La noticia causó impacto mundial. Luego de 31 días de intenso trabajo en la zona del Glaciar Tyndall, en la Patagonia chilena, un equipo científico liderado por la paleontóloga magallánica e investigadora del Centro de Investigación GAIA Antártica de la Universidad de Magallanes, Judith Pardo, lo logró.

Bajo una serie de dificultades y condiciones climáticas extremas, consiguieron excavar y recuperar el fósil completo de un ictiosaurio hembra preñado, llamado Fiona.

El ejemplar fue presentado oficialmente hoy en el Museo de Historia Natural de Río Seco, en Punta Arenas, con la presencia de la propia Pardo, además de Juan Oyarzo, rector de la Universidad de Magallanes, y Miguel Cáceres, director del museo, entre otros.

Además, se dio a conocer un documento audiovisual llamado Fiona, la madre del Tyndall, que entrega información clave y da cuenta del proceso realizado por el equipo de investigación durante el descubrimiento.

Pardo de mostró feliz, pero reconoce que aún “queda un montón de trabajo, Fiona va a ser preparada ahora, es decir, se va a remover la roca que la contiene con herramientas mecánicas, el laboratorio va a estar instalado ahí mismo y ese es un tremendo trabajo”.

La investigación ahora apunta a determinar a qué especie de ictiosaurio corresponde, “y analizaremos su paleobiología, porque tenemos a los embriones que están ahí. Una vez que se prepare y se remueva la roca vamos a ver si tiene más embriones, y también estudiaremos sus enfermedades, ya que tiene un trauma en una aleta y queremos saber qué representa eso y qué tanto afectó a su vida”, añade.

Se trata de la única hembra preñada de edad Valanginiana – Hauteriviana (que tiene entre 129 y 139 millones de años del Cretácico temprano). Tiene cuatro metros de largo y se encuentra completa, articulada y con embriones en gestación.

Miguel Cáceres, director del Museo de Historia Natural de Río Seco, señala que “asumimos como una tremenda responsabilidad estar involucrados en una etapa tan importante del proyecto de la doctora Pardo, que es la etapa de preparación para llegar a obtener los resultados de la investigación, y el trabajo museográfico que va a consistir en la preparación para poder exhibir este material fosilífero tan importante para la región”.

Implementaremos un laboratorio de colecciones paleontológicas, “que va a permitir preparar el fósil, hay que pensar que cada uno de los bloques pesa alrededor de 200 kg, por lo que dispondremos de una serie de aparatos y dispositivos técnicos, además de máquinas que van a permitir resguardar los bloques, el armado del esqueleto y la posterior preparación que va a durar alrededor de dos años más, para poder llegar a exhibir la pieza completamente, y así quedar para la posteridad”, añade Cáceres.

Pardo establece que Fiona, en conjunto con los otros ictiosaurios del sitio de hallazgo, totalizan casi casi un centenar de fósiles de ictiosaurios, “las otras especies que tenemos nos va a permitir estudiar qué pasó con ellos en el período en que hay un vacío de ictiosaurios, ya que no se conocían ictiosaurios a esta edad en el planeta, esta es la localidad fosilífera de ictiosaurios cretácicos más importante del planeta y esto nos va a permitir saber sobre su desarrollo, su evolución, las transiciones ecológicas que pudieron haber ocurrido en ese tiempo y lo que pudo haberlo llevado a llegar acá, al sur del planeta a refugiarse y posteriormente a la reproducción de sus crías”.

Hoy fue exhibido por primera vez el fósil completo de un ictiosaurio hembra preñado.

¿Por qué se llama Fiona, como la esposa de Shrek?

Los ictiosaurios, en líneas generales, fueron reptiles marinos que vivieron en todo el planeta durante la era del Mesozoico, entre 250 a 90 millones de años atrás. Tenían dos aletas anteriores y dos posteriores, una aleta caudal y una dorsal. Su cuerpo tenía forma de atún, similar a los delfines actuales. Poseían pulmones, eran vivíparos y son considerados los animales que alcanzaron el mayor grado de adaptación al medio marino.

Fiona, en particular, fue descubierta por Pardo y su equipo de trabajo en 2009, durante el último día de campaña de una expedición paleontológica al Glaciar Tyndall, que fue financiada, en esa oportunidad, por el gobierno alemán mientras desarrollaba su tesis de doctorado en la Universidad de Heidelberg.

Se llama Fiona (nombre de la esposa de Shrek en la película del mismo nombre) porque quedó verde después de que le aplicamos el consolidante para prepararla para la excavación, “ahí habían vegetales como musgo y también algunos líquenes que estaban dentro del esqueleto, que como ven tiene algunas irregularidades que es por donde se metió, después de haber pasado tanto tiempo expuesta y que el glaciar retrocedió. Todo eso no se veía a simple vista, pero al poner el consolidante, subió y deja al ictiosaurio verde, y por eso le pusimos ese nombre. Luego todo eso se limpia y ya vuelve a su color normal”, explica la investigadora.

Esta expedición se pudo realizar gracias a la adjudicación del proyecto ANID “Revelando la diversidad y paleobiología de ictiosaurios de edad cretácica, provenientes de un deposito fosilífero de la Región de Magallanes, sur de Chile”.

El descubrimiento no solo es importante para la ciencia, también para la comunidad, “esto tiene que quedar en Magallanes para ser exhibido a la comunidad y que la gente tenga el derecho de poder verlo, conocer más y apropiarse de esto y desarrollar una identidad científica y paleontológica en la región”, reconoce Pardo.

La magnitud del objetivo propuesto en la investigación, las complejidades asociadas al terreno, además del carácter multidisciplinario del estudio, generó que se incorporaran al desarrollo del proyecto, distintos investigadores nacionales y extranjeros. Entre ellos, la Dra. Erin Maxwell, jefa del departamento de reptiles marinos del Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart (Alemania), experta y reconocida mundialmente por sus decenas de artículos científicos en ictiosaurios.

El fósil de Fiona en las rocas del Glaciar Tyndall, en los límites del Parque Nacional Torres del Paine, Patagonia Chilena.

Justamente este museo europeo, es uno de los con mayor tradición histórica en el estudio de ictiosaurios desde el siglo XIX y cuenta con una de las colecciones más grandes del mundo, con ejemplares de todas las edades, alcanzando más de 500 especímenes.

Al respecto, Maxwell comentó que estos registros se pueden usar para comparar con los nuevos hallazgos de la Patagonia chilena, toda vez que “no tenemos muchos fósiles de reptiles marinos de este período de tiempo a nivel mundial (hace ~130-140 millones de años), y los que tenemos son de Europa”, aseguró. En base a ello resaltó que “la localidad de Tyndall es muy importante para llenar un vacío en nuestro conocimiento sobre los tipos y la diversidad general de especies que habitaban el océano en el hemisferio sur, especialmente en latitudes templadas a polares”.

La zona de estudio paleontológico del Glaciar Tyndall se encuentra a 24 kilómetros del último acceso en vehículo. Para llegar a este lugar, se debe realizar una caminata de 8 a 9 horas desde el sector Grey en el Parque Nacional Torres del Paine. Esto hace que las campañas de terreno sean largas, con una permanencia de entre tres semanas hasta dos meses en la localidad, acampando en carpas y utilizando caballos para poder transportar los materiales de campamento y provisiones a ocupar durante la estadía de todas y todos los miembros de la expedición.

Helicóptero a punto de levantar la pesada carga de la ictiosauria, frente al glaciar Tyndall.

Para esta campaña en específico, se invirtió en un hangar para trabajar protegidos del viento, de la lluvia y de la nieve y, también en maquinaria y herramientas de excavación para un terreno extremadamente duro. Debido al peso de toda esta carga y a la complicada accesibilidad -que involucraba técnicas de escalada y caminata de una hora por las rocas hasta el sitio de excavación-, se contó con un servicio de helicóptero para el transporte de los materiales y del ictiosaurio.

La extracción de Fiona y los demás registros fósiles de las rocas del Tyndall no solo buscó satisfacer los fines científicos de la expedición, sino que además transmitir la importancia de este conocimiento a la comunidad, por lo que las piezas, se exhibirán en diferentes depósitos de la Región de Magallanes y la Provincia de Última Esperanza, con las medidas establecidas por el Consejo de Monumentos Nacionales.

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