Este domingo y lunes, la comuna de Navidad en la VI Región, ha sido protagonista de una serie de movimientos sísmicos que han llamado la atención de los sismólogos. Esto porque entre las 23:18 de ayer y las 11:02 de hoy, se registraron cuatro sismos de magnitud (Mw) 4.2 a Mw 5.3, sumando otros cinco eventos de entre Mw 3.1 y Mw 3,8 en la misma zona.

Sin embargo, el historial sísmico de este sector costero no es reciente. Cuenta con un largo registro de enjambres que se enmarcan entre terremotos tan masivos como el de 1730 de magnitud 9 en Viña del Mar, que dejó 3 mil muertos; y el Mw 8.0 de Algarrobo en 1985, que dejó un saldo de 178 muertos y 986 mil damnificados.

Uno de los últimos enjambres se vivió en 2012. De acuerdo a un estudio realizado a fines de ese año, se produjeron 13 sismos entre el 15 de octubre y el 23 de noviembre, registrando 96 sismos con magnitudes mayores que 3, siendo los más destacados dos de Mw 5.6 y Mw 5.2. Pero había un precedente mayor: el megaterremoto de Maule ocurrido dos años antes.

“La información sismológica respecto a la geometría de la falla y desplazamiento de cada uno de estos eventos, es coincidente con sismos que ocurren en la zona de contacto entre las placas de Nazca y Sudamericana. Esta actividad es diferente de la situación ocurrida el 11 de marzo de 2010 en que se activó una falla al interior de la placa Sudamericana –y no en el contacto entre placas- dando origen a la sismicidad que se dejó sentir por años en la localidad de Pichilemu”, cita el documento del Servicio Sismológico de la Universidad de Chile.

Eventos sísmicos en las últimas 12 horas en el sector de Navidad (Imagen:sismología.cl)

Enjambre

“Para establecer qué es un enjambre no hay una definición exacta, pero es cuando ocurren mucho sismos seguidos donde hay varios de similar magnitud”, explica Sergio Ruiz, sismólogo y director del departamento de Geofísica de la Universidad de Chile. “Probablemente estos sismos sigan ocurriendo y sospecho que estamos en medio de uno de ellos porque en la misma zona en épocas anteriores ya ha ocurrido. Quizá sería bueno mirar todo esto en perspectiva, pero todas sus características de sismicidad en una ventana tan breve, apunta a un enjambre”, dice.

“Este enjambre sísmico no tiene nada que ver con el terremoto del Maule en 2010. Por otro lado la definición de réplica no es tan exacta, pero si una zona alcanza la misma cantidad de sismos que ocurrían antes del terremoto, podemos decir que las réplicas ya terminaron y ahora todo volvió a la sismicidad normal. Esto es un fenómeno físico particular en la zona frente a Navidad, que hace que regularmente ocurran estos enjambres”, asevera Ruiz.

¿Qué ocurre entonces con estos otros sismos de Mw +3, que no llaman tanto la atención? El sismólogo agrega que “en este caso hubo tres eventos de magnitud 5 -más uno Mw 4.2-, entonces los más pequeños son normales. Y si tuviésemos más estaciones sismológicas en la zona, podríamos percatarnos que en vez de los 20 sobre Mw 3, hayan ocurrido 200 sobre Mw 2, por ejemplo”.

“Cuando uno tiene un sismo grande, naturalmente tendremos sismos más pequeños en la zona. Estos sismos de Mw 3 son parte de una sismicidad normal dada porque han ocurrido sismos de mayor magnitud. Lo que hace la diferencia entre un enjambre y un evento principal es que en este caso hay varios de gran magnitud similares y no existe uno que destaque. Podría haber sido sólo el de anoche a las 23 horas, y quizá hoy estaríamos registrando eventos Mw 3, apenas perceptibles. Lo que hace particular a esta sismicidad en la zona es que han ocurrido todos estos eventos en menos de 12 horas”, señala Ruiz.

