En muchos ámbitos, los últimos meses han sido cambiantes e inciertos. El aspecto climatológico y climático no se queda atrás. Frío, calor, precipitaciones y sequía conviven a diario.
Durante el presente año, el primer trimestre estuvo marcado por el fenómeno de La Niña, es decir, por bajas temperaturas en la superficie del Pacífico tropical. El efecto de éste es moderar las temperaturas en la zona central y en la zona norte, y las precipitaciones en en el sur del país.
Esto ha derivado en que seamos testigos del año más frío en casi 30 años. 29 en estricto rigor.
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, explica que a la fecha, la temperatura máxima promedio en Santiago ha sido 27,9°C. Es la más baja desde 1992, cuando la temperatura máxima promedio en Santiago fue 27,6°C. A modo de referencia la temperatura máxima promedio en Santiago en el período 1 de enero y 12 de abril era 28,1°C”.
Además, Cordero explica que esta semana comenzó la primera ola de calor del año en Santiago (tres días consecutivos con temperaturas sobre 28°C, desde el domingo hasta hoy), “que corta una racha de seis meses sin olas de calor en la capital. La última ola de calor en Santiago terminó el 12 de octubre de 2020″.
Esto evidencia un claro contraste climatológico, mucho calor y bajas temperaturas en un período breve de tiempo. “Es porque la Niña se esta debilitando y podría estar terminando”, añade Cordero.
“Quizás esta ola de calor en el centro del país y las lluvias q hoy están llegando al sur de Chile, estén marcando el fin de los efectos de La Niña 2020 en territorio nacional”, pronostica el climatólogo.
La última vez que tuvimos un período tan largo (seis meses) sin olas de calor fue en el 2010-2011, “año en que también estuvimos afectados por La Niña. Quizás el inminente retiro de La Niña haya favorecido que después de seis meses se presente otra vez una ola de calor en Santiago”, señala.
Intensidad del fenómeno de La Niña
La extrema sequía en el sur y la larga ausencia de olas de calor en Santiago, se explican en gran medida por la intensidad de este fenómeno, “el que durante 2020 se manifestó como el más intenso desde 2010 (la intensidad del evento se mide por qué tan frías llegaron a estar las aguas del Pacífico tropical)”, señala el climatólogo de la Usach.
Todo el sur de Chile presenta déficits de precipitaciones superiores al 40%, “la sequía es particularmente grave en Osorno, donde debieran haber a la fecha alrededor de 175 milímetros, pero solo han caído poco más de 40 milímetros”, explica Cordero.
Afortunadamente el peak de La Niña se registró ya hace un par de meses, “y las temperaturas del Pacifico tropical están volviendo a rangos normales. La Agencia Oceanográfica y Atmosférica de los EEUU (NOAA) estima en un 80% las probabilidades de que La Niña termine en los próximos tres meses, aunque podría ocurrir en cuestión de semanas”, pronostica el climatólogo.
Se trataría de una buena noticia cree Cordero, “porque La Niña no favorece las precipitaciones en la zona central. Si La Niña persistiera más allá de junio, disminuirían las probabilidades de tener un invierno lluvioso y por lo tanto, las probabilidades de dejar atrás la larga e intensa sequía que afecta a la zona central”.
Aunque establece que “el fenómeno de La Niña intenso o muy frío podría hacerse cada vez menos frecuente como consecuencia del cambio climático”.