Si todo sale como está previsto, en menos de un año, tres rovers o robots exploradores enviados desde la Tierra estarán circulando por el suelo de Marte, buscando vestigios que den cuenta si existe o alguna vez hubo vida en el planeta rojo.
Esto, porque al rover Curiosity de la Nasa, aún en operación, se sumarán el recién lanzado Perseverance, también de la Agencia Espacial Estadounidense que arribará el 18 de febrero de 2021, y la misión china Tianwen-1, que arribará al suelo marciano tres meses después.
Pero la historia de los aparatos enviados desde la Tierra es extensa y llena de aciertos y errores.
Lo primero es mencionar que además de los rovers exploradores, existen varias sondas orbitando el planeta (como la lanzada por Emiratos Árabes hace unas semanas), mientras que otros módulos de aterrizaje no motorizados sólo descienden y se posan sobre la superficie para enviar información (llamados “landers”), y otros sirven como base o transporte para los ya mencionados rovers.
De hecho, la primera foto de la superficie marciana no pertenece a ninguna de las misiones actuales, sino a Viking 1, una sonda de 600 kilos que el 20 de julio de 1976 tomó la primera instantánea de la superficie del planeta, una imagen histórica pero poco espectacular en donde se ve un montón de rocas y tierra, y la pata de la máquina a un costado. Posteriormente tomaría más fotografías y enviaría datos fundamentales para las siguientes expediciones, en una misión que en su inicio tenía previsto sólo cuatro meses, pero terminó cuatro años después.
Antes de eso hubo dos intentos fallidos pero igualmente importantes por el programa espacial de la ex URSS, ambos de 1971. El primero, Mars 2, arribó a Marte el 27 de noviembre de ese año, aunque un problema en el paracaídas hizo que el módulo de aterrizaje se estrellara en el suelo y quedara inservible, convirtiéndose en el primer objeto fabricado por el ser humano en alcanzar la superficie marciana.
El otro, Mars 3, llegó al planeta rojo el 2 de diciembre y se posó grácilmente en el suelo marciano como estaba previsto. Sin embargo, un par de minutos después del aterrizaje, la transmisión cesó por causas desconocidas. Se obtuvieron dos imágenes de pésima resolución e iluminación, probablemente a causa de una tormenta de arena que recibió al aparato.
Estos módulos de aterrizaje llevaban consigo a los precursores de los robots de la Nasa, llamados PROM-M, que contaban con varias diferencias marcadas por las limitaciones tecnológicas de su época, como la posibilidad de moverse. Tenían una masa de 4,5 Kg, dos esquías para desplazarse unos 15 metros -la longitud del cable hacia el módulo de aterrizaje-, una barra frontal anti obstáculos, y la posibilidad de medir el suelo cada 1,5 metros. Aún así, los orbitadores de la misión rusa tuvieron mejor suerte, enviando grandes cantidades de información entre diciembre de 1971 y agosto de 1972, con casi 400 órbitas en total y 60 fotografías desde el espacio.
Pero los avances en tecnología no lo son todo. En 2003, la sonda Beagle 2 de la Agencia Espacial Europea se posó sobre Marte con la misión de analizar el suelo por 180 días, en principio, aunque se consideraba posible que funcionase durante un año marciano completo (687 días terrestres). Sin embargo, tras el descenso nunca se pudo hacer contacto con el módulo aterrizador, y después de un año de búsquedas, la misión se dio por perdida. Fue encontrada el 16 de enero de 2015.
Historias más o historias menos, en resumen sólo los estadounidenses han logrado hasta ahora aterrizar robots intactos en Marte, con cuatro landers (aterrizadores fijos), y cuatro exploradores o rovers, a espera de lo que ocurra en febrero y mayo de 2021.
¿Quiénes han logrado tener éxito en la difícil misión de conocer a nuestro planeta vecino?
Retrato familiar
Sojourner fue el primer vehículo autónomo con ruedas en recorrer otro planeta. Parte de la misión Pathfinder, aterrizó en Marte el 5 de julio de 1997 y fue diseñado para una misión de 7 soles, aunque estuvo activo durante 83 soles (85 días terrestres). Contaba con cámaras frontales, traseras, paneles solares y hardware para realizar varios experimentos científicos. Tuvo su última comunicación con su base el 27 de septiembre de 1997, tras recorrer unos 100 metros. Envió unas 500 imágenes a la Tierra.
Spirit y Opportunity fueron dos robots gemelos enviados por la Nasa. El módulo de aterriaje de Spirit aterrizó el 3 de enero de 2004, pero tuvo problemas imprevistos con una tormenta de polvo, los paracaídas y el suelo marciano, distinto al que se esperaba. Sufrió inconvenientes por la temperatura (10ºC más de lo previsto) y problemas en su batería, por lo que recién el 16 de enero pudo activar al robot. Fue el primero en enviar fotos a color del planeta, comprobó la presencia de agua y actividad volcánica, y finalizó su actividad en marzo de 2010, aunque los esfuerzos de la Nasa por recuperarlo duraron hasta mayo de 2011.
En el extremo opuesto del planeta, Opportunity tuvo mejor suerte. Aterrizó en el planeta el 25 de enero de 2004 y durante su vida útil sobrevivió enormes tormentas de arena, examinó meteoritos, cráteres y rompió el récord de distancia recorrida en un planeta, con más de 45 kilómetros. Sin embargo, sus paneles solares no pudieron resistir las imbatibles tormentas de arena y dejó de comunicarse, entrando en hibernación en junio de 2018. La Nasa esperaba que alguna ventisca limpiara sus paneles solares, pero aquello no ocurrió, dando por finalizada la misión el pasado 13 de febrero de 2019. Entre sus logros, se cuenta el haber enviado unas 200 mil imágenes, encontrar evidencias de antiguos manantiales en ebullición, una atmósfera densa y de agua dulce y un ciclo activo de agua. Además, tomó la única fotografía de la Tierra desde otro mundo a principios de marzo de 2006.
Finalmente, el aún operativo Curiosity. Aterrizó en Marte el 6 de agosto de 2012 y de inmediato comenzó a enviar imágenes a la Tierra. Es tres veces más pesado y dos veces más grande que los vehículos utilizados en la misión anterior de 2004, con instrumentos científicos avanzados similares a un pequeño laboratorio, 17 cámaras, sensores y maquinaria para analizar el suelo y rocas marcianas, como un brazo robótico. Su duración prevista era de 1,8 años terrestres (un año de Marte), pero continúa enviando datos sobre el planeta, recorriendo más de 19 Km. Además, ha enviado selfies, fotografías panorámicas y videos en 4K, esto último gracias al procesamiento de imágenes realizada por la Nasa en la Tierra. Su objetivo principal es establecer si existió vida alguna vez en Marte, caracterizar el clima, determinar su geología y ver las posibilidades de exploración humana, la que se espera pueda venir en la próxima década.