Firma, datos del médico, timbre, los medicamentos a adquirir y todo escrito un papel común, es lo único que requiere una receta médica para ser entregada. Pero así como suena sencillo emitirla, también lo es para falsificar. Los principales motivos van desde venta de medicamentos, hasta tráfico y microtráfico de drogas.
Según datos de la Policía de Investigaciones (PDI), en 2020 hubo 725 casos de falsificación de documentos físicos, desde licencias de conducir, hasta recetas médicas. Esta última es una de las más complejas de identificar para quienes trabajan en farmacias, debido al número de aspectos a revisar: la validación del médico, el tipo de papel y hasta la estructura escrita de la indicación.
“Existen dos formas en las cuales se tratan de falsificar recetas médicas. La primera es la falsificación de instrumentos básicos como timbres, tipo de papel, RUT o falsos médicos, lo que se comprueba por el Registro Nacional de Prestadores Individuales de Salud. La segunda es la más compleja pero común, cuando los instrumentos como talonarios o timbres son reales pero robados; es ahí donde tenemos que revisar la estructura de la indicación. Existen patrones en la escritura, un punto o una palabra antes que la otra, pero no siempre es sencillo de identificar” señaló Helmer Villaroel, Químico Farmacéutico de Farmex.
Como sabemos, los medicamentos son drogas usadas de manera controlada para combatir una enfermedad puntual. Sin embargo, el uso excesivo y no controlado puede alcanzar niveles de adicción importantes. Justamente el tráfico o microtráfico de fármacos es uno de los principales objetivos por el cual se falsifican recetas.
Tal es el caso de los psicotrópicos, principalmente derivados de las benzodiazepinas. Debido a sus efectos sedantes, hipnóticos, anticonvulsivos y ansiolíticos, que actúan sobre el sistema nervioso central, su consumo excesivo y no controlado podría producir un coma o la muerte de una persona.
Por ello, y sumado a la pandemia de coronavirus, los procesos electrónicos y digitales tuvieron un alza significativa en la mayoría de las áreas de la salud, pero la validación era un problema. “Esta no puede ser falsificada porque cumple con una firma electrónica, asegura la integridad de los datos, a diferencia de una firma manuscrita, ya que se trata de una serie de algoritmos cifrados y respaldados por un certificado digital. Esto nos ha permitido generar más de 50 mil recetas”, señaló Pablo Jaña, CEO de Recemed.
Si bien la transformación tecnológica de este proceso está generando un gran aporte a las personas, su aprobación fue reciente, por lo que modificar y mejorar el reglamento se hace necesario. En febrero de este año, el Ministerio de Salud (Minsal) convocó a una Consulta Pública para establecer aún mejor los parámetros técnicos del uso de la receta electrónica.
En este nuevo sistema, el médico se enrola a través de un proceso de validación de identidad que lo habilite como prescriptor, que garantice que sus datos personales están protegidos y así evitar su suplementación. Una vez enrolado puede prescribir los documentos electrónicos. El proceso de emisión lo puede realizar directamente desde la plataforma web de Recemed o de manera integrada, a nivel de institución (Red Clínica, Centro Médico, Clínica, etc.), desde su sistema de ficha médica. Luego se le enviará vía correo electrónico al paciente.