Hace algunos días, se realizó el lanzamiento de la misión CRS-27 en el cohete SpaceX Falcon 9 hacia la Estación Internacional Espacial. En su interior se incluía el proyecto “AmpliRx Space Pharmacy”, plataforma experimental de manufactura farmacéutica, que quedará a la espera de ser usado por el personal a bordo de la estación durante los próximos meses.

La iniciativa fue desarrollada por la empresa MakerHealth, un spin-off del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) fundada por el investigador José Gómez-Márquez, quien además trabaja con el Centro de Investigación en Tecnologías para la Sociedad (C+) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Desarrollo en diversos proyectos.

En esta ocasión, la misión envió alrededor de 60 experimentos inaugurales que impulsarán el trabajo realizado en la fabricación de biomateriales y medicamentos. El objetivo que el experimento pueda ser probado en el espacio, considerado un ambiente extremo, y de esta manera ver la posibilidad de crear medicamentos de forma rápida y al alcance de todos tanto en el espacio, como en la Tierra.

Gómez Márquez señala que “estamos aprendiendo a rediseñar vías de fabricación sostenibles y con bajas emisiones de carbono para explorar cómo la producción sostenible de medicamentos aprende de los entornos extremos del espacio y beneficia el acceso farmacéutico en la Tierra. Al transformar el juego de tubos de ensayo y fluidos de química en un juego de Lego bioquímico que puede mezclarse, compartirse y reproducirse, estamos construyendo una constelación de fábricas de medicamentos al alcance de todos”.

El cohete Falcon X.

Respecto a la colaboración que realizó el Centro de Investigación de Ingeniería UDD en este proyecto, desde el C+ explican que consistió en la asistencia técnica del diseño de los objetos en si, modificando aspectos que permitieron optimizar el desempeño del dispositivo y, también, ajustando parámetros para la manufactura distribuida en tres distintos laboratorios de manera sincronizada, lo que permitió la producción de más de 1.500 unidades que ahora forman parte del experimento en órbita.

“El establecer relaciones internacionales para la ejecución de proyectos de investigación y desarrollo constituye un pilar fundamental dentro de este mismo entorno, ya que nos permite aprender mutuamente sobre la resolución de diversas problemáticas y, al mismo tiempo, aportar a nivel global al desarrollo humano, lo que da cuenta de que en Chile se puede colaborar y hacer ciencia de nivel mundial”, sostuvo Martín Gaete, investigador del C+ que colaboró directamente en AmpliRx.

Cabe destacar que esta misión sería la primera etapa para llevar AmpliRx a las manos de los pacientes, médicos e investigadores en el espacio exterior y, posteriormente, a la Tierra.