Un estudio de la Universidad Católica realizado en la Reserva de la Biosfera La Campana-Peñuelas y sectores aledaños, analizó la actividad de perros y gatos domésticos y su interacción con especies silvestres. Considerando variables del paisaje, concluyó que los primeros influyen negativamente en los segundos.
La investigación también reconoció la importancia de las quebradas de bosques esclerófilos para la presencia de pequeños felinos silvestres. En lugares con menor presencia de animales domésticos, como perros, aumenta la actividad y presencia de este tipo de felinos.
La investigación, titulada “Los barrancos como reductos de conservación para pequeños gatos montés bajo la presión de perros y gatos en libertad en los paisajes mediterráneos de Chile”, utilizando cámaras trampa, mostró cambios en paisajes asociados al parque.
Ésta entrega información ecológica clave de dos pequeños felinos que habitan en nuestro país, “el gato colocolo (Leopardus colocolo) y la güiña (Leopardus guigna), y cómo coexisten bajo la presión de perros y gatos de vida libre en el ecosistema mediterráneo de Chile central”, explica Esperanza Beltrami, estudiante de Doctorado de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Austral de Chile y una de las autoras de la investigación.
Beltrami añade que el gato colocolo y la güiña utilizan los hábitats nativos de la Reserva de la Biosfera La Campana-Peñuelas pese a la gran presión humana que existe, y algunos sitios parecen ser más adecuados para ellos, como las quebradas. “De manera preocupante, los perros estuvieron ampliamente distribuidos y activos en el área de estudio, incluso más que los felinos silvestres. Nuestros resultados sugieren que son perros con dueños, sin mayor contención y, por lo tanto, deambulan libremente”.
Comprender lo que pasa con las poblaciones de güiña y colocolo en Chile central resulta fundamental, ya que actualmente es donde existe la mayor amenaza para estas especies en nuestro país. “Nuestras recomendaciones dan cuenta de lo importante que es proteger el bosque esclerófilo”, señala Nicolás Gálvez, académico de la Universidad Católica (Villarrica) y miembro del Grupo de especialistas de felinos de la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (UICN), otro de los autores de la investigación.
La convivencia entre animales domésticos y salvajes es compleja. “Los perros y gatos son domésticos, es decir, dependen del ser humano, de nuestro cuidado, y en sí, no deberían convivir en las áreas naturales junto a los animales silvestres. Es complejo porque tenemos mucha evidencia en Chile de que los perros que deambulan libremente por las áreas silvestres acosan, depredan, desplazan de los territorios y transmiten enfermedades a carnívoros silvestres y otra fauna nativa”, explica Beltrami.
Ésta agrega que “los gatos domésticos han generado la extinción de especies silvestres en distintas partes del mundo, y ya sabemos que transmiten enfermedades virales y otros parásitos a la güiña en el país. La presencia de los animales domésticos es un factor más de estrés para la fauna silvestre, y pueden generar desequilibrios en el funcionamiento y salud de los ecosistemas”.
Los perros afectaron la detección de los felinos silvestres, es decir, la conducta de los felinos se modificó cuando los perros aparecieron en los sitios. “Por otro lado, los gatos domésticos y los pequeños felinos coincidieron en su actividad nocturna, salen en horas similares. Esto es importante ya que, si la tenencia y cuidados de gatos por sus dueños empeora, éstos podrían ingresar a los sitios naturales donde se encontraron los felinos silvestres, que puede llevar a interacciones negativas y transmisión de enfermedades entre todas las especies”, añade la investigadora.
Rol del ecosistema
El trabajo detalla la importancia de la tenencia responsable de mascotas, asociada al libre movimiento de perros y gatos domésticos.
Además de los dos felinos mencionados, se detectaron otras especies silvestres nativas, como el zorro culpeo (Lycalopex culpaeus), el zorro chilla (Lycalopex griseus), el quique (Galictis cuja) y el chingue (Conepatus chinga).
También se registraron dos especies exóticas introducidas: jabalí (Sus scrofa) y ciervo común (Dama dama).
La investigación establece que se debe dejar de lado la figura de perro comunitario en espacios rurales para poder coexistir con estos felinos únicos.
El rol que juega el ecosistema en el que se desenvuelven es de vital importancia, “ya que vimos que ambos pequeños felinos utilizan los hábitats nativos esclerófilos de la Reserva, ya sea el bosque o el matorral. La güiña fue registrada solo en sitios de bosque, mientras que el gato colocolo en ambos ambientes. Esto quiere decir que, a pesar de la fuerte perturbación humana en el área, estos hábitats siguen proporcionando refugio y alimento para estos carnívoros”, explica Beltrami.
Sin embargo, añade la investigadora, “el uso de estos hábitats por los pequeños felinos fue mayor mientras más alejados estuvieran de elementos creados por el hombre, como caminos principales (carreteras, caminos asfaltados) y los mismos núcleos urbanos. Es decir, el colocolo y la güiña están utilizando sitios más naturales y con menor influencia humana posible. Las quebradas fueron un ejemplo de esto, ya que ambos felinos fueron más fotografiados en éstas, frente a la ausencia de amenazas como el perro. Muchas de las quebradas poseen cursos de agua superficial y vegetación nativa característica de la zona (canelos, pataguas y quilas, boldos, litres, quillay, entre otros)”.
Es muy probable que las quebradas mantengan suficiente disponibilidad de presas y guaridas para estos felinos, “además de ser útiles como corredores o pasadizos naturales para el desplazamiento entre un parche de hábitat y otro. Encontrar estos sitios naturales se vuelve cada vez más difícil en la Reserva de la Biósfera la Campana-Peñuelas, por la expansión urbana, agrícola e incendios forestales. Estamos generando fragmentos de hábitat cada vez más pequeños para los carnívoros. Muchos de estos terrenos se encuentran en manos de privados, por lo que es muy importante su compromiso para mantener viables estas poblaciones de felinos silvestres”, señala Beltrami.