Durante los primeros días de mayo llegó a su fin el Fenómeno de la Niña, el que genera escasez de precipitaciones, particularmente en la zona central y la Región Metropolitana. Tras su despedida, especialistas señalaron que ello aumentaba considerablemente las chances de tener un invierno con “cifras normales”, con lluvias cercanas a los valores típicos.
Y junio es el mes clave para determinar cómo será el invierno, y de paso, las cifras meteorológicas para el resto de la temporada. Marcará si es un año con déficit o superávit. Al menos, el recién culminado otoño meteorológico, terminó con déficit de lluvias.
El sexto mes del año comenzó con una Alerta Temprana preventiva en diez comunas de la Región Metropolitana, Colina, Lo Barnechea, Vitacura, Las Condes, La Reina, Peñalolén, La Florida, Puente Alto, San José de Maipo y Pirque, decretado por la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi).
Es solo un anuncio de lo que pueda ocurrir durante las próximas semanas.
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, explica que todo Chile se encuentra actualmente con déficit, “por lo que los anuncios de precipitaciones, particularmente para la zona central, siempre son una buena noticia pues prácticamente todo el país presenta actuales condiciones de sequía superiores al 30% (con excepción de Temuco en que el déficit es cercano al 25%)”.
Con el final del Fenómeno de la Niña, las posibilidades de un invierno lluvioso o con precipitaciones aumentaron, “nuestras chances de tener un año hiper-árido disminuyeron”, añade.
Sin embargo, “cada año que pasa las probabilidades de tener un año con precipitaciones cercanas a valores normales disminuyen debido a la influencia del cambio climático. Hace al menos una década que la influencia de éste se hizo evidente en las precipitaciones en la zona central”, señala Cordero.
Dependencia de la temperatura del Pacífico
Junio es un mes muy importante, considera el climatólogo. “Es el mes más lluvioso del año, aunque si hasta hace algunas décadas durante junio normalmente caían en Santiago más de 70 mm, en la ultima década las precipitaciones en junio promediaron apenas los 50 mm”, agrega.
La variabilidad interanual de las precipitaciones en Chile son muy dependientes de la temperatura superficial del Pacífico tropical. “Hasta hace un par de meses, esta zona del Pacífico estaba más fría de lo normal debido a La Niña, lo que no favorecía las lluvias en la zona central de Chile. Afortunadamente, las temperaturas del Pacífico tropical han subido y se encuentra actualmente en rangos “neutros” o normales. Esto ha mejorado nuestros chances de que este no sea un año hiper-árido y que las precipitaciones durante este invierno se acerquen un poco a rangos normales”, explica Cordero.
Sin embargo, Cordero considera que “tal como indican hasta ahora los pronósticos estacionales de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), lo más probable es que las lluvias este invierno se mantengan bajo el promedio de largo plazo. Esto básicamente significa que es más probable que este año sea más bien seco y las precipitaciones se mantengan bajo números típicos, extendiendo un año más la larga e intensa sequía que nos afecta”.
En Santiago lo normal es que se registren precipitaciones alrededor de 200 mm durante el trimestre junio-julio-agosto. “Junio tiene una gran importancia relativa en las precipitaciones anuales en la capital”, explica Cordero.
El otoño meteorológico que acaba de terminar fue el 14° más bajo registrado desde 1950 en Santiago. “Si lo normal en esta estación es que las precipitaciones sean de 57 mm, en los últimos tres meses cayeron en Santiago apenas 15 mm”, añade Cordero.
Aunque el otoño 2021 se inició con un superávit de precipitaciones en la zona central (producto del rio atmosférico que nos afectó a fines de enero), Cordero establece que Santiago presenta hoy un déficit de lluvias superior al 30%.