La llegada de Cristóbal Colón a América, no solo marcó el inicio del poblamiento europeo del continente, sino también el arribo de muchas especies exóticas. La larga lista incluyó algunas especies que los conquistadores trajeron para consumo humano, como vacas, cerdos, pollos, cabras y ovejas,
Pero la llegada de los colonos españoles no solo trajo el arribo regulado de algunas especies, sino también el desembarco de muchas en calidad de “polizones”, especialmente insectos.
Según una investigación, se estima que casi 600 especies de insectos no nativos se han establecido en Chile desde la llega de los españoles, muchos de ellos debido al intercambio comercial de distintas variedades de plantas y animales domésticos. De acuerdo al estudio, esta cifra creció exponencialmente desde 1950, a causa de la Segunda Guerra Mundial, el crecimiento agrícola y el aumento del tráfico aéreo y migración.
Así lo identificó un estudio emprendido por la U. de Talca (UTalca), la U. Austral (UACH) y la U. Católica (PUC) junto al Servicio Agrícola Ganadero (SAG), con el fin de entender patrones históricos y diseñar políticas que mitiguen el impacto de las invasiones en la actualidad.
La investigación reveló que más de 50% de los insectos no nativos de Chile provienen de la región Paleártica (Europa, Asia del Norte y África). Del total, el 40% pertenecen al orden Hemiptera (chinches y pulgones); mientras las órdenes Coleoptera (escarabajos) e Hymenoptera (abejas, avispas y hormigas) contribuyen con un 20% cada uno.
El académico de la Facultad de Ciencias Agrarias de la U. Talca e investigador de este estudio, Eduardo Fuentes Contreras, explica que para llegar a estos datos analizaron el origen biogeográfico y los principales impactos de estas especies.
Estudio revela el desconocido vínculo de más de 600 insectos en Chile desde la llegada de Colón a América
Diversas industrias han sido históricamente afectadas por la llegada de insectos invasores, especialmente la actividad agrícola y silvícola.
“Uno de los ejemplos más relevantes son los pulgones de los cereales que llegaron a Chile entre los años 60 y 70, que provocaron daños importantes en toda la producción de trigo o avena. La solución para enfrentarlos fue justamente ir a su lugar de origen e importar sus enemigos naturales que actúan como controladores biológicos”, señala el investigador.
Otro grupo de plagas que ha tenido un profundo impacto, especialmente en la actividad frutícola en la zona central de Chile, son las polillas de la familia Tortricidae.
“Primero llegó la polilla de la manzana, en 1890, que es una de la más importantes en algunos lugares del mundo; luego entre los años 60 y 70 arribó la polilla oriental de la fruta”, que ataca a los frutales de carozo (damascos, cerezas, ciruelas y duraznos) y, finalmente en 2008, fue introducida en Chile la polilla europea del racimo de la vid, que genera daños en las vides y en la industria vitivinícola”, añade.
En el caso de la industria forestal, el docente destaca las plagas del pino radiata y del eucalipto, ambas especies arbóreas provenientes de Norteamérica y Australia, respectivamente. “Estos insectos atacan el follaje y la madera, entre ellos destaca la polilla del brote del pino ha causado importantes pérdidas”.
Por otro lado, en la apicultura, enfrentan desde 1968 la avispa de chaqueta amarilla, que afecta a las colmenas de abejas y la producción de miel. También esta especie es advertida en la industria del turismo por su presencia en zonas de camping.
Este insecto, proveniente de Europa, Asia y el norte de África, ataca a especies nativas e impacta en actividades como la horticultura y el turismo.
Si bien es complicado cuantificar los daños, el académico indica que “se estima que anualmente la industria agrícola y forestal registra entre un 10 y 25% en pérdidas a causa de plagas invasoras”.
La investigación muestra que la composición de la fauna de insectos no nativos en Chile está fuertemente sesgada hacia grupos asociados con la agricultura y la silvicultura, situación común en otras partes del mundo
Chile registra más de 600 especies no nativas de insectos: cambio climático
La sequía, el aumento de la temperatura global y la desertificación por el cambio climático ha influido en el cambio de la configuración de los ecosistemas y por tanto al incremento de insectos invasores, indica el estudio.
“El cambio climático genera modificaciones en los rangos de distribución de las especies y el aumento de plagas en nuevas regiones geográficas. Los insectos que son de una determinada área se van a ir desplazando junto a las plantas”, explica Fuentes Contreras.
Frente a los daños que genera la introducción de especies invasoras, el investigador indica que lo fundamental es la prevención a fin de evitar, mitigar o retrasar el ingreso de estas especies al país, y por eso es muy relevante el trabajo del SAG en este aspecto. “Además es relevante reforzar las campañas de comunicación para que las personas no traigan material origen vegetal o animal desde el exterior”, establece.