Gabriel Ureta es doctor en Geología y su especialidad científica son los volcanes monogenéticos (volcanes de poco volumen), cuya investigación permite entender cómo asciende el magma primitivo en lugares donde hay una corteza gruesa como en el norte de Chile, que es el segundo lugar del mundo, después del Tibet, con mayor engrosamiento de la corteza continental.
Estas credenciales le premitieron adjudicarse este año un proyecto de investigación Fondecyt de Postdoctorado de ANID, para realizar un estudio en este campo.
No fue la única adjudicación de la que puede ostentar. En su tiempo libre también oficia como árbitro de fútbol, específicamente como juez de línea o asistente y estar certificado como árbitro del VAR, trabajo paralelo en el que este año logró dos importantes nominaciones: alcanzar la categoría de árbitro FIFA y ser designado juez en tres partidos de los Panamericanos recientemente disputados en Chile.
Ureta fue parte de la terna de jueces en tres oportunidades en los Juegos Panamericanos 2023 (ver imagen a continuación), además es vulcanólogo del Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico (Ckelar). Esta es su historia.
Vulcanólogo... y árbitro asistente de los Juegos Panamericanos
Comenzó perfeccionándose en su etapa universitaria, para luego empezar a desempeñarse en la Primera División del fútbol chileno, lo que le ha permitido dirigir en partidos a lo largo de todo el país, y de todos los equipos chilenos, como Colo Colo, Universidad de Chile, Universidad Católica, Antofagasta y Temuco, entre otros. Destacada fue su participación en el clásico universitario de la Copa Chile Easy 2022.
El serenense de 35 años ha estado ligado al mundo del referato del fútbol desde sus tiempos de estudiante de geología de la Universidad Católica de Norte. Como amante de la actividad física, encontró en el arbitraje una opción de poder seguir ligado al deporte, y así también complementarlo con los tiempos de clases en la universidad.
“El combinar ambas profesiones es bastante dinámico, ya que por una parte, por el arbitraje me toca viajar bastante debido a que vivo en Antofagasta y los partidos del fútbol profesional son en todo el país, pero principalmente en Santiago, sumado a los entrenamientos y charlas técnicas que se realizan durante la semana por parte de la comisión de arbitraje”, señala.
Mientras que por otro lado, el ser científico y trabajar investigando volcanes en el Instituto Milenio Ckelar Volcanes es algo que también demanda bastante tiempo, “ya que luego del trabajo en terreno en los volcanes en si, hay bastante información que debe ser analizada y trabajada para poder entregar un resultado que sea útil para las personas y la comunidad”, añade Ureta.
Cuenta que generalmente el arbitraje lo desempeña los fines de semana, por ende, esto le permite compatibilizar los tiempos y también le ayudó bastante para poder tener ingresos como estudiante. Por otra parte, agrega, ambas actividades, vulcanología y arbitraje, se complementan muy bien desde el punto de vista físico, ya que los terrenos que hay que recorrer tienen una alta exigencia física.
“Cuando uno va a lugares que son muy altos o hay que hacer trabajos, por lo menos de mi especialidad, hay que estar ‘tirando palas’ en terreno, caminar bastante, tomar varias muestras, y estar en alturas que superan los 5.000 metros sobre el nivel del mar. Entonces, desde esa mirada el arbitraje me ha permitido mantenerme en una buena condición física”, señala Ureta.
Científico y juez de línea en los Panamericanos: cambio de switch
Ureta establece que tanto el arbitraje como la vulcanología le ayudan bastante a cambiar el switch, y no estar siempre ligado a una temática, para así poder tener una distracción y mejor amplitud y visión de las cosas.
Respecto a los desafíos que presenta el ser árbitro (asistente) de fútbol profesional, Ureta establece que es una gran responsabilidad y trabajo el poder estar semana a semana en condiciones óptimas tanto físicas (con entrenamientos diarios), como técnicas (charlas y trabajos de análisis de jugadas por parte de la comisión de arbitraje de la ANFP), “para que los partidos se desarrollen de buena manera; sobre todo en esta etapa del torneo donde todos los equipos se juegan algo, ya sea el ser campeón, la clasificación a copas internacionales (Copa Libertadores o Copa Sudamericana), o la permanencia en la máxima categoría del fútbol chileno”.
“Por otro lado, la investigación científica, específicamente la volcanología, es un gran desafío, ya que hoy en día es bastante poco lo que se conoce en detalle sobre los volcanes activos de Chile. Por lo cual, hay bastante que hacer desde el trabajo en terreno, tomando datos de los volcanes, hasta el poder obtener un resultado con respaldo técnico que sea útil para la mitigación del riesgo volcánico, y de esta manera estar mejor preparados antes una posible erupción, tal y como ocurre en otro países como hoy en día en Islandia”, añade.
Sostiene que a pesar que ambas disciplinas son bien diferentes, ya que por ejemplo en volcanología uno está trabajando en medio del desierto (en el caso del norte de Chile) y rodeado de la naturaleza, mientras que en los partidos de fútbol uno está en un estadio eufórico con 20.000 o 30.000 personas alentando a los jugadores. “Por lo cual, son escenarios muy distintos, sin embargo, tienen varios aspectos que permiten complementar y potenciar ambas actividades. Debido a que el fútbol moderno exige estar en condiciones físicas óptimas para los partidos es que entrenó cinco veces a la semana”, reconoce.
“La labor de juez de fútbol me ha permitido ser mucho más autocrítico, debido a lo fundamental que es la toma de decisiones en la actividad deportiva, siendo de gran ayuda en la madurez y análisis de problemáticas que también conlleva el ámbito científico”, explica el árbitro internacional.
Científico y juez de línea en los Panamericanos: disciplinas diferentes
Ureta, quién también es académico de Geología de la Universidad Católica del Norte, comenta que fue una gran alegría y satisfacción cuando se enteró de su designación para arbitrar en los Juegos Panamericanos.
“Fue una sensación súper gratificante considerando todo el esfuerzo y el trabajo que uno realiza durante el año para poder participar de un evento como este. También es bueno como experiencia poder ver otras disciplinas deportivas, compartir con otros deportistas, y encontrarme con 22 árbitros o árbitras de la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol)”, indica.
Ambas disciplinas, “requieren ser bastantes autocríticos y buscar soluciones a problemas para evitar al máximo los errores, estando siempre preparados para lo inesperado. Ya que un gol mal anulado o mal convertido perjudica a todo un club, mientras que un dato de un volcán mal tomado o mal analizado puede cambiar completamente la interpretación de un mapa de riesgo volcánico, afectando a toda una comunidad en caso de una erupción. Las dos actividades comparten esa adrenalina y satisfacción de, por una parte estar en un estadio lleno con el público cantando, y por otro lado, estar trabajando al borde de la cima del cráter de un volcán”, finaliza.