En unos 4 mil millones de años, nuestra Vía Láctea, la galaxia que nos alberga, será parte de un colosal choque con la galaxia vecina, Andrómeda, ubicada a unos 2.537 millones de años luz.
Estos choques no son tan frecuentes como se cree -debido a la expansión del universo-, y lo usual es que a medida que pasa el tiempo las galaxias se vayan separando unas de otras.
Sin embargo, una de las pocas veces que se ha podido detectar uno de estos colosales eventos ocurrió hace unas semanas, cuando Dusan Tubin, estudiante de Magister en Astronomía del Instituto de Astrofísica UC e investigador del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA), descubrió el choque de dos galaxias a 450 millones de años luz de distancia, utilizando un instrumento ubicado en el Very Large Telescope (VLT) del cerro Paranal, en el norte de Chile. El aparato, llamado MUSE, es un espectrógrafo 3D que toma imágenes del objeto que se observa en miles de longitudes de onda. De esta forma los astrónomos pueden mapear con gran detalle sus propiedades, porque cada píxel individual contiene una gran cantidad de información.
“Gracias a los datos del instrumento MUSE encontramos que esta colisión de galaxias se conformaba por una galaxia espiral joven, chocando con su compañera que es probablemente una galaxia elíptica con estrellas mucho más viejas en comparación”, señala el astrónomo.
“Descubrimos que este sistema está en un proceso inicial de colisión; se están encontrando entre sí para luego encontrarse y formar una galaxia elíptica en algunos millones de años. Aunque por su distancia el evento es considerado ‘cercano’ dentro del universo, está muy lejano a escalas humanas”, añade.
Tubin cuenta que el sistema, algo más grande que la Vía Láctea, cuenta con dos núcleos que forman la “cara sonriente”, y que se encuentran activos, algo igualmente destacable.
“El agujero negro supermasivo que se encuentra en el centro de ambas galaxias está siendo alimentado por el gas de la propia galaxia cercana a los centros. Este proceso de alimentar el agujero negro supermasivo se llama acreción, y libera grandes cantidades de energía. Por eso podemos verlo al mismo tiempo y de forma muy prominente”, agrega.
“Es muy poco usual encontrar galaxias grandes colisionando y que tengan sus núcleos correspondientes activos; es algo muy interesante en términos del universo cercano”, dice.
En cuanto a la interacción entre estas galaxias, Dusan Tubin indica que “ambas se atraen a un punto intermedio llamado centro de masas y luego colisionan. El choque lleva mucho gas y polvo de las mismas galaxias hacia el centro, oscureciéndolo. Lo que se sabe es que estos dos núcleos empiezan a orbitar entre sí hasta colisionar, generando las mas intensas ondas gravitacionales que se puedan encontrar en el universo”.
“Sin embargo, esto ocurre en una escala tan pequeña en comparación con la galaxia, que es muy difícil encontrar dos agujeros que estén colisionando. El gas oscurece todo el sistema, por lo que es muy complejo ver el evento en una etapa más tardía”, sostiene.