En noviembre pasado, y tras las abundantes lluvias de 2023, Óscar Salazar, administrador de la Reserva Nacional Lago Peñuelas, el icónico embalse de la Región de Valparaíso, anunciaba el regreso de varias especies emblemáticas al lugar como el cisne de cuello negro, el cisne coscoroba, varios tipos de patos y hasta el flamenco, aunque este en forma estacionaria.
Recordó que en 2022, el embalse alcanzó bajas históricas, donde la laguna solo tenía el 0,01% de su capacidad total. Pero las lluvias del año pasado, lograron que el embalse recuperara parte de su agua gracias a los casi 500 mm de agua caída ese año.
Lago Peñuelas recupera su espejo de agua y hoy alcanza su nivel más alto en 5 años
Si bien el embalse ya fue desconectado de la red de suministro de agua, hoy está a su mayor nivel de los últimos cinco años, alcanzando un 10% de su capacidad, habiendo aumentado su volumen un 250% en comparación a la semana anterior.
De acuerdo a un informe de la U. San Sebastián (USS), de manera inédita el embalse Peñuelas se encuentra a un 10% de su capacidad, registrando más de 9 hm3, embalse que durante los últimos 5 años no superaba los 1,4 hm3.
El embalse fue creado a inicios del siglo XX para proveer de agua a la población de las zonas altas de Viña del Mar y Valparaíso, transformándose además en el hábitat de 126 especies distintas de aves, junto a otros tipos de fauna animal y vegetación nativa.
Lago Peñuelas recupera el 10% de su agua
El icónico embalse de la Región de Valparaíso había registrando un histórico descenso, que sin embargo, las últimas lluvias lograron maquillar un poco. Sin embargo, a diferencia de otros embalses de la región, como Los Aromos, que hoy está al 100% de su capacidad, Peñuelas no logra llegar a los mismos niveles.
Pero las causas de su vaciamiento no están del todo claras. La más evidente es el cambio climático, y su consecuente megasequía, pero también siempre está la chance de que la desaparición del lago sea por la intervención de terceros (por ejemplo, reemplazando el bosque nativo del sector), o como se planteó en un comienzo con el lago Caburgua, cuando se señaló que el terremoto de 2010 había generado fisuras subterráneas.
Construido entre 1895 y 1900, durante el gobierno de Federico Errázuriz Echaurren, el lago era una importante fuente de recursos hídricos, además de transformarse en un recurrente paseo familiar y en un ecosistema para diferentes especies. Pero la llegada de la megasequía literalmente lo secó por completo.
La recuperación de este espejo de agua, si bien aún está lejos de ostentar su cota máxima de 1.700 hectáreas, es un hecho importante dentro del sostenido decrecimiento que ha experimentado durante las últimas décadas por causa de la disminución de precipitaciones.
Conaf también sostiene que este lago tiene un valor patrimonial para la región, especialmente sus comunidades aledañas, que se determina a través de la vinculación que han tenido con este espejo de agua, y que en la actualidad se ha visto mermado por el impacto del cambio climático.
Lago Peñuelas y la historia de cómo perdió su agua
Ubicado en la Quinta Región, 19 kilómetros al sur de Valparaíso, en 1952 la zona del lago Peñuelas fue convertida en la Reserva Nacional Lago Peñuelas, bajo la administración de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), y luego en 1985 la Unesco declaró la zona como reserva de la biósfera. Hoy es administrada y operada por Esval S.A.
Además de cumplir eficientemente su objetivo, y convertirse en un importante fuente de recursos hídricos, paralelamente se transformó en un paseo familiar y en un ecosistema para diferentes especies. Pero la llegada de la megasequía literalmente lo secó por completo.
Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, cree que el lago se secó principalmente por dos motivos. “Sequía más consumo. El agua de ese embalse sirve (o servía) para abastecer el consumo de agua potable de parte de la población del gran Valparaíso. Por otro lado, el agua del lago Peñuelas depende, al igual que por ejemplo en el caso de la laguna de Aculeo, de las precipitaciones. La ausencia de estas últimas, especialmente durante 2019 y 2021, hicieron inevitable este desenlace”.
Además, al tratarse de un embalse artificial, no tiene un afluente de agua que lo abastezca de manera constante, este cuerpo depende solamente de aguas lluvias, por lo tanto, al haber menos precipitaciones, más de 12 años de sequía y el aumento de la temperatura promedio, producen una baja considerable en el espejo de agua.
Seguiremos encontrándonos con casos como este en el corto plazo. “Todos los días hay un pozo que se seca en algún punto de la zona central de Chile. Es un