Chile y todo el planeta se han visto seriamente afectados por las consecuencias del cambio climático. Aumento de la temperatura, disminución de las precipitaciones, sequía, contaminación, derretimiento de glaciares, migración y extinción de especies, son algunas de éstas.
Pero las consecuecias del fenómeno no solo son climáticas. También tiene otras inesperadas consecuencias, especialmente en la salud.
Ahora, una nueva investigación descubrió que el el cambio climático aumenta del riesgo de que se produzcan partos prematuros, es decir, nacimientos anteriores a las 37 semanas.
El estudio titulado “Cambio climático y parto prematuro: una revisión narrativa”, dirigido por Sebastián Illanes, ginecólogo y académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes, asegura que el cambio climático es el responsable del aumento de partos prematuros.
“El embarazo produce un desafío muy importante sobre la madre y que aumenta a lo largo de la gestación. Además, el mantenimiento del embarazo requiere un equilibrio cuidadosamente controlado entre los compartimentos materno y fetal, un equilibrio que puede verse perturbado por una amplia gama de factores de estrés, entre ellos el cambio climático”, explica Illanes.
La investigación establece que el uso de combustibles fósiles actúa generando gases de efecto invernadero (por ejemplo, CO2 y metano), aumentando las temperaturas atmosféricas medias y la contaminación atmosférica nociva, reduciendo el pH de la superficie del océano e incrementando su temperatura. Tanto el cambio en la atmósfera como en el océano incrementa la posibilidad de fenómenos climáticos extremos, lo que altera el hábitat humano, lo que a su vez, impacta en la salud del embarazo.
De acuerdo a la investigación, el cambio climático ejerce estrés fisiológico materno (directamente a través de los efectos climáticos e indirectamente a través de la alteración social y del hábitat) y aumentan el riesgo de enfermedades. Cada uno de estos factores, actúa para aumentar el riesgo de parto prematuro.
¿Cómo llegaron a esta conclusión? La respuesta es compleja anticipa Illanes. “El gráfico (a continuación) muestra que hay un aumento en los últimos años de partos prematuros... pero principalmente a expensas de partos prematuros tardíos, que son los que ocurren entre las semanas 32-37, sin cambios en los precoces antes de las 32 semanas”.
“Esto podría interpretarse como que este tipo de partos, asociados a causas más biológicas, no cambian, y sí los que son influenciados por causas externas. Influye la contaminación o otros factores de vulnerabilidad... Si una paciente de Puente Alto vive al lado de una población en donde hay balaceras, cuál es el factor externo gatillante, ¿la contaminación, la vulnerabilidad o el estrés? Por eso no hay una cifra global, porque éstas son particulares a cada lugar y situación, y el fenómeno es multifactorial”, explica el académico.
El cambio climático (en términos generales, un aumento de la temperatura ambiente, junto con cambios derivativos en el riesgo de fenómenos meteorológicos extremos, el comportamiento humano, la disponibilidad y el desplazamiento de nutrientes), “tiene el potencial de aumentar la magnitud del desafío fisiológico para la madre como de interrumpir el cuidadoso -equilibrio regulado entre la madre y el feto”, añade el académico.
Dentro de los factores del cambio climático directos que representan mayor riesgoso, se encuentra el aumento del calor extremo, y como se señala en el artículo, existe una asociación entre las olas de calor y el parto prematuro. “Sin embargo, los impactos pueden ser matizados. Por ejemplo, los cambios en el estrés por calor afectan el comportamiento humano normal (es decir, restringir el ejercicio durante el día) y alteran la disponibilidad y calidad de los alimentos, los cuales pueden a su vez estar asociados con riesgos en el embarazo”, señala Illanes.
El ginecólogo considera que “lo que hay que entender es que, debido a la naturaleza interconectada de los efectos del cambio climático, será cada vez más difícil para la mayoría de los países eludir estos riesgos mediante intervenciones específicas. Quizás la conclusión más importante que se puede sacar es que si nos tomamos en serio la protección de la salud durante el embarazo, debemos actuar ahora para abordar las causas profundas del cambio climático, dado que es poco probable que las intervenciones provisionales por sí solas sean suficientes”.
Además, “muchas de estas intervenciones son costosas y no ayudarán a un porcentaje muy significativo de madres y bebés en países que no tienen los recursos para adoptar tales enfoques”, finaliza Illanes.