Hace un poco más de una semana nos enteramos del impresionante desprendimiento observado en el glaciar Queulat, que se ubica dentro del Parque Nacional del mismo nombre, en la Región de Aysén.

Lamentablemente la situación se repetiría en el corto plazo. Según estima un grupo de investigadores, climatólogos y glaciólogos, un nuevo evento, incluso de mayor proporción, podría ocurrir en los próximos días, considerando el comportamiento del glaciar y su velocidad de desplazamiento.

Según el inventario nacional de glaciares 2022, el glaciar Colgante Queulat A, situado en la comuna de Cisnes en la Región de Aysén, tiene una superficie total de 22,6 km2. Este glaciar se caracteriza por su espectacularidad, al tener el frente del glaciar “colgando” frente a una imponente pared de roca, que le ha dado fama como un imponente atractivo turístico, y también por sus numerosos registros de caídas de bloques de hielo, nieve y agua desde su frente, como los registrados en 2014, 2018 y 2019.

Inti González, glaciólogo e investigador del Centro de Estudios del Cuaternario (Cequa) de Punta Arenas, señala que se observa una grieta en la parte posterior del serac (bloque grande de hielo fragmentado por importantes grietas en un glaciar, cuya rotura se debe al movimiento del hielo por zonas donde la pendiente se quiebra), similar al que ya se desprendió. “Este bloque estaría a unos días (o semanas) de alcanzar este borde desde donde se observan normalmente los desprendimientos y que luego caen los trozos de hielo valle abajo, aumentando las probabilidades de observar un nuevo colapso de hielo de superficie similar al registrado hace unos días”.

“El avance del glaciar es un proceso natural e inevitable, que ocurre normalmente por la acción de la gravedad. Así que el flujo de hielo es esperable, lo que estamos observando es como se acerca al borde colgante del glaciar un bloque de hielo o serac, que está por alcanzar esta zona de desprendimiento y que caerá completamente de una vez o bien en fragmentos, dependiendo de las condiciones meteorológicas y del mismo glaciar”, establece Francisco Fernandoy, glaciólogo de la Universidad Andrés Bello.

Superficie del glaciar.

Se espera que el evento pueda ocurrir en los próximos días o en menos de una semana, “aunque en la naturaleza existen distintas variables difícilmente cuantificables y que hacen que entregar un pronóstico exacto sea muy complejo. De que va a ocurrir pronto, si lo podemos observar desde las imágenes satelitales. También existe la posibilidad de que este evento ocurra de noche o cuando nadie lo esté observando directamente, pero lo podremos comprobar posteriormente con nuevas observaciones satelitales”, añade el glaciólogo de la Unab.

Este nuevo evento podría ser similar al observado el 9 de Septiembre, en el video que se viralizó ampliamente, incluso podría ser algo mayor en volumen de hielo a desprenderse. Fernandoy explica que es en la práctica el mismo sector, “que es la zona donde existe un gran salto delimitado por una pared de roca”.

Alza en temperatura global y ola de calor

Fernandoy indica que el anterior desprendimiento, parece ser un evento más, pero que aparentemente está relacionado, al menos en parte, a eventos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes. “Solo este año hemos presenciado eventos como los de Pakistán en mayo, el fatal evento ocurrido en los Alpes Italianos o el impresionante desprendimiento de Kirguistán (Asia Central) captado por un grupo de exploradores en la región. Todos estos eventos ocurrieron durante 2022”.

Coincidentemente, este año se han registrado anomalías de temperatura extremas en los registros meteorológicos. “En agosto se presentó una condición de temperatura atmosférica de aproximadamente 1ºC por sobre el promedio entre los años 1951 y 1980, usado normalmente como referencia de temperaturas actuales. Precisamente algunas de las zonas más afectadas fueron Europa, Asia (región de las montañas de los Himalayas) y la Antártica”, añade Fernandoy.

Raul Cordero, climatólogo y académico de la Universidad de Santiago, señala que el alza en la temperatura global está haciendo cada vez más frecuentes e intensos los eventos extremos, entre los que se incluyen tanto las olas de calor como las lluvias torrenciales. “A dichos eventos, a una sucesión de los mismos, nuestro país es especialmente vulnerable. Por ejemplo, las olas de calor pueden intensificar los derretimientos superficiales y eventualmente desestabilizar paredes glaciares. Lluvias anómalas intensas también pueden contribuir a acelerar desprendimientos glaciares”.

Con estos antecedentes es posible preguntarse si el evento del Glaciar Queulat, pudo haber sido al menos gatillado por un proceso similar. Si bien el avance de los glaciares es un proceso natural y esperable, es también llamativo que la frecuencia de este tipo de registros se está volviendo cada vez más recurrente, concuerdan los investigadores.

Deniz Bozkurt, climatólogo del Departamento de Meteorología de la Universidad de Valparaíso, también cree que son varias las razones que se pueden considerar para el desprendimiento del glaciar registrado en el Parque Nacional Queulat. “En primer lugar, a partir de septiembre la región se vio afectada por eventos cálidos anómalos. Por ejemplo, se detectó un evento de una ola de calor registrado en la estación meteorológica de Futaleufú, entre el 4 y 6 de septiembre (según datos de la Dirección Meteorológica de Chile)”.

Superficie del glaciar luego del desprendimiento.

Además, añade Bozkurt, “alrededor del 5 y 6 de septiembre un fuerte río atmosférico, que contribuye con el transporte de aire cálido proveniente de la zona septentrional de bajas latitudes, afectó a la región con altas cantidades de precipitación (valores de precipitación acumulada de dos días alrededor de 60 mm en la estación Puerto Puyuhuapi, de acuerdo con los datos de CR2-Vismet)”.

Adicionalmente sospechamos que junto al evento de ola de calor, “la alta cantidad de precipitación ocurrió muy probablemente en forma de lluvia debido a los eventos cálidos anómalos, por lo que pudieron ocurrir eventos importantes de derretimiento en el glaciar. La altura de la isoterma 0°C estuvo muy alta (altura donde la temperatura es de 0ºC y divide la formación de nieve y agua líquida) durante este evento”, considera Bozkurt.

Similar a la mitad de una cancha de fútbol

Fernandoy señala que este exceso de agua, puede percolar y funcionar con un lubricante en la base del glaciar, que si bien no es el precursor principal de este evento de desprendimiento, que ocurre de manera natural, si lo puede acelerar o bien ayudar.

Una vez ocurrido el evento, la región estuvo completamente nublada, hasta el 16 de septiembre, cuando gracias a la mejoría de las condiciones meteorológicas, se pudieron captar las primeras imágenes satelitales.

González determina que observando y comparando imágenes satelitales ópticas de 3 m de resolución, es decir, que las características mínimas que se pueden distinguir tengan el tamaño aproximado de un automóvil, se puede establecer que la superficie desprendida del serac del frente del glaciar colgante entre el 28 de agosto y el 17 de septiembre, “fue de 0,004488 km2 (0,4488 Ha), con un perímetro de 398 m, similar a la mitad de una cancha de fútbol profesional”.

La velocidad de desplazamiento estimada en la sección frontal desde donde se desprendió hielo, “es de 0,60 metros al día (equivalente a 11 metros en 19 días)”, explica González.

En el mismo período, se observó en las imágenes satelitales que como consecuencia del desprendimiento, la lengua del glaciar situado en el fondo del valle (técnicamente denominada como “glaciarete”) aumentó su superficie en 1 Ha, pasando de 6,2 Ha antes del desprendimiento a 7,2 Ha después del evento.

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