pacífico, sin interrupciones. Este valle constituye un corredor biológico único para una gran diversidad de especies, como pumas, güiñas, pudúes y huillines.
Reñihué es un fundo y localidad que se encuentran ubicados actualmente al interior del Parque Pumalín, junto al río Reñihué, en la comuna de Chaitén, Provincia de Palena, Región de Los Lagos, Chile.
Conservar este corredor biológico es la principal motivación de Fundación Reñihué, organización de la sociedad civil que trabaja monitoreando e investigando la biodiversidad de este valle de manera constante y permanente desde hace cuatro años para contribuir a su valoración y promover su conservación a largo plazo. Utilizando cámaras trampa, la fundación ha recolectado más de dos millones de fotografías que indican la presencia de diversas especies en el bosque templado lluvioso, siendo uno de sus principales focos de investigación la güiña.
Durante todo este tiempo no habían aparecido coipos (Myocastor coypus), especie que recién pudo ser captada mediante cámara trampa estos últimos meses.
Se trata del roedor nativo de mayor tamaño que habita en Chile y puede alcanzar pesos sobre los siete kilogramos, midiendo en promedio 52 cm, siendo el macho generalmente más grande que la hembra. El coipo posee un pelaje muy tupido, con pelos sedosos muy delgados y largos, es herbívoro y habita en lagunas, lagos, ríos, esteros y humedales con presencia de totoras, batros y vegetales semejantes.
“El reciente registro de una familia de coipos (una madre y cinco crías) por primera vez durante estos cuatros años a través de una de las 150 cámaras trampa que tenemos desplegadas en este territorio da cuenta de la mucha información que desconocemos del bosque templado lluvioso que resguardamos. El bosque protege la presencia y las interacciones de especies vulnerables en la Patagonia chilena y para conservar de manera adecuada no podemos ignorar que el levantamiento de información es un proceso lento y dedicado”, explica Eduardo Minte, director ejecutivo de Fundación Reñihué.
Monitoreo 24 horas, 365 días
“Llevamos varios años estudiando el río Negro y Reñihué, y hemos registrado una multitud de especies, incluido el huillín, pero nunca coipos. En septiembre del 2022 registramos el primer coipo y, en enero de este año apareció el hogar de una familia: una madre y sus siete hijos”, dice Belén Gallardo, coordinadora general de la fundación. El monitoreo en Reñihué resulta desafiante considerando que caen aproximadamente 6 metros de lluvia al año y el bosque es tan tupido que resulta complejo avanzar sólo unos metros. Esto hace que estudios de este tipo sean, en gran parte, acotados o esporádicos y tiendan a realizarse en primavera o verano, tomando una idea momentánea del lugar, sin considerar, por ejemplo, que la conducta de los animales cambia a través del año.
“Para tomar las decisiones de conservación más adecuadas necesitamos tener en cuenta tendencias a largo plazo. Especialmente si hablamos de la fauna del bosque templado chileno, que aún es bastante desconocida, por ello monitoreamos este valle las 24 horas del día, los 365 días del año, lo que nos permite ir conociendo de manera profunda lo que ocurre. Nuestra misión es estudiar y monitorear la biodiversidad de Reñihué, para asegurar su conservación a largo plazo y poder luego aplicar este conocimiento a toda la Patagonia”, explica Thomas Kramer, coordinador de conservación de Reñihué.
Valentina Alarcón, ilustradora y coordinadora logística de la Fundación indica: “A través de la fotografía podemos mostrar lo que sucede en el bosque, revelar su día a día, su cotidianidad, desde ahí, acercar a las personas a conocer y querer proteger este ecosistema. Las cámaras trampa son increíbles en esto, el animal no sabe que hay un ser humano observando, lo que nos permite verlos tal como son y ser partícipes de su vida”.
Es justamente estas vidas y la salud de este ecosistema la que estaría amenazada, pues a través de Reñihué se encuentra proyectada la extensión de la Carretera Austral que dividiría en dos este valle. Junto con los atropellos, la fragmentación o pérdida de hábitat se encuentra entre las amenazas de especies como la güiña, el puma o el coipo. De allí que “la información actualizada y completa para comprender las dinámicas que se producen en los ecosistemas se vuelven claves para la conservación. Desde Reñihué la invitación es a sumarse en el cuidado de este hábitat, promoviendo la educación ambiental y la toma de decisiones informada a la hora de evaluar proyectos que impacten en su ecosistema”, plantean.