La ciencia como motor de desarrollo
Paula Jofré es una joven científica chilena recientemente elegida por la revista Science News como la única mujer latinoamericana, entre los diez jóvenes científicos más destacados en sus áreas. Este importante reconocimiento recae en las manos de una astrofísica por su innovadora idea de aplicar una técnica utilizada en biología, para hacer estudios genealógicos de estrellas y aportar así al entendimiento de la evolución de la Vía Láctea.
El ejemplo de Paula es una inspiración para otros jóvenes que buscan un espacio en el mundo de la investigación. Hoy nuestro país cuenta con cerca de 10.000 investigadores, muy por encima de los 5.000 que contaba hace 10 años, pero aún lejos de los 70.000 que debiéramos contar para estar en el promedio de la OCDE.
Desde CONICYT estamos haciendo los esfuerzos por otorgar más oportunidades a las nuevas generaciones. Tanto es así, que hoy apoyamos con becas de estudios y mantención a 5.110 becarios de magíster y doctorado, tanto en Chile como en el extranjero, con tasas de graduación de cerca de 1.000 nuevos doctores por año. De hecho, en 2017 realizamos una importante innovación al abrir una convocatoria especial para estudios de magíster en el extranjero en tres áreas estratégicas, como desastres naturales, recursos hídricos y transformación digital, con el fin de reforzar capacidades que Chile requiere para su desarrollo. También hemos realizado reasignación interna de recursos con el fin de poder acoger todas las solicitudes de beneficios complementarios recibidas durante 2018.
Nuestros esfuerzos no se detienen en el nivel de postgrado. CONICYT apoya con becas completas a 895 jóvenes en sus investigaciones postdoctorales.
Otra importante innovación ha sido el concurso de "apoyo a la formación de redes internacionales para investigadores en etapa inicial", el cual desde el año 2017 ha otorgado más de 130 proyectos de 18 millones de pesos cada uno, para investigadores jóvenes orientados a reforzar sus redes internacionales.
Es importante destacar también el apoyo a la inserción laboral de los jóvenes en la academia. En los últimos dos años, hemos otorgado más de 40 subsidios de tres años de duración, para la inserción de doctores en la academia, lo cual no solo cubre la totalidad del sueldo del investigador, sino que incluye importantes recursos para el desarrollo de su su investigación. Como requisito, la universidad se compromete a realizar un concurso público y contratar al académico en jerarquía de profesor asistente, es decir, una inserción laboral de indiscutida calidad.
Estas iniciativas son el resultado del trabajo colegiado del Consejo de CONICYT, y fruto del diálogo con los consejos de Fondecyt y con todos los actores del sistema. Esto es la mejor demostración de que es posible construir políticas públicas de Estado en materia de investigación con la particpación de todos. La nueva institucionalidad que debe comenzar a implementarse en el mediano plazo, permitirá generar objetivos definidos y poner crecientemente la investigación al servicio de las necesidades de las personas, en el entendido que el nuevo ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, se implemente como una institucionalidad al servicio del país y no de la burocracia. Debemos dejar de lado la discusión sobre porcentajes del PIB. Primero pensemos, que queremos hacer y luego definamos los recursos. Hay razones para ser optimistas y no terminar frustrando a las nuevas generaciones, tan bien representadas por profesionales como Paula Jofré.
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