Equipo de la U. de Chile se impone a 300 universidades en olimpiada científica con detector de marea roja
Alumnos de las Facultades de Arquitectura y Urbanismo y de Ciencias lograron la medalla de bronce junto a equipo del MIT por un proyecto que logra identificar la presencia de este fenómeno sin hacer innecesarias pruebas en ratones.
"Team UChile_Biotec" es el nombre del equipo de estudiantes de la Casa de Bello, dirigido por el profesor del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias, Francisco Chávez, que obtuvo el tercer lugar en el Giant Jamboree en Boston, Estados Unidos, posición que compartieron con el equipo del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
En este certamen mundialmente reconocido, compitieron 300 equipos pertenecientes a las mejores universidades del mundo, siendo la primera oportunidad que un equipo chileno logra tan alcanzar dicho reconocimiento.
El profesor Francisco Chávez, indicó que el objetivo del proyecto premiado fue crear herramientas que otorguen nuevas propiedades a las células como, por ejemplo, diagnosticar alguna célula cancerígena, bioremediar algún sitio contaminado o detectar alguna toxina en el medio ambiente, entre otras aplicaciones.
Un dispositivo contra un fenómeno global
La marea roja es una proliferación de algas o microalgas que provocan un efecto nocivo en otro organismo, como es el caso de los seres humanos, situación que se da a nivel mundial, provocando severos problemas a la salud como parálisis e incluso la muerte.
"Estos eventos existen en todas partes del mundo y cada vez en forma más frecuentes y se cree que su presencia puede tener relación con el cambio climático", destacó el académico respecto a este fenómeno que actualmente se detecta a través de bioensayos con ratones a los cuales se les inyecta el material contaminado, en donde "si estos mueren es porque indudablemente el molusco o alga está infectado". El problema en estas metodologías, advirtió el académico, "es que se deben utilizar muchos ratones ya que el sistema de alerta temprana funciona durante todo el año".
Por ello, como comentó Felipe Muñoz, estudiante de cuarto año de Ingeniería en Biotecnología Molecular y uno de los integrantes del proyecto, "lo que nosotros proponemos es detectar las toxinas a través de un dispositivo sin la necesidad de acudir a organismos vivos para realizar el bioensayo".
El sensor consiste básicamente en una "tirita de papel de color blanco que contiene los reactivos que se requieren y que han sido trabajados previamente en el laboratorio. Una vez que el pescador o la persona que va a usar el dispositivo tiene la muestra, la muele con un instrumento para dejarla en forma líquida. Este papelito se sumerge en la muestra y debería cambiar de color al estar contaminado con la toxina, como si fuera un indicador de PH", especificó Leonardo Guzmán, estudiante del mismo curso.
Muñoz recalcó que lo que se intenta hacer es "utilizar maquinarias moleculares para modificar genéticamente algunos organismos y obtener utilidades, por ejemplo, sensores de toxinas malignas", esto con la finalidad de "entregar soluciones a problemas en el área médica, de alimentos, de la industria agrícola y diagnósticos de enfermedades, etc".
Actualmente el equipo se encuentra creando prototipos y realizando ensayos para optimizar los resultados del biosensor.
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