El sábado 21 de septiembre, el equipo de “Historias de Huechuraba”, conformado por Benjamín Spencer, Maximiliano Sainz, Carlos Verdugo y Juan Carlos Arellano, subieron al cerro San Cristóbal a buscar un lugar para apreciar el equinoccio de primavera, llegando al sector La Pirámide, límite de Vitacura y Huechuraba.

“Encontramos una loma próxima al monolito de La Pirámide, y al llegar al lugar nos encontramos con unas formas rocosas que estaban alineadas al equinoccio, también tenían muchas cavidades en diferentes ángulos, por lo que nos llamó la atención el lugar y buscamos literatura asociada, pero no tuvimos éxito”, señala Arellano, director de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía.

“Luego nos pusimos en contacto con la administración del Parque Metropolitano, para que nos indicaran si tenían mapeado ese sector y procedimos a entregarles las fotografías y videos del lugar. La repuesta fue que no conocían las características que presentaba ese sistema rocoso y estas tacitas”, explica el historiador, refiriéndose a las tacitas como superficies rocosas horizontales y planas, sobre las que se han realizado concavidades de poca profundidad en formas circulares.

Imagen del descubrimiento arqueológico.

Corresponde al período arcaico: inédito hallazgo arqueológico en el Cerro San Cristóbal

Según Arellano, más tarde hablaron con especialistas en arqueología y geología, a quienes invitaron a conocer el lugar. “Visitamos este misterioso sector, junto con el doctor en arqueología Rubén Stehberg y personal del Parque Metropolitano”, explica.

El resultado preliminar fue, que el 90% de las cavidades eran naturales y un 10% correspondía a piedras tacitas, que en su conjunto están perfectamente alineadas a los equinoccios, lo que lo hace un lugar único, por lo cual procedimos a bautizar este hermoso e histórico lugar geológico y arqueológico como “Las piedras tacitas del portezuelo del Collo Inca”, señala el historiador.

Investigadores en terreno.

Se trata de un inédito hallazgo arqueológico en el cerro San Cristóbal. Según el experto, este nuevo sitio geológico y arqueológico de Santiago, corresponde al período arcaico, es decir, hace entre 3 y 5 mil años atrás, y está a solo metros donde los incas construyeron el denominado Salto del Agua hace más de 600 años.

Sin embargo, dice que por ahora desconocen qué cultura o pueblo hizo estas tacitas. La historia de Santiago se remonta al siglo X a.C, cuando pasaron por la ribera del Río Mapocho los primeros pueblos nómadas. Habitada de forma permanente primero por indios picunches (la rama del norte del pueblo mapuche) y luego por los incas.

Dado lo anterior, desde el Parque Metropolitano se comprometieron a señalizar el lugar, para que la gente proteja y tome conciencia, ya que lamentablemente ya ha sido grafiteado, revela Arellano.

Dice que el patrimonio tiene que ser protegido por la comunidad, para que en el futuro pueda ser visitado por los turistas del cerro San Cristóbal. Por lo pronto, dice, seguirán investigando en conjunto con otros profesionales interesados, sostiene.

Inédito hallazgo arqueológico en el Cerro San Cristóbal

El hallazgo corresponde a un punto donde se proyecta el equinoccio de primavera y hay cuatro rocas alineadas con una buena cantidad de formaciones con orificios naturales y piedras tacitas, lo que lo hace un lugar muy particular dentro del cerro.

Detalle del hallazgo.

“El cerro entero es de carácter geológico, pero si sumamos piedras tacitas, es un lugar milenario con vestigio de nuestros pueblos originarios, que ya consideraban los solsticios y equinoccios como una orientación para sus vidas y dejaron sus marcas para la eternidad”, sostiene Arellano.

El denominado Salto del Agua construido por los incas, cambió la fisonomía de lo que hoy conocemos como Santiago, explica el historiador, “lugar donde fue epicentro del sistema de irrigación del valle. Pues es un lugar muy estratégico donde se puede ver el sector alto y poniente de Santiago”.

“Y a solo metros pasa el río Mapocho, que alimentaba como salto la gran acequia madre Huechuraba. Un verdadero portezuelo, que con estos hallazgos, demuestra que fue muy importante tanto para los Incas, como para pueblos de hace miles de años en el valle del Mapocho”, añade Arellano.

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