Los sistemas frontales que han afectado al centro y sur del país no solo han generado problemas en sectores urbanos y rurales con cortes de suministro eléctrico, inundaciones, socavones o el bloqueo de caminos por desplazamientos de tierra, sino que también han develado una preocupante falta de “cultura de cuenca” tras constatar el estado en el que quedó la desembocadura del río Maipo.
Con el aumento del caudal del río producto de las fuertes lluvias, el estuario y las riberas norte y sur registraron una alarmante acumulación de basura y escombros arrastrados desde todos los segmentos del Maipo y de los esteros y canales que lo alimentan.
Además, producto de las marejadas, los residuos no orgánicos vertidos al mar se devolvieron a las playas, quedando depositados en el borde costero.
Fotos muestran toneladas de basura en desembocadura del río Maipo arrastradas desde Santiago por lluvias
Con las lluvias los ríos vuelven a ocupar sus cauces naturales, arrastrando hacia la desembocadura toda la basura, escombros, plásticos o restos de construcciones en sus riberas. Así lo establece un análisis realizado por Fundación Cosmos y la ONG Ojos del Mar.
“Esta nula cultura de cuenca provoca que toneladas de elementos no orgánicos avancen río abajo y contaminen el ecosistema de la desembocadura, lugar prioritario para la conservación que recibe todas las consecuencias de lo que se hace mal aguas arriba”, denuncia Diego Urrejola, director ejecutivo de Fundación Cosmos, organización que administra el Santuario de la Naturaleza Humedal Río Maipo en la ribera sur de la desembocadura, cerca de Santo Domingo.
Mientras que, en la ribera norte del río, la acumulación de basura es incluso mayor. Lily Plaza, fundadora de la ONG Ojos de Mar, afirma que “es alarmante ver como cada año aumenta la acumulación de plásticos y plumavit que terminan en la playa, que además es un Área Importante para las Aves (IBA - Important Bird Area) por su importancia internacional para la biodiversidad”.
“Si bien hemos avanzado en la prohibición del uso de plásticos de un solo uso, esta normativa está lejos de ser eficazmente implementada, ya sea por la nula fiscalización, como por la escasa educación ambiental”, añade.
Plaza agrega que es indispensable un manejo coordinado por parte de los municipios río arriba, “quienes omiten el destino final de los residuos que son transportados por los ríos a las playas. Nos preocupa la gran cantidad de envases tóxicos provenientes de zonas agrícolas como fertilizantes y venenos que se aplican a los alimentos y plagas, y que son manipulados por nuestros voluntarios en las jornadas de limpieza”.
Triple crisis: desembocadura del río Maipo acumula toneladas de basura tras intensas lluvias
El denominador común de este fenómeno según explican los responsables del análisis, es la triple crisis ambiental: el cambio climático genera eventos naturales anormales como lluvias extremas y fuertes marejadas.
Estos fenómenos extremos visibilizan la grave contaminación de los cauces de ríos que recorren zonas urbanizadas, repletos de plásticos o desechos de consumo humano. Y como consecuencia de lo anterior, se genera la pérdida de biodiversidad en ecosistemas tan importantes como los humedales, la infraestructura verde más eficiente para la captura de dióxido de carbono.
La investigación sostiene que el movimiento de material orgánico como hojas, ramas, troncos o raíces por las crecidas de ríos o marejadas, cumple importantes funciones ecológicas y los ecosistemas están adaptados a estos intercambios, no así frente a la presencia de elementos con plásticos de un solo uso o materiales no biodegradables que liberan sustancias tóxicas al medio ambiente y degradan sus funciones ambientales.
Esta situación incluso fue planteada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su reciente Evaluación de Desempeño Ambiental 2024, donde recomienda a Chile reforzar la coordinación de la gestión del agua a todos los niveles y formalizar la gobernanza a escala de cuenca.
Desde Fundación Cosmos y Ojos de Mar explican que esta nueva institucionalidad para la Cuenca del Maipo permitiría no solo garantizar un uso eficiente y responsable del agua, sino que también tomar medidas para proteger de la contaminación a un río elemental para más de siete millones de personas, considerando que de este caudal depende más del 70% de la demanda de agua potable en la Región Metropolitana y el 100% de la provincia de San Antonio.