Según el más reciente pronóstico de los Centros Mundiales de Producción de Predicciones a Largo Plazo de la OMM, publicado este miércoles, hay una probabilidad del 55% de que, durante los meses de septiembre a noviembre de 2024, las actuales condiciones neutras (en las que no se está produciendo un episodio de El Niño ni de La Niña) evolucionen hasta dar lugar a un episodio de La Niña.
Este porcentaje aumenta hasta el 60 % para los meses de octubre de 2024 a febrero de 2025, mientas que la posibilidad de que vuelva formarse un episodio de El Niño durante ese período es ínfima.
El informe es muy similar al publicado el pasado 8 de agosto por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (Nooa, su sigla en inglés), que le asignaba un 66% de probabilidades a que el fenómeno llegara en septiembre.
La Niña es un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales de las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical, por ejemplo, en los vientos, la presión y las precipitaciones. Los efectos de cada episodio de La Niña varían en función de su intensidad y duración, así como de la época del año en que se desarrolla y de la interacción con otros condicionantes climáticos.
Esta es la probabilidad que La Niña llegue este año según la Organización Meteorológica Mundial
Por lo general, La Niña genera en el clima efectos opuestos a los de El Niño, en especial en las regiones tropicales.
Sin embargo, los fenómenos climáticos de origen natural, como La Niña y El Niño, ahora tienen lugar en el contexto más amplio del cambio climático antropógeno, que provoca un aumento de las temperaturas mundiales, exacerba los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos y altera la configuración de las temperaturas y las precipitaciones estacionales.
La Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo, destacó en un comunicado que “desde junio de 2023 hemos sido testigos de una prolongada racha de temperaturas excepcionales en la superficie terrestre y marina del planeta. Incluso aunque se forme un episodio de La Niña y ejerza un efecto de enfriamiento a corto plazo, ello no invertirá la tendencia a largo plazo de aumento de las temperaturas mundiales fruto de los gases de efecto invernadero que retienen el calor en la atmósfera”.
A esto se suma el último informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (Nooa, su sigla en inglés) sobre la probable llegada del fenómeno de La Niña, que estimó con una probabilidad de 66% la aparición del evento climático para los meses septiembre-noviembre, y con un 74% de posibilidades que el fenómeno persista durante el próximo invierno del hemisferio norte 2024-25 (noviembre-enero, verano en el hemisferio sur).
Los últimos nueve años han sido los más cálidos de los que se tiene constancia, a pesar del efecto de enfriamiento ejercido por el episodio plurianual de La Niña que tuvo lugar desde 2020 hasta principios de 2023. El episodio de El Niño de 2023/2024, uno de los cinco de mayor intensidad jamás registrados, comenzó a manifestarse en junio de 2023, y entre noviembre de 2023 y enero de 2024 alcanzó su punto álgido antes de disiparse. Incluso tras haberse extinguido algunos de sus efectos persistieron.
“Durante los últimos tres meses han prevalecido unas condiciones neutras, es decir, no se ha producido un episodio de El Niño ni de La Niña. Con todo, se han dado condiciones meteorológicas extremas generalizadas, como episodios de calor intenso y lluvias devastadoras. Por ello, la iniciativa Alertas Tempranas para Todos sigue siendo la máxima prioridad de la OMM. Los pronósticos estacionales de El Niño y La Niña, y de sus efectos conexos en los patrones climáticos a escala mundial, son una herramienta importante para fundamentar las iniciativas relacionadas con las alertas tempranas y las medidas anticipatorias”, declaró Celeste Saulo.
La probabilidad que La Niña llegue este año según la Organización Meteorológica Mundial
“Hay una probabilidad de 1 en 4 de que La Niña no suceda”, señaló en exclusiva a Qué Pasa Michelle L´Heureux. La física es la líder científica del equipo ENSO de la Noaa, el departamento del organismo que estudia la variabilidad climática global en torno al Niño y La Niña.
El ENSO es de hecho la sigla en inglés de El Niño-Oscilación del Sur que son las tres grandes fases climáticas del planeta. Hoy no estamos ni en La Niña, ni El Niño, sino en la tercera fase del ENSO, una condición neutral.
Heureux dice que este aparente ralentización en la llegada de La Niña se debe a que han notado una gran cantidad de agua más cálida al norte del ecuador mezclándose con el agua más fría.
“Eso puede estar actuando como un freno en el desarrollo de La Niña”, anticipa. “En febrero-abril de 2025 podríamos volver a una etapa neutral”, agrega L´Heureux, quien lleva casi dos décadas trabajando en el organismo climático.
-¿Por qué se ha retrasado la llegada de La Niña?
Tengamos en cuenta que proporcionamos probabilidades para la ocurrencia de La Niña. ¡Lo que significa que no le estamos diciendo a nadie que La Niña ocurrirá con un 100% de probabilidades! Esto se debe a que esperamos alguna desviación en ocasiones. De hecho, un 60% de posibilidades de que algo suceda significa que “no” tiene que suceder el 40% de las veces.
Dicho esto, estoy de acuerdo en que, a principios de este año, estábamos favoreciendo (más del 50% de probabilidad) una transición a La Niña durante junio-agosto y está bastante claro que eso no ha sucedido.
Por qué este es el caso, está un poco en el aire, pero he notado una gran cantidad de agua más cálida al norte del ecuador mezclándose con el agua más fría en el ecuador. Eso puede estar actuando como un freno en el desarrollo de La Niña. No me queda claro por qué está sucediendo eso.