“Vivo en el piso 20, y lo sentí super fuerte. Las plantas se empezaron a mover”, señaló una mujer que vive en un edificio en el centro de Concepción, ciudad que esta mañana fue sorprendida con un sismo de una magnitud 6.6 a las 10.14.
Incluso, algunas personas lo definieron como muy similar al vivido en 2010, cuando el terremoto se sintió con una intesidad de 8,8 en la capital de la Octava Región.
De acuerdo al Centro Sismológico Nacional, el epicentro se ubicó a 159 kilómetros al noroeste de Lebu, a una profundidad de 10 kilómetros.
Es precisamente esta profundidad lo que habría generado que la población sintiera con inusitada violencia el evento telúrico.
“Tremendo temblor el que hubo en Concepción”, dijo un usuario en redes sociales. “Hace tiempo que no teníamos un sismo tan largo. Fue un poquito preocupante”, añadió otro.
Sin embargo, pese a la percpeción de la población, la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior informó que se trató de un movimiento de “mediana intensidad” que fue percibido entre las regiones de Ñuble y Biobío.
De acuerdo a Pablo Salucci, geógrafo de la Universidad Católica y académico de la Universidad San Sebastián, este sismo nos viene a recordar las características cíclicas que tienen los sismos. “En este ciclo, las placas acumulan energía, se traban y pueden generar terremotos. Lo que se observa en este sismo en particular, es que la zona a pesar de haber liberado una gran cantidad de energía en el terremoto de 2010, ya está acumulando energía nuevamente. Dada la profundidad en donde éste se generó, pareciera no estar relacionado directamente con el evento del 27 de febrero”.
Gabriel González, geólogo de la Universidad Católica del Norte y subdirector del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden), señala que el sismo estuvo localizado justo donde terminó la ruptura del sismo de 2010, “y la zona de la parte norte del terremoto de Valdivia (1960), está justo en la transición. Aparentemente es una zona que se está volviendo a acoplar”.
Por otro lado, agrega Salucci, “el hecho de que se generara a poca profundidad, esta directamente relacionado con la intensidad con la que lo percibieron los habitantes de la zona. Esto porque, mientras más cercano al foco del sismo se encuentre el observador, éste lo percibirá con mayor intensidad, y además mientras menos profundo el hipocentro, menos distancia tiene la energía liberada para ser amortiguada por la corteza, lo que incide en su percepción”.
González coincide. “Se sintió muy fuerte debido a que fue a solo 10 kilómetros de la superficie y muy cerca de la costa”.
Añade que “no se trata de una energía anómala, es parte del proceso normal de acoplamiento de las placas, y podría ser una réplica o el inicio de un nuevo ciclo de acoplamiento para un terremoto que pueda producirse más adelante. Después de lo ocurrido en 2010, tranquilamente puede ser una zona de acoplamiento para generar una fase intersísmica que va a caracterizar durante mucho tiempo a ese lugar, hasta que ocurra nuevamente un nuevo gran sismo”.
Salucci agrega que para que ocurra un nuevo terremoto con características similares al 2010, pasarán mucho años. “Estos “megaterremotos” requieren de mucha energía y para esto se necesita por los menos 300 o más años para su generación. Pero esto no implica que no se puedan generar sismos importantes o cercanos a magnitudes 7 como el de hoy, esto es parte del ciclo sísmico y por eso siempre debemos estar preparados”.
“Fue realmente una coctelera”, dijo otra mujer que también reportó una inusitada intensidad en el movimiento telúrico.