El telescopio James Webb (JWST) lleva 25 años de desarrollo. Ideado para lanzarse en la pasada década, múltiples retrasos en su desarrollo ha obligado a sucesivas postergaciones de su lanzamiento.
Pero esta semana, los ingenieros de la Nasa, donde se está fabricando, completaron una de las fases más complejas en su construcción: las pruebas terrestres de mando, que son las que permitirán manejarlo desde la Tierra. Durante las pruebas, los científicos pudieron conducir con éxito los instrumentos de la nave.
Gracias al éxito de esta prueba, considerada una de las más críticas en su construcción, ahora los científicos pudieron confirmar finalmente su lanzamiento para octubre de 2021 desde el puerto espacial de Kourou, Guayana Francesa.
En su desarrollo participan 17 países, fue construido por la Nasa, la Agencia Espacial Europea (ESA) y Agencia Espacial Canadiense, y cumplirá una serie de misiones específicas y muy avanzadas.
Inicialmente estaba programado para ser lanzado en marzo del próximo año, pero la situación sanitaria que afecta al planeta, postergó los planes. “Según las proyecciones actuales, el programa espera completar el trabajo restante dentro del nuevo cronograma sin requerir fondos adicionales”, dijo Gregory Robinson, director del programa Webb de la Nasa.
En desarrollo desde 1996, el gigante de 6.200 kilogramos, tendrá una vida útil de 5 a 10 años, y cuenta con características únicas, como resolución y sensibilidad sin precedentes, además permitirá una amplia gama de investigaciones en los campos de la astronomía y la cosmología. Se estima una inversión superior a 10.000 millones de dólares en su construcción.
Klaus von Storch, ingeniero aeroespacial y candidato a astronauta chileno, señala que este proyecto es de una tremenda importancia y significado, “creo que la selección que hace la Nasa de cada uno de sus proyectos tiene tal cantidad de opciones, hay tanta gente de tantas universidades, tantos científicos que quieren poner un experimento en el espacio, que al momento de tener el pase y que se inviertan los recursos, y sea puesto en el espacio, es porque ya es un experimento de tremendo nivel”.
Los expertos a cargo de la misión, han afirmado que tendrá la capacidad de detectar cualquier galaxia en el universo. A diferencia de misiones anteriores, el James Webb contará con una característica especial.
Se trata de MIRI (Mid Infrared Instrument), una herramienta diseñada para medir el rango de longitud de onda de infrarrojo medio. Esto permitirá mirar hacia el pasado, hasta unos cientos de millones de años después del Big Bang (evento que se estima que ocurrió hace unos 13.500 millones de años).
Von Storch explica que el valor de la misión, se explica “porque lo que va ocurriendo en diferentes lugares, es lo que puede ocurrir acá también en nuestro sistema. Por ejemplo, el Sol tiene una vida útil, que son cerca de cinco mil millones de años más, por lo tanto, es interesante pensar que le va a ocurrir en este tiempo que le queda”.
El telescopio “puede mirar hacia atrás (o al pasado), en el sentido de lo que el telescopio está observando, en realidad es algo que ocurrió hace mucho tiempo atrás. Ya que la imagen viaja a la velocidad de la luz, puede observar algo que haya ocurrido hace cientos de millones de años”, explica el ingeniero aeroespacial nacional.
El objetivo, es que el telescopio James Webb sea el sustituto del Hubble y Spitzer, con tecnologías más novedosas y de mayor alcance para la investigación del universo.
“Esta fue la primera vez que hicimos esto con el hardware de vuelo real de Webb y el sistema de tierra. Hemos realizado parte de esta prueba mientras se ensamblaba el observatorio. Este es un gran hito para el proyecto y es muy gratificante ver cómo funciona”, señaló Amanda Arvai, subjefa de la misión.
La capacidad de mirar hacia el pasado se basa en la lejanía de los objetos, mientras más alejado esté uno, más atrás se puede observar en el tiempo. Por ejemplo, la luz del Sol se demora ocho minutos en llegar a la Tierra, eso quiere decir que esa imagen que se puede visualizar, ocurrió hace ocho minutos.
Por lo tanto, cuando se observa la imagen de una estrella que está a millones de años luz de distancia, quiere decir que estamos viendo cómo era esa estrella hace millones de años.
“Cuando va un telescopio al exterior, fuera de la atmósfera, no hay que hacer todas las correcciones que se deben hacer en los telescopios en nuestro planeta, como Paranal, para observar el universo, producto que la atmósfera tiene componentes, lo que va disminuyendo la capacidad de observación”, explica Von Storch.
El candidato a astronauta chileno considera que “estos saltos tecnológicos van beneficiando lo que es la capacidad de obtener mejores imágenes. En ese sentido, se va duplicando la capacidad tecnológica, se incrementan las precisiones y se puede observar de mucho mejor manera desde el espacio”.
El nombre del telescopio proviene de James E. Webb, funcionario del gobierno estadounidense que fue administrador de la Nasa entre 1961 y 1968, y jugó un papel fundamental en el programa Apolo.