La mayoría de los alumnos que ingresan a la universidad son mujeres, pero siguen prefiriendo carreras tradicionales
Cifras del Ministerio de Educación muestran que el año pasado, el 54,5% de la matrícula eran mujeres. Del total de tituladas en el período 2009-2017 el 30,5% lo hizo en carreras relacionadas con la salud y servicio social, mientras que entre los hombres titulados, el mayor porcentaje (31,5%) lo hizo en carreras relacionadas con la ingeniería.
Si en 2009 las mujeres que ingresaron a la universidad representaban el 51,68% del total de alumnos nuevos, el año pasado fueron el 54,5%. La cantidad de jóvenes mujeres que entra a este tipo de educación superior es levemente mayor a la de varones, una tendencia que se mantiene en los últimos años. Así lo muestran las cifras del Servicio de Información de Educación Superior (SIES) perteneciente al Ministerio de Educación, que Conicyt dio a conocer como parte del panel interactivo "Mujeres en Ciencias" y que ya está disponible en la web.
La cantidad de mujeres que se titula también aumentó en el periodo 2009 – 2017, pasando de 60.016 a 114.616 y son en todos los años, más que los hombres. Sin embargo, la gran distinción que se produce entre mujeres y hombres universitarios se ve en las áreas de estudio en las que se titulan en este periodo.
De las 773 mil mujeres que se titularon entre el año 2009 y 2017, el 30,5% (263 mil) lo hizo en carreras relacionadas con Salud y Servicios Sociales. Entre los varones, en cambio, de los más de 605 mil que se titularon en ese período, la mayoría (31,5%) lo hizo en carreras relacionadas con Ingeniería, Industria y Construcción (191 mil en total). En esta área, se tituló el solo 5% del total de mujeres (39 mil).
Educación es otra área en la que se ven grandes diferencias. El 21,2% (164 mil) de las mujeres tituladas en estos nueve años, lo hizo en esta área, mientras que en los hombres las carreras relacionadas con esta área solo representaron el 7,2% (44 mil) del total de varones titulados.
Pamela Rojas, doctora en Ciencias con mención en Ingeniería Genética Vegetal y miembro de la Red de Investigadoras, señala que tradicionalmente, las mujeres estudian carreras relacionadas con la salud, la educación y el servicio lo que según ella ocurre porque las mujeres creen que no son capaces de estudiar otras carreras relacionadas con la matemática, la ingeniería y la construcción, por ejemplo. "La educación sexista la vemos desde antes de la enseñanza básica. Se duda de la capacidad de las mujeres en esta área, hasta los profesores enseñan de manera distinta la misma asignatura a niños y niñas. Esto marca y hace tendencia porque las niñas crecen pensando en que no serán capaces. Además, tampoco tienen muchos referentes en estas áreas", dice.
Karin Saavedra, académica de la U. de Talca, doctora en Ingeniería Mecánica y primera ingeniera Aeroespacial de Chile, indica que de acuerdo a los estudios internacionales ya desde los 6 años, las niñas creen en menor proporción, respecto a los niños, que miembros de su género son "muy, muy inteligentes" y que ellas prefieren realizar, al contrario de los niños, actividades "para personas muy, muy esforzadas" en lugar de actividades "para personas muy, muy inteligentes". "Los padres también valoran más las competencias matemáticas en sus hijos que en sus hijas y el nivel de ansiedad en matemáticas es mayor para las niñas. La ausencia de una masa crítica visible de mujeres en STEM (ciencia, tecnología, ingenierías y matemática, por sus siglas en inglés) que sirvan como modelos impacta negativamente en el sentido de identificación de las niñas. Los procesos de aprendizaje también inciden en el interés de las niñas, por ejemplo, muestran menor interés en informática en una sala de computación tradicional, que en una sala donde se sientan representadas, además, la mayoría de los docentes mantienen, consciente o inconscientemente, estereotipos de género. Así, las niñas van abandonando las áreas STEM en edades tempranas, principalmente a partir de séptimo básico", explica.
El problema es que la selección de área, juega en contra no solo en los sueldos, sino también a nivel de la sociedad. Por ejemplo, "en un accidente automovilístico, las mujeres tenemos hasta 30% mayor riesgo fatal que los hombres, porque a los ingeniero durante 60 años no se les había ocurrido utilizar muñecos de prueba (dummies) con la anatomía de mujeres ¡qué sexista! Desde el 2011 es obligatorio usar muñecos de prueba de ambos sexos", cuenta Saavedra. ¿Otro ejemplo? "El sistema de reconocimiento de voz de Google funciona un 70% mejor para hombres que para mujeres, porque los algoritmos han sido creados por (mayoritariamente) hombres en base a informaciones de hombres", insiste.
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