La vacuna para el coronavirus de la farmacéutica Johnson & Johnson mostró prometedores resultados en los primeros ensayos clínicos de fase 1-2a, algo que podría proporcionar un impulso significativo a los esfuerzos de vacunación en todo el mundo.
En el estudio, publicado en la revista científica New England Journal of Medicine se revela que la vacuna produjo una respuesta inmune de anticuerpos neutralizantes en más de 800 personas, dentro de los dos meses posteriores a la inoculación, en una población más joven y en personas mayores de 65 años.
Actualmente, los esfuerzos para distribuir las dos vacunas aprobadas de Pfizer y Moderna se han topado con algunos problemas logísticos, en parte porque al usar la tecnología del ARN mensajero requieren una refrigeración extrema, y las personas deben recibir dos dosis para lograr la inmunidad. En el caso de Johnson & Johnson, se trata de una sola vacuna, que además sería más resistente debido a que se basa en la tecnología del ADN.
En concreto, los últimos resultados de los ensayos de fase 1-2a de Johnson & Johnson involucraron a 805 participantes en dos grupos, uno con personas de 18 a 55 años y el otro de 65 años o más. Más del 90% de los participantes presentaron una respuesta inmune en un mes, y todos tenían niveles de anticuerpos neutralizantes al día 57.
Los resultados también mostraron un perfil de seguridad similar al de las vacunas existentes, según indica la compañía en su sitio. La fiebre fue la respuesta adversa más frecuente, así como fatiga, dolor de cabeza y dolores corporales.
Lo positivo es que los resultados también mostraron que una segunda dosis de la vacuna duplicó con creces la cantidad de anticuerpos neutralizantes, por lo que no sería raro que una vez salida, se pueda contemplar esta posibilidad. Tal disyuntiva se resolverá en los resultados de los ensayos clínicos de fase 3, que involucraron a 45 mil participantes y se esperan para fines de enero.
Recordemos que Johnson & Johnson pausó brevemente sus pruebas en octubre, después que un voluntario desarrollara una enfermedad neurológica inexplicable. Una investigación de seguridad posterior determinó que la enfermedad no estaba relacionada con la vacuna.