Factores tanto bióticos como abióticos están impactando fuertemente a los árboles a nivel global, y se ven recrudecidos por los efectos de la actual emergencia climática que vive el planeta.
Es evidente el efecto directo que tiene la deforestación y los incendios forestales en los ecosistemas, más aún si consideramos la extensa superficie de terreno destinada a la producción forestal.
En Chile, el impacto es tanto en la flora como en la fauna. Puntualmente, en lo referido a la segunda, actualmente son diez las especies de árboles nativos amenazados, los que se encuentran en alto riesgo de extinción. Éstos son el alerce, canelo, belloto del sur, araucaria, ruil, huilo, guindo santo, roble de Santiago o roble blanco, canelillo y lleuque, de acuerdo a un registro de la U. de Las Américas.
Julio Retamales, académico e investigador del Instituto de Ciencias Naturales de Universidad de Las Américas, señala que existen varias amenazas para las especies nativas presentes en nuestro país. “Desde lo más global, podríamos mencionar al efecto del cambio climático y sus consecuencias directas en los cambios de temperatura y disponibilidad de agua para las plantas, que altera no solo los rangos fisiológicos de estas especies vegetales, sino que además modifica los patrones biológicos de otros organismos que se relacionan con los árboles nativos (microorganismos, insectos, animales mayores), haciendo que el equilibrio ecológico cambie su rumbo”.
En este sentido, “se modifican patrones de polinización y/o pueden surgir enfermedades infecciosas. No obstante, actividades humanas como la introducción de especies vegetales, la tala o deforestación, la agricultura intensiva, la ocupación de espacios para el desarrollo inmobiliario también amenazan constantemente la permanencia de especies nativas en sus entornos naturales”, añade.
Refugio, albergue de la vida microbiana, sombra, alimentos, materias primas, balance del oxígeno ambiental, reducción de la temperatura del suelo, modelamiento del paisaje, hasta inspiración de obras artísticas, son algunas de las acciones que permiten los árboles, un recurso natural renovable que muchas veces pasa desapercibido ante nuestros ojos.
Por tanto, la reforestación y el aumento de áreas verdes protegidas son la principal medida para mitigar este fenómeno y poder preservar este invaluable patrimonio genético. “Alto riesgo de extinción es una categoría que emplea la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) y que relaciona parámetros asociados a la disminución de ejemplares en razón del tiempo y distribución geográfica”, explica Retamales.
En palabras simples, “nuestros árboles nativos han disminuido a tal nivel que pueden desaparecer de su entorno natural o silvestre. Ahora, si se considera una tasa de disminución de estas especies al ritmo actual, es posible que se extingan en los próximos años“, establece el biólogo y Doctor en biotecnología de la UDLA, sede Viña del Mar.
La araucaria y la pérdida de especies vegetales
En nuestro país, un árbol emblemático como la araucaria está siendo afectado por enfermedades fúngicas y ha replegado el trabajo de diversas entidades, tanto gubernamentales y de la academia. Este devastador efecto puede verse recrudecido por la baja disponibilidad de agua y por el aumento de la temperatura ambiental.
Un Decreto de Ley la declaró en peligro de extinción en 2018, y a la fecha, no ha mostrado señales de mejoría.
“Toda medida que permita disminuir las pérdidas de especies vegetales es importante de ser implementada. Lamentablemente, los ritmos de crecimiento de estas especies no responden necesariamente a los tiempos de resultados que se proponen en algunas medidas de mitigación actual, los resultados son de largo aliento”, señala Retamales.
Por la misma razón, explica el académico, “las medidas para detener la extinción de las especies nativas deben ser articuladas entre políticas públicas y educación formal, de tal manera valorar las especies vegetales como un patrimonio genético único. Por tanto, ampliar la reforestación con especies nativas en zonas protegidas ampliadas, la conservación de semillas y jardines botánicos e incentivar la investigación en la conservación de estas especies serán determinantes para remediar esta situación”, agrega.
La reforestación y el aumento de áreas verdes protegidas son la principal medida para mitigar este fenómeno y poder preservar este invaluable patrimonio genético.
Las especies vegetales en peligro de extinción en nuestro país tienen una amplia distribución, no obstante, se concentran entre las regiones del Maule y Biobío. “Chile mediterráneo es actualmente considerado como una de las 25 regiones prioritarias a nivel mundial para la conservación de la biodiversidad planetaria”, finaliza.