El ministerio del Medio Ambiente publicó el 19º Proceso de Clasificación de Especies Silvestres, dando cuenta de un complejo registro: se sumaron 12 En Peligro Crítico (CR), es decir, están en altísimo riesgo de extinción. Se trata de distintas especies endémicas de cactus, hierbas y arbustos endémicos, es decir, su presencia se registra sólo en Chile.
En total, el nuevo listado incluyó 59 especies: 15 animales, 5 hongos y 39 plantas, todas con un papel único en los ecosistemas del país. Sobre este nuevo registro, la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, explica la importancia de contar con él.
“Esta herramienta nos permite evaluar el nivel de amenaza de nuestra naturaleza. Así, podremos priorizar los recursos y esfuerzos para conservar a las especies más amenazadas, además de permitirnos desarrollar mejores planes y programas de conservación e investigación en torno a estas especies”, establece Rojas.
Estas son las nuevas especies nativas en “Peligro Crítico” de extinción
Del total (59), 40 especies fueron clasificadas en alguna categoría de amenaza. A las 12 ya mencionadas en Peligro Crítico (CR), se suman 14 como Vulnerables (VU) y 14 como En Peligro (EN).
Entre las especies En Peligro Crítico (CR) se encuentran a ocho cactus -conocidos científicamente como Copiapoas- como la Copiapoa aphanes, Copiapoa australis, Copiapoa cinerea (subsp. Krainziana), Copiapoa esmeraldana, Copiapoa leonensis, Copiapoa longispina, Copiapoa mollicula y la Copiapoa decorticans.
Además, está el capachito (Calceolaria flavida), la yerba gato del Juncal (Ivania juncalensis) y la Nicotiana rupicola, una especie que pertenece al mismo género de la planta del tabaco.
Reinaldo Avilés, biólogo del MMA a cargo de este proceso, señala que “el objetivo de este proceso es evaluar el estado de conservación de las especies nativas de Chile y, de ese modo, contribuir a la identificación de prioridades de protección dentro del país. Así, se logró identificar cuáles son las especies que presentan mayor probabilidad de extinguirse en el corto plazo”.
Sobre la metodología aplicada para este proceso, el profesional explica que se hizo bajo los lineamientos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN 3.1), que permite asignar qué especies están en alguna de las categorías de amenaza: Vulnerable (VU), En Peligro (EN) y En Peligro Crítico (CR), esto es, al borde de la desaparición.
Estos criterios también permitieron asignar otras categorías de conservación como Casi amenazada (NT; 8 especies) y Preocupación Menor (LC; 11 especies).
Las especies nativas y endémicas que se suman al listado de “Peligro crítico de extinción”
Para generar esta lista, el MMA coordinó desde marzo del año pasado gestiones con las otras instituciones públicas que integran el Comité de Clasificación, para así recopilar la mayor información posible sobre especies susceptibles de ser clasificadas, demostrando la importancia de contar con enfoque integral para abordar cuestiones ambientales complejas.
Además, este proceso contó con un importante involucramiento ciudadano, ya que el ministerio de Medio Ambiente (MMA) promovió la participación activa de la ciudadanía prácticamente desde el inicio, invitando a la comunidad a postular especies para su clasificación. De hecho, al finalizar la propuesta, esta también fue sometida a un proceso de consulta pública.
“Tras este proceso de clasificación, aumentamos a 1.686 las especies clasificadas en alguna categoría de conservación, lo que equivale a cerca del 5% de la biota nativa de Chile”, manifiesta Avilés. Además, se reclasificaron 20 especies de plantas, 14 aumentaron su riesgo de extinción, cuatro se mantuvieron en la misma categoría de conservación y 2 disminuyeron su riesgo de extinción.
Para desarrollar el proceso de clasificación de especies, los especialistas a cargo necesitaron de los datos de presencia y de dinámica poblacional de cada especie, es decir, las estadísticas respecto a si las especies clasificadas están en aumento o disminución. “La mayoría de los datos que se manejan son solamente de presencia, por lo que se necesita saber dónde está la especie, cuándo y en qué circunstancia fue avistada, para inferir tendencias de cambios poblacionales”, profundiza Avilés.
Estos datos pueden ser aportados por cualquier persona, pero tienen que ser corroborados por científicos. “Una persona puede decir que vio a esta especie con el pecho rojo, pero resulta que hay otra especie en la misma zona de características similares y se podrían confundir. Por lo tanto, debemos asegurarnos de que las personas que están identificando especies sean expertos”, expresa este último.