“Lo que va a ocurrir este año, desde el punto de vista climático, es bastante complejo porque estamos en una transición de un fenómeno de La Niña que ha durado casi tres años y medio, desde 2020 hasta 2023, a un fenómeno de El Niño, que podría ser moderado”, señala Patricio González, agroclimatólogo y académico del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (CITRA) de la Universidad de Talca

¿Cuándo comenzará El Niño? “Probablemente empiece a mediados de año, hay una probabilidad sobre el 60% que se sienta desde julio hasta finales de año. En esta etapa vamos a estar en un fenómeno de transición, lo que se llama “Niño neutro”. Por lo cual, lo más probable es que tengamos baja pluviometría durante el otoño y también las temperaturas mínimas van a ser bajas”, agrega González.

Lo que se está discutiendo es si este evento de El Niño, que va a empezar durante el invierno, va a traer precipitaciones que puedan quebrar la megasequía, establece González. “Sin embargo, el análisis que hemos hecho en la Universidad Talca determina que desde que empezó la megasequía en 2009, la que se ha extendido hasta 2023, han habido por lo menos tres eventos El Niño, en 2009- 2010 hubo un Niño moderado, y la zona central de Chile terminó con un déficit cercano a 20%. En 2015-2016 El Niño fue extraordinario, uno de los más intensos que ha habido, sino el más intenso que ha existido en la historia, con un 36% de déficit. Y en 2018-2019 se registró un Niño débil, con un 60% de déficit hídrico”.

Es decir, desde que empezó el cambio climático, desde que empezó la megasequía, “el evento de El Niño pareciera ser que ha perdido intensidad. Ha perdido impacto en la pluviometría y no es raro que en estos prácticamente tres o cuatro eventos que hemos tenido desde 2009, todo el impacto ha sido negativo en la pluviometría y haya seguido el déficit de lluvia”, agrega.

Mujer caminando por la calle. Lo más probable es las temperaturas mínimas sean bajas en los próximos meses. Crédito: Agencia Uno

¿El Niño de 2023 podrá traer un cambio en la estructura pluviométrica? “Desde mi punto de vista personal, creo que no. Creo que vamos a terminar con un déficit bastante alto, entre 30% y 40%. Quizás llueva un poquito más que lo normal, pero vamos a estar bajo el promedio por lo menos cercano al 40%, 45%. Porque de acuerdo a los modelos que hemos realizado, el calentamiento global está haciendo perder potencia al evento El Niño en cuanto a generar pluviometría”, considera.

A pesar de lo ocurrido con La Niña, que dejó cifras cercanas a 60% de déficit, lo que está potenciando el efecto contrario y abre las esperanzas de que este evento de El Niño vaya a tener lluvias de consideración o que pueda romper el ciclo de la megasequía, “un repunte en la pluviometría de acuerdo a los datos que tenemos sobre el cambio climático lo considero poco probable”, añade González.

Fin de La Niña: Altas temperaturas

Después de tres inusuales años consecutivos con la presencia del fenómeno de La Niña (2020, 2021 y 2022), climatólogos y meteorólogos decretaron oficialmente el término de su presencia en el planeta.

La Niña tenía un efecto moderador en las temperaturas, lo que ayuda entender por qué este inicio de año ha sido tan cálido. Si se desarrolla El Niño, como la mayoría de los pronósticos sugieren, este 2023 será no solo en Chile, “sino a nivel global, uno de los años más cálidos de la historia”, señala Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago.

Justamente este fin de semana, desde Coquimbo al Biobío, los termómetros podrían alcanzar hasta 33°C, señala la Dirección Meteorológica de Chile, lo que podría significar una nueva ola de calor. Entre diciembre de 2022 y febrero del presente año, desde Santiago a Temuco, se han registrado cuatro de estos eventos climáticos.

El último informe trimestral de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) para marzo, abril y mayo lo ratifica, argumentando que tanto las temperaturas mínimas como las máximas se esperan sobre lo normal. Continúa la tendencia cálida en la zona central.

Esto ocurre a pesar de que con el comienzo del otoño meteorológico (1 de marzo) se ha registrado una caída en las temperaturas máximas, dejando atrás parcialmente las temperaturas récord observadas durante febrero. “La sensación de temperaturas más bajas que algunos reportan, es eso, una sensación, atribuible a nuestra memoria de corto plazo. Tenemos la tendencia a comparar los calurosos últimos días con los días extraordinariamente cálidos vividos durante febrero. Es normal que a medida que el año avanza las temperaturas caigan, pero no estamos ni remotamente cerca de las temperaturas consideradas normales para la fecha, ni mucho menos frente a un mes que pueda ser considerado frío”, establece Cordero.

Este último explica que en los primeros 12 días de este mes, la temperatura máxima promedio en Santiago ha estado casi 3°C por encima de valores típicos para la fecha. “Comparando estos primeros 12 días desde 1950, el inicio de este marzo en Santiago ha estado entre los cinco más cálidos registrado”.

Imagen referencial. Crédito: Agencia Uno

Con respecto a las precipitaciones, la DMC indica que para este otoño se pronostica un cambio en el comportamiento de éstas, principalmente en el sur del país. Se espera una pequeña transición de la Oscilación Antártica a fase negativa durante marzo, además del término definitivo de La Niña. Lo que viene a justificar el pronóstico entregado por los modelos.

En el tramo entre las regiones de Coquimbo y Maule el pronóstico muestra una tendencia de lluvias Bajo lo Normal, sobre todo en valles interiores. Se espera no superar los 30 mm acumulados durante el trimestre en Santiago y tampoco los 85 mm en Curicó. En el Altiplano las lluvias estivales aún se mantienen en parte del otoño, por lo que una condición Sobre lo Normal de lluvias es pronosticada, indica el informe de la DMC.

Consecuencias de La Niña

Pese a la proyección, La Niña se asocia a bajas precipitaciones en la zona central, por lo que el fin del fenómeno mejora las posibilidades de que 2023 no sea tan seco como los años previos. “Desde mediados de 2020, las temperaturas del Pacífico habían estado por debajo de valores típicos, así que esta triple Niña es destacable”, establece Cordero.

Cordero añade que las temperaturas en el Pacífico, frente a las costas de Perú y Ecuador, no solamente dejaron de estar bajo valores típicos con el final de La Niña, sino que están subiendo. “Está alza hace pensar que en pocos meses la temperatura del Pacífico podría estar sobre valores típicos. Cuando la temperatura de éste presenta valores sobre típicos comienza un evento de El Niño”.

Dado el fin del fenómeno, surge la duda sobre cómo será el invierno en Chile. Aunque aún es prematuro, se estima que el país entre en una fase neutra y que incluso, pueda llegar el fenómeno opuesto, El Niño.

Los pronósticos de la Agencia Oceanográfica y Atmosférica de Estados Unidos (Noaa), indican que existe más de un 50 % de probabilidad de que El Niño se presente a mediados de este año. “El Niño se asocia a precipitaciones en la zona central”, recalca Cordero.

Los últimos cuatro años fueron extraordinariamente secos en la zona central. “2019 y 2021 están entre los más secos jamás registrados y el 2022 cerró con un déficit de precipitaciones cercano al 50%. Es muy posible que La Niña haya influido negativamente en las precipitaciones registradas en los últimos tres años. Por lo tanto, el final de ésta, es en términos de precipitaciones, esperanzador”, adiciona el climatólogo.

Falta de nieve y racionamiento de agua

El Fenómeno de la Niña comienza usualmente en octubre, y termina en abril, siempre y cuando llueva. Por lo general, no existe o no se presenta en invierno (en Chile). “Este año, desafortunadamente, lo más probable es que afecte al menos el inicio de invierno, generando bajas precipitaciones. Y además es probable, que aunque desaparezca al final de esta estación, vuelva nuevamente durante 2022”, señala Cordero.

El climatólogo adiciona que el Fenómeno de La Niña es percibido como un enfriamiento en la temperatura superficial del mar en el Pacífico tropical, frente a las costas de Perú en Ecuador. La Niña se asocia a bajas precipitaciones en el centro de Chile. “La persistencia de ésta durante el otoño y el inicio del próximo invierno disminuirían los chances de que las precipitaciones durante este año se acerquen (o superen) rangos normales. Sería, además, muy mala noticia si La Niña volviera a fines de año y afectara a Chile por tercer año consecutivo, pues ayudaría a prolongar la larga intensa seguía que afecta a la zona central”.

La falta de precipitaciones es una realidad cada día mayor, sobre todo en la zona central del país.

El término de La Niña, y las perspectivas de que comience El Niño mejoran nuestros chances de que las precipitaciones en la zona más afectada por la larga e intensa sequía (zona central), este invierno se acerquen a valores típicos. “En otras palabras, mejoran los chances de que este 2023 no sea un año hiper árido”, finaliza Cordero.

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