Santiago fue fundado el 12 de febrero de 1541 por Pedro de Valdivia. Pese a que tiene casi 500 años, la mayor parte de los registros gráficos son dibujos o fotografías, pero solo del siglo XX, cuando esta tecnología se masificó.
El registro gráfico del sigo XIX es muy escaso. Pero Enterreno, un archivo colaborativo de fotografías históricas de Chile, dio a conocer un inédito set de fotografías del siglo XIX de este emblemático sector del centro de Santiago. Se trata de un álbum familiar con fotografías inéditas y jamás publicadas, correspondientes a la Plaza de Armas de Santiago de 1888, hace 134 años, además de algunas de la zona central. En total son 300 archivos.
La Plaza de Armas es considerada el gran núcleo del centro colonial antiguo de la ciudad, cuenta con dos monumentos neoclásicos: el Palacio de la Real Audiencia de 1808, donde hoy está el Museo Histórico Nacional y la Catedral Metropolitana del siglo XVIII.
Nicolás Fernández, cofundador de Enterreno y académico Universidad San Sebastián, señala que estos registros pertenecen originalmente a la Familia Hörmann Soruco de Viña del Mar, asentados también en Limache. “Esta colección en general tiene varios valores excepcionales: el primero es que se trata de una colección familiar, por tanto hablamos de material inédito que jamás ha tenido circulación y no se conoce fuera de quien la tomó y el círculo familiar”.
En segunda medida, añade Fernández, “destacamos la antigüedad del material, tiene 134 años y su estado de conservación es impecable, eso nos facilitó proceder a una digitalización muy cuidada, rigurosa y de buena calidad, lo que permitió no perder ningún detalle”, explica.
Las fotografías muestran distintos puntos icónicos de la Plaza de Armas de Santiago, como la esquina de Ahumada con Compañía de Jesús (fotografía principal). Además, la torre de la antigua Real Audiencia, hoy Museo Histórico Nacional y parte de la Iglesia Santo Domingo. El registro histórico también revela el Portal McClure, el que sufrió un incendio en la década del 1920 y luego fue demolido, junto a la famosa Galería San Carlos.
Raúl La Torre, historiador y magíster en historia y gestión del patrimonio de la Universidad de los Andes, establece que la Plaza de Armas de Santiago posee un valor histórico fundante para la ciudad por diversos motivos. “Es el lugar escogido por Pedro de Valdivia para fundar una ciudad a nombre del Rey. Desde ella se desprenden y distinguen todos los elementos de una ciudad colonial española, como es su plano ortogonal, más conocido como damero; el cauce de un río cerca, un lugar elevado desde el cual tener una visión defensiva. Por otro lado, fue por mucho tiempo el centro político, administrativo, religioso, cultural y comercial de la ciudad, que además pasó a ser sede de gobierno de este territorio al sur del Virreinato del Perú”, comenta.
El tercer punto a destacar tiene que ver con el escaso registro de este lugar, “entre ellas se encuentran fotos del centro de Santiago, la Plaza de Armas, una vista panorámica de La Alameda, la calle Puente, entre otros, lo que es muy relevante, ya que de este período los registros de Santiago son muy escasos y esto nos permite completar vacíos históricos respecto al crecimiento de la ciudad, ciertos edificios, espacios públicos, transporte, sociedad, por tanto, constituye material de interés para historiadores, la academia y la investigación”, establece Fernández.
Hay quienes sostienen que es posible distinguir ciertos rasgos de la cultura de una ciudad fundada en la colonia, con solo ver sus plazas de armas. “Así se podría hacer un paralelo con otras plazas en las que nuestra plaza es pequeña, con calles laterales angostas, lo que habla de un período de constante defensa y lucha; edificios pequeños, austeros y con diversos estilos; lo que también da cuenta de nuestra historia sísmica, como también una cierta tendencia a lo novedoso por encima de la conservación del patrimonio; entre varios otros puntos”, señala La Torre.
Asentamiento Inca: evidencias
Debido a su antigüedad, existen una serie de mitos en torno a la plaza. Es lo que plantean los investigador Rubén Stehberg del Museo Nacional de Historia Natural de Chile y Gonzalo Sotomayor de la Universidad Andrés Bello, quienes a través de documentos y evidencias históricas postulan la teoría de que bajo la ciudad del casco viejo de Santiago se encontraría un asentamiento inca.
“Lo del asentamiento inca fue una gran hipótesis hasta que se pudieron encontrar las evidencias, parto con eso de la hipótesis, porque todo daba a suponer que fuera así, que bajo la plaza y la casa de Valdivia, existieran previamente edificaciones de este período o de culturas previas. Es algo común en la historia encontrar ciudades que, al ser conquistadas, fueran los cimientos para una nueva. Posiblemente los incas hicieron lo mismo con un asentamiento previo. Todo ello habla de poder, pero también de aprovechar la experiencia de los antiguos pobladores. Si existe un poblado en un lugar, ya se parte con cierta certeza que es un lugar seguro para la vida y la agricultura”, establece La Torre, coordinador de Extensión Cultural de la Uandes.
Con respecto a las evidencias, estas comenzaron a aparecer desde los años 70 con la construcción del metro, y hace unos pocos años se realizó un proyecto de excavación al patio del Museo Histórico Nacional, encontrando un valioso patrimonio arqueológico que sustenta la idea que existiera un centro inca. Lo que podría estar en duda hoy es si fue un centro ceremonial o un asentamiento de vivienda, añade el historiador.
La plaza no siempre fue conocido como Plaza de Armas. Mediante un decreto el 20 de enero de 1825 la denominación del lugar cambió de Plaza Mayor a Plaza de la Independencia. En 1859 el lugar fue forestado con diferentes especies de árboles y jardines.
Desde 1872, debido a la extensión de la línea de tranvía, desde la Universidad de Chile hasta el Mercado Central, la plaza se convirtió en un importante punto de convergencia para diversos recorridos, dando paso posteriormente a los tranvías eléctricos.
En 1896, ocho años después de las fotografías reveladas por Enterreno, el paisajista francés Guillermo Renner diseñó un jardín con araucarias, cedros, ceibos, encinas, palmeras y pataguas, además de lagunas de agua.
La Torre considera que como toda ciudad, su fisonomía va cambiando con el tiempo y según la realidad geográfica del lugar. “La Plaza de Armas de Santiago es un caso bastante particular, porque es posible ver sus cambios no solo a través de sus edificios y diferentes remodelaciones; sino que se podría ir un poco más allá, en su día a día. Hoy es un espacio codiciado que nos habla de mucho más que urbanismo, historia y patrimonio. Aunque no hay duda de que es un espacio deteriorado y en muchos casos inseguro”, argumenta.
Hace unos años, más precisamente en 2014, la Plaza de Armas fue remodelada, proporcionando un 40% más de áreas verdes, 30% más de árboles, 160 nuevas luminarias, además de cámaras de vigilancia.