El último informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, su sigla en inglés) sobre la probable llegada del fenómeno de La Niña, estimó con una probabilidad de 66% la aparición del evento climático para los meses septiembre-noviembre, y con un 74% de posibilidades que el fenómeno persista durante el próximo invierno del hemisferio norte 2024-25 (noviembre-enero, verano en el hemisferio sur).
Desde que el mismo organismo decretó el término de su antónimo climático, el Fenómeno de El Niño en mayo pasado, con algunas variaciones probabilísticas, la Noaa ha venido anunciando el arribo de La Niña.
Su último informe dice que con base a datos actualizados y las observaciones más recientes, “el equipo de pronóstico predice probabilidades casi iguales de ENSO-neutral y La Niña en agosto-octubre de 2024, con mayores probabilidades de La Niña”.
Michelle L´Heureux, científica de la NOAA explica la demora en la llegada de La Niña
“Hay una probabilidad de 1 en 4 de que La Niña no suceda”, aclara a Qué Pasa Michelle L´Heureux. La física es la líder científica del equipo ENSO de la NOAA, el departamento del organismo que estudia la variabilidad climática global en torno al Niño y La Niña. El ENSO es de hecho la sigla en inglés de El Niño-Oscilación del Sur que son las tres grandes fases climáticas del planeta. Hoy no estamos ni en La Niña, ni El Niño, sino en la tercera fase del ENSO, una condición neutral.
Heureux dice que este aparente ralentización en la llegada de La Niña se debe a que han notado una gran cantidad de agua más cálida al norte del ecuador mezclándose con el agua más fría.
“Eso puede estar actuando como un freno en el desarrollo de La Niña”, anticipa. “En febrero-abril de 2025 podríamos volver a una etapa neutral”, agrega L´Heureux, quien lleva casi dos décadas trabajando en el organismo climático.
-¿Por qué se ha retrasado la llegada de La Niña?
Tengamos en cuenta que proporcionamos probabilidades para la ocurrencia de La Niña. ¡Lo que significa que no le estamos diciendo a nadie que La Niña ocurrirá con un 100% de probabilidades! Esto se debe a que esperamos alguna desviación en ocasiones. De hecho, un 60% de posibilidades de que algo suceda significa que “no” tiene que suceder el 40% de las veces.
Dicho esto, estoy de acuerdo en que, a principios de este año, estábamos favoreciendo (más del 50% de probabilidad) una transición a La Niña durante junio-agosto y está bastante claro que eso no ha sucedido.
Por qué este es el caso, está un poco en el aire, pero he notado una gran cantidad de agua más cálida al norte del ecuador mezclándose con el agua más fría en el ecuador. Eso puede estar actuando como un freno en el desarrollo de La Niña. No me queda claro por qué está sucediendo eso.
Michelle L´Heureux, líder del equipo ENSO de la Noaa: “Las probabilidades actuales alcanzan un máximo de 75%”
-La última Niña duró tres años, algo completamente anormal, ¿cuánto tiempo podría durar la actual?
En este momento, solo ofrecemos una predicción para las próximas 9 temporadas promedio de 3 meses superpuestas ( y pide ver el siguiente gráfico). Actualmente estamos a favor del regreso de ENSO-neutral (ni El Niño, ni La Niña) en febrero-abril de 2025. Estas probabilidades se actualizan cada mes (segundo jueves del mes) en función de la información y las previsiones más recientes.
-¿Existe la posibilidad, por remota que sea, de que La Niña no aparezca finalmente?
¡Es que eso no es tan remoto! Las probabilidades actuales alcanzan un máximo del 75%, lo que significa que hay una probabilidad de 1 en 4 de que La Niña no suceda.
-¿El próximo 12 de septiembre, fecha en la que emitirán un nuevo informe de La Niña, podría ser la fecha definitiva en la que se oficialice el fenómeno?
-Puedo decir honestamente que no estoy segura en este punto, pero estén atentos.
La Niña y sus principales características
La Niña es un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales de las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical, es decir, en los vientos, la presión y las precipitaciones.
En el océano Pacífico, trae temperaturas más frías que el promedio de la parte centro-oriental de la cuenca, vientos más fuertes tanto cerca de la superficie como en altitudes elevadas, y lluvias más intensas de lo normal. Para Chile, el fenómeno climático generalmente se asocia a menos precipitaciones, inviernos más fríos y veranos menos calurosos.