El historiador Juan Carlos Arellano Yévenes explica que la Plaza de Armas de Santiago se erigió justo en el lugar donde funcionaba un centro administrativo incaico, según ya teorizaban otros historiadores, como Rubén Stehberg, Patricio Bustamante y Alexis López. Los incas habrían elegido ese lugar, porque durante los solsticios de invierno y verano, la sombra de Santa Lucía se proyectaba justo al centro de la plaza.
Arellano explica que basándose en esta tesis realizó una nueva investigación, que muestra los fundamentos que habrían utilizado nuestros pueblos originarios para elegir el lugar de sus asentamientos acá en el valle del Mapocho y como esto ´coincide´ con los fundamentos que utilizaron los egipcios en la construcción de las pirámides. “Estos principios corresponden a las alineaciones y sombras que proyectan nuestros cerros y las pirámides en Egipto, tanto en los solsticios como en los equinoccios”, dice.
En su investigación, Arellano, historiador e investigador miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, dice que ese es el origen de muchas de las ubicaciones de actuales ciudades y poblados en el país, revelando el desconocido vínculo entre los cerros de Chile y las pirámides de Egipto. El análisis sostiene y reafirma que los cerros en Chile han sido ocupados durante siglos como referencia para la fundación de poblados y asentamientos, siguiendo solsticios, equinoccios, entre otros, al igual que la cultura egipcia, con la diferencia de que ellos como no tenían cerros, tuvieron que realizar pirámides para las mismas prácticas.
Investigación revela desconocido vínculo entre los cerros de Chile y las pirámides de Egipto
En el caso de los egipcios, “debido a la carencia de cerros en el lugar donde hoy está la ciudad de El Cairo, tuvieron que construir pirámides, y en esos lugares dejaron las tumbas de los faraones perfectamente alineadas con solsticios, equinoccios y constelaciones, mientras que nuestros pueblos originarios desde ya hace más de 2.000 años ocupaban las proyecciones de sombras de los cerros con formas piramidales, para establecer sus comunidades en aquellos lugares”, indica Arellano.
“¿Como dos civilizaciones tan distantes, lograron tener los mismos principios y fundamentos para realizar sus propósitos?, ¿Fue algún encuentro no registrado por la historia ?, ¿Fue una transmisión de conocimientos mediante la genética en medida que se fueron poblando diversos puntos de la Tierra? Así como a un pequeño niño le pasamos un celular o una tablet y él sabe perfectamente como avanzar, retroceder y ampliar alguna imagen sin previa instrucción al respecto”, plantea el investigador.
Un ejemplo es lo que ocurre con el cerro Guanaco en la Región Metropolitana, que también tiene forma piramidal. “Su sombra se proyecta al amanecer del solsticio de invierno sobre la plaza de Quilicura, lugar donde se han encontrado muchos hallazgos de pueblos originarios, como también de la presencia de la cultura inca”, agrega.
Dice que “el valle del Mapocho tiene sus propias ´pirámides naturales´, que nos siguen mostrando en fechas determinadas, secretos que estuvieron guardados por siglos y recién los estamos descubriendo y descifrando”.
El desconocido vínculo entre los cerros de Chile y las pirámides de Egipto
Arellano dice que mucha gente les pregunta si hubo o hay pirámides ocultas en el valle del Mapocho. “Muchas de esas personas lo interpretan así con el cerro Renca o el cerro Guanaco de Huechuraba, con formas de pirámide”, reconoce Arellano.
Dice que la ciudad de Santiago se fundó bajo el alero de cerros y esta lógica. “También Quilicura, donde existen innumerables hallazgos en los últimos 40 años en relación a pueblos prehispánicos”.
“Los estudios de sombras al respecto sobre la proyección en períodos de solsticios y equinoccios, nos indicarían y explicarían por qué los asentamientos humanos desde hace miles de años acá en el valle del Mapocho, tendrían una similitud con las pirámides de Giza en El Cairo, Egipto”, establece.
Esta iniciativa ratifica el vínculo de cerros con procesos como los equinoccios, “luego de que en 2013, el grupo de investigación de Patricio Bustamante y otro grupo de Alexis López, lograron determinar que en la Plaza de Armas de Santiago existió un asentamiento prehispánico (vestigios Incas), siguiendo patrones de solsticios, con la proyecciones de sombra del cerro Santa Lucía y el cerro San Cristóbal, que luego ratificaría el doctor en arqueología Rubén Stehberg”, sostiene Arellano.
“Utilizando esos mismos fundamentos, logré explicar hallazgos precolombinos que habían ocurrido a pasos de la plaza de Quilicura, pero esta vez con la proyección de sombra en el solsticio de invierno del cerro Guanaco. Luego con la proyección de sombra del solsticio de invierno del cerro Renca se dieron a conocer por parte de Metro, hallazgos arqueológicos donde algunas piezas son de hasta 14 mil años”, revela el investigador.
El hecho de que en El Cairo no existen cerros como acá en el valle del Mapocho, “habría sido uno de los motivos para levantar estas fenomenales construcciones, y así poder proyectar sombras que estuvieran alineadas con nuestras cuatro estaciones del año, y adicionalmente que las pirámides estuvieran alineadas con la constelación de Orión”, señala.
Las Pirámides de Giza alcanzaron una alineación perfecta gracias al movimiento del Sol sobre la superficie terrestre, especialmente, durante los equinoccios. “Las pirámides de Giza son tan antiguas, que incluso Cleopatra las consideraba ruinas. Sin embargo, tienen una alineación perfecta con la bóveda celeste. A pesar de que han pasado milenios desde su construcción, a los arqueólogos contemporáneos les costó trabajo entender cómo fue que los antiguos egipcios cuadraron estos edificios funerarios con los astros. Es decir, nuestros pueblos originarios conocían perfectamente este conocimiento aplicado por los egipcios”, explica el investigador
“Los cerros del valle del Mapocho son nuestra versión natural de las pirámides, luego de que nuestros antepasados hace miles de años lograron encontrar un lugar que se alineara con solsticios y equinoccios, y que tuvieran las condiciones naturales para establecer sus comunidades”, agrega.