El distanciamiento social, una de las medidas más importantes para frenar la pandemia de coronavirus junto al lavado de manos y el uso de mascarilla, parece haber evitado un síndrome poco común en niños, similar a la poliomielitis.
Se trata de la mielitis flácida aguda, una afección de la columna que causa debilidad en las extremidades, afecta la función motora y puede provocar discapacidades de por vida, y que de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU (CDC) ataca a un 90% de los niños.
De acuerdo al estudio, publicado en Science Translational Medicine, todo se relaciona con una enfermedad respiratoria llamada enterovirus D68 (EV-D68) -asociada con la mielitis flácida aguda-, que se encuentra en bebés y niños, generalmente causando síntomas respiratorios como secreción nasal, tos o estornudos.
La investigación señala que aunque la causa real de la mielitis flácida aguda no se ha identificado totalmente, sí se ha relacionado con infecciones virales, e investigaciones anteriores han establecido una conexión con el EV-D68. Por su parte, los brotes de EV-D68 se han producido cada dos años y han coincidido con el patrón de apariciones de la mielitis.
Es por ello que en el estudio, los investigadores indican que el hecho que el distanciamiento social durante la pandemia de Covid-19 haya podido evitar un nuevo brote de mielitis, deriva en que las vacunas dirigidas al EV-D68 podrían reducir los brotes futuros de esta rara enfermedad.
De acuerdo a los datos del estudio, este mal se informó por primera vez en Estados Unidos en 2012, y los brotes se repiten cada dos años. Este año se esperaba otro brote, pero los científicos mencionan que parece haber sido “sofocado” por las medidas de distanciamiento social durante la pandemia: A diferencia de los 153 casos en 2016 y 238 casos en 2018, este año sólo hubo 31 casos en el país.
Marcelo Leiva, neurólogo y académico de la Facultad de Medicina de la U. Austral, explica que “la mielitis es una inflamación de la médula espinal, que es un cordón del sistema nervioso central que sale de cerebro y se extiende dentro de la columna vertebral, y de ahí salen los nervios que le dan la movilidad y fuerza a todos los músculos del cuerpo, de la cara hacia abajo”.
“Por ello, cualquier cosa que provoque una inflamación en la médula hará que las motoneuronas que conducen el impulso de la fuerza no funcionen y deriven en debilidad en el rostro, problemas para tragar, o movimiento de brazos y piernas. De todas ellas la más grave es el movimiento para respirar, así como la capacidad de controlar la frecuencia cardíaca y presión arterial, llamado disautonomía”, añade.
“Es una enfermedad rarísima, creo que no hay estadísticas. Es una patología muy poco frecuente”, dice.
La Dra. Evelyn Benavides, neuróloga de Clínica Dávila y Clínica Vespucio, agrega que “los niños se mejoran mejor en adultos, aunque en ambos casos pueden quedar secuelas si no son tratadas correctamente. La infección no es lo que lo produce sino que es el proceso inmunológico en el que el organismo censa como no propio a unas proteínas de la médula espinal y las ataca”.
“En el caso el enterovirus, no es grave, pero en algunas personas algunos anticuerpos de este virus se empiezan a reconocer como si fuesen propios. Entonces en vez de atacar al virus, el cuerpo ataca a proteínas que se parecen al virus. Es una enfermedad autoinmune”, agrega.
En relación a su transmisión, el Dr. Leiva hace la diferencia entre la mielitis transversa (inflamación en adultos) y la mielitis flácida aguda (más frecuente en niños). “En estos últimos tiene que ver por el contacto con el enterovirus, que se aloja dentro del aparato digestivo, se elimina por las heces, y puede contagiar a otros por falta de higiene. En los adultos es distinto, porque en ellos se vincula a patologías reumatológicas inherentes a un ser humano que pueden favorecer su aparición, o incluso por reacciones por vacunas. El mecanismo de adquirir la enfermedad es distinto entre niños y adultos”, sostiene.