La erosión es uno de tantos problemas que afectan actualmente al medioambiente. Sin embargo, dentro de este oscuro escenario, surgió una luz de esperanza, ya que un reciente estudio científico publicado en revista River Research and Applications, demuestra que plantaciones forestales en la cuenca del río Purapel, en la Región del Maule, pueden ayudar a contener este fenómeno.
La investigación, desarrollada por investigadores de la Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Talca y de la Escuela de Minas de Colorado (Colorado School of Mines, EE.UU.), explica que la cuenca analizada es de tipo pluvial, lo que significa que solo depende de las lluvias para que su río pueda existir y no hay presencia de nieve, ya que nace y se desarrolla en la cordillera de la costa maulina. En ella hay estaciones de la Dirección General de Aguas que miden los caudales del río y los sedimentos que se producen como producto de la erosión en las zonas altas.
Roberto Pizarro, director Cátedra Unesco en Hidrología de Superficie de la U. de Talca, señala que la erosión es un proceso natural y es parte de los ecosistemas. Pero la erosión generada por actividades antrópicas, define un exceso de sedimentos que son emitidos aguas abajo. “Y este proceso erosivo antrópico, es el principal problema ambiental de nuestros ecosistemas naturales. Un milímetro de erosión por hectárea, define una pérdida de suelo de alrededor de 12 toneladas por ha y por año”.
Pizarro añade que esa pérdida implica una disminución de la fertilidad de los suelos y no se cuenta con un recurso que tarda cientos de años en formarse. “Pero los sedimentos que van hacia zonas bajas, generan otros impactos: colapsan obras de riego con pérdidas económicas, cambian la configuración de los lechos de los ríos y definen peligros de inundaciones, los sedimentos en el agua reducen el oxígeno disuelto y afectan a la fauna hídrica, etc. Es decir, son diversos los impactos de la generación de sedimentos desde zonas altas”.
El río Purapel se origina en la cordillera de La Costa, al sur del río Maule, entre las localidades de Constitución y Empedrado, con una extensión de 260 km2. Se le considera un fenómeno geográfico inusual porque fluye de mar a cordillera, hasta conectar con el Perquilauquén e iniciar su camino hacia el mar.
Esta cuenca estuvo cubierta por bosques nativos muy degradados por la sobre explotación humana que convirtieron extensas zonas en áreas desertificadas. Es así como hay registros de que, en 1955, la cuenca del Purapel tenía más del 63% de su área ocupada por bosques nativos con una ausencia absoluta de plantaciones comerciales de Pinus radiata.
“Las plantaciones forestales que en el tiempo se han instalado en la cuenca del río Purapel en Sauzal, han definido una reducción de los sedimentos que son emitidos aguas abajo, y ello se demuestra en que las estaciones de medición de caudales presentan evidencia de lo mismo. Así las curvas de descarga, que son curvas que relacionan la altura de agua con el caudal, han sido más estables en el tiempo y no son cambiadas año a año”, explica Pizarro.
El ancho del canal de salida ha ido disminuyendo en el tiempo, “y esto es porque el gua circula con menor cantidad de sedimentos y ello le permite profundizar el cauce y no ensancharlo, que es lo que ocurre cuando el agua viene muy concentrada en sedimentos”, añade Pizarro.
Menos erosión desde zonas altas modifica en menor medida el lecho del río
En 2013, solo el 12,5% de la cuenca estaba cubierta por bosques nativos, mientras que las plantaciones comerciales de Pinus radiata ocupaban casi el 60% de su área. Este cambio en el uso de la tierra permitió explorar cómo las modificaciones de la cobertura forestal afectan la producción de sedimentos dentro de esta cuenca.
Las plantaciones forestales y especialmente las de pino insigne, al igual que muchas coberturas vegetacionales, “cubren el suelo y lo protegen en primer término del impacto de la gota de lluvia, es decir de la energía cinética que destroza y separa las partículas de suelo, permitiendo que el agua en su circulación después las transporte aguas abajo”, explica el académico de la U. de Talca.
“Los troncos y el material vegetal que cae sobre el suelo, (pinocha), constituyen obstáculos al paso del agua y eso reduce la velocidad de circulación del agua y el poder erosivo de la misma. Y las raíces de los árboles, propicia que el suelo sea más favorable a la infiltración del agua, determinando que el agua no escurra superficialmente y tenga menos capacidad erosiva”, añade Pizarro, investigador principal del estudio.
Los investigadores analizaron este fenómeno y se dieron cuenta que a medida que se contaba con una mayor y mejor cobertura forestal, las curvas de descarga duraban una mayor cantidad de años sin ser modificadas. Esto les llamó profundamente la atención y concluyeron que obedecía a un menor aporte de sedimentos de las zonas altas. Es decir, al llegar menos erosión arrastrada desde las zonas altas, se modifica menos el lecho del río.
Pizarro señala que “el número de curvas de descarga por etapas anuales en la cuenca del río Purapel entre 1952 y 2013 disminuyó después del establecimiento de las plantaciones de Pinus radiata en la década de 1970. Y esto es un indicador de que las plantaciones forestales han estabilizado los suelos de la cuenca en términos erosivos”.
Se trata de una cuenca en donde la vegetación la está cubriendo en gran parte de su superficie, mayormente con vegetación exótica que nativa, que está recuperando sus equilibrios en términos de producción de sedimentos y ello augura una sustentabilidad en relación a estas materias.
Otros dos investigadores de la U. de Talca, Claudia Sangüesa y Alfredo Ibáñez, añaden que “en los períodos de invierno, es decir la temporada de lluvias, el ancho de la sección transversal en la zona de estudio ha disminuido significativamente con el tiempo. Esto porque el flujo al contener menor cantidad de sedimentos, se concentra en una sección más pequeña y profundiza el cauce y eso se verificó muy claramente”.
Los resultados alcanzados definen la necesidad de establecer procesos de forestación en diversas zonas del país, no solo con especies exóticas, sino también con especies nativas, porque la forestación es una solución basada en la naturaleza, es decir, en lo que esta nos ofrece para recuperar zonas degradadas.