Una pregunta común en estos casos de enjambres sísmicos tiene que ver con la posibilidad que muchos sismos pequeños igualen la magnitud de un evento mayor. Ante ello, el sismólogo indica que “la magnitud no es una escala lineal, es exponencial, por lo que un evento de magnitud 6 es 32 veces más grande que un 5, y un 7 es casi mil veces más grande que un 5. Tendríamos que tener cientos de eventos Mw 5 para decir que liberaron la energía equivalente a un sismo de magnitud 7. Incluso cuando hablamos de 10 o 20 sismos de magnitud 5, la energía porcentual liberada en comparación con uno grande es ínfima”, sostiene.

En amarillo, los sismómetros en la costa entre Viña del Mar y Pichilemu.

Largo historial

La zona de Navidad cuenta con enjambres no siempre perceptibles, pero que aparecen cada cierto tiempo. De acuerdo a Sergio Ruiz, “todos ellos forman parte de la gran sismicidad que uno espera en la zona central, así que cuando hablamos del último terremoto de 1730, de volver a ocurrir afectará a Valparaíso y también la zona de Navidad. De hecho, el terremoto de 1985 fue más pequeño comparado con aquél”.

Otro de los estudios en el lugar pertenece a la geofísica Carla Valenzuela, quien junto a Sergio Ruiz elaboraron un informe que abarca 15 años en la zona de Navidad, encontrando una ocurrencia de enjambres sísmicos cada tres años, aproximadamente, señalando además otros sismos mayores a magnitud 8.

“En esta zona se tienen registros de grandes terremotos interplaca (Mw ≥ 8) y reportes de terremotos históricos en los años 1575, 1647, 1730, 1822, 1906 y 1985″, dice el documento. “Muchos presentan una actividad precursora, caracterizada por enjambres sísmicos, que se pueden definir como un aumento en la tasa de sismicidad que carece de un sismo principal desencadenante. Se han registrado enjambres sísmicos precursores en el terremoto del 3 de marzo de 1985 y otros”.

“Por la ubicación espacial de esta zona de enjambres sísmicos, su recurrencia y la disminución en la densidad de sismicidad al norte de ésta podría indicar que la zona total se encuentra en la fase precursora de un próximo terremoto que podría tratarse de un mega-terremoto similar al ocurrido el año 1730, dado que éstos podrían tener una periodicidad de aproximadamente 300 años”, sentencia el estudio.

Posible tsunami

Pero según el sismólogo, la posibilidad de analizar más en detalle los sismos en Navidad se ve truncada por la poca disponibilidad de sensores en la zona: “Por la política estándar de los distintos gobiernos no hay una mayor preocupación de estudiar en detalle estos distintos fenómenos físicos, pudiendo dejarnos mejor parados para cuando llegue un terremoto mayor. Entender qué pasa ahí puede ser clave para saber cuándo y por qué ocurren estos eventos. ¿Por qué en esa área en particular no se estudia? es lo mismo que pasa en algunos lugares en el resto del país donde tiembla, y no hay un esfuerzo por analizarlo y entenderlo”, dice.

“En particular en Navidad, dado que sabemos que ocurren enjambres podríamos conocer mucho más de la zona; hubiésemos instalado estaciones sísmicas alrededor, a una densidad mayor que la existente, idealmente con instrumentos bajo el océano. Muchos países están instrumentando bajo el mar para poder identificar mejor los fenómenos que ocurren ahí. Y si tuviésemos la inversión necesaria también se podría estudiar con datos de mejor calidad de los que tenemos ahora”, añade Ruiz.

Entonces, dadas las características del lugar, su sismicidad e historial, ¿en el momento dado puede ocurrir un tsunami? el sismólogo no lo descarta. “Estos eventos ocurren en el contacto de placas, por lo que de haber un terremoto en esa zona, efectivamente hay una probabilidad de un tsunami. No se puede saber con certeza dónde ni cuándo ocurrirá, porque no se sabe el tamaño final ni en qué parte exactamente existirá ese contacto. Pero la posibilidad de un tsunami siempre existe y hay que estar preparados”, señala.