Después de tres inusuales años consecutivos con la presencia del fenómeno de La Niña (2020, 2021 y 2022), climatólogos y meteorólogos decretaron oficialmente el término de su presencia en el planeta.
La Niña tenía un efecto moderador en las temperaturas, lo que ayuda entender por qué este inicio de año ha sido tan cálido. Si se desarrolla El Niño, como la mayoría de los pronósticos sugieren, este 2023 será no solo en Chile, “sino a nivel global, uno de los años más cálidos de la historia”, señala Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago.
El último informe trimestral de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) para marzo, abril y mayo lo ratifica, argumentando que tanto las temperaturas mínimas como las máximas se esperan sobre lo normal. Continúa la tendencia cálida en la zona central.
Esto ocurre a pesar de que con el comienzo del otoño meteorológico (1 de marzo) se ha registrado una caída en las temperaturas máximas, dejando atrás parcialmente las temperaturas récord observadas durante febrero. “La sensación de temperaturas más bajas que algunos reportan, es eso, una sensación, atribuible a nuestra memoria de corto plazo. Tenemos la tendencia a comparar los calurosos últimos días con los días extraordinariamente cálidos vividos durante febrero. Es normal que a medida que el año avanza las temperaturas caigan, pero no estamos ni remotamente cerca de las temperaturas consideradas normales para la fecha, ni mucho menos frente a un mes que pueda ser considerado frío”, establece Cordero.
Este último explica que en los primeros 12 días de este mes, la temperatura máxima promedio en Santiago ha estado casi 3°C por encima de valores típicos para la fecha. “Comparando estos primeros 12 días desde 1950, el inicio de este marzo en Santiago ha estado entre los cinco más cálidos registrado”.
Con respecto a las precipitaciones, la DMC indica que para este otoño se pronostica un cambio en el comportamiento de éstas, principalmente en el sur del país. Se espera una pequeña transición de la Oscilación Antártica a fase negativa durante marzo, además del término definitivo de La Niña. Lo que viene a justificar el pronóstico entregado por los modelos.
En el tramo entre las regiones de Coquimbo y Maule el pronóstico muestra una tendencia de lluvias Bajo lo Normal, sobre todo en valles interiores. Se espera no superar los 30 mm acumulados durante el trimestre en Santiago y tampoco los 85 mm en Curicó. En el Altiplano las lluvias estivales aún se mantienen en parte del otoño, por lo que una condición Sobre lo Normal de lluvias es pronosticada, indica el informe de la DMC.
Consecuencias de La Niña
Pese a la proyección, La Niña se asocia a bajas precipitaciones en la zona central, por lo que el fin del fenómeno mejora las posibilidades de que 2023 no sea tan seco como los años previos. “Desde mediados de 2020, las temperaturas del Pacífico habían estado por debajo de valores típicos, así que esta triple Niña es destacable”, establece Cordero.
Cordero añade que las temperaturas en el Pacífico, frente a las costas de Perú y Ecuador, no solamente dejaron de estar bajo valores típicos con el final de La Niña, sino que están subiendo. “Está alza hace pensar que en pocos meses la temperatura del Pacífico podría estar sobre valores típicos. Cuando la temperatura de éste presenta valores sobre típicos comienza un evento de El Niño”.
Dado el fin del fenómeno, surge la duda sobre cómo será el invierno en Chile. Aunque aún es prematuro, se estima que el país entre en una fase neutra y que incluso, pueda llegar el fenómeno opuesto, El Niño.
Los pronósticos de la Agencia Oceanográfica y Atmosférica de Estados Unidos (Noaa), indican que existe más de un 50 % de probabilidad de que El Niño se presente a mediados de este año. “El Niño se asocia a precipitaciones en la zona central”, recalca Cordero.
Los últimos cuatro años fueron extraordinariamente secos en la zona central. “2019 y 2021 están entre los más secos jamás registrados y el 2022 cerró con un déficit de precipitaciones cercano al 50%. Es muy posible que La Niña haya influido negativamente en las precipitaciones registradas en los últimos tres años. Por lo tanto, el final de ésta, es en términos de precipitaciones, esperanzador”, adiciona el climatólogo.
Falta de nieve y racionamiento de agua
El Fenómeno de la Niña comienza usualmente en octubre, y termina en abril, siempre y cuando llueva. Por lo general, no existe o no se presenta en invierno (en Chile). “Este año, desafortunadamente, lo más probable es que afecte al menos el inicio de invierno, generando bajas precipitaciones. Y además es probable, que aunque desaparezca al final de esta estación, vuelva nuevamente durante 2022”, señala Cordero.
El climatólogo adiciona que el Fenómeno de La Niña es percibido como un enfriamiento en la temperatura superficial del mar en el Pacífico tropical, frente a las costas de Perú en Ecuador. La Niña se asocia a bajas precipitaciones en el centro de Chile. “La persistencia de ésta durante el otoño y el inicio del próximo invierno disminuirían los chances de que las precipitaciones durante este año se acerquen (o superen) rangos normales. Sería, además, muy mala noticia si La Niña volviera a fines de año y afectara a Chile por tercer año consecutivo, pues ayudaría a prolongar la larga intensa seguía que afecta a la zona central”.
El término de La Niña, y las perspectivas de que comience El Niño mejoran nuestros chances de que las precipitaciones en la zona más afectada por la larga e intensa sequía (zona central), este invierno se acerquen a valores típicos. “En otras palabras, mejoran los chances de que este 2023 no sea un año hiper árido”, finaliza Cordero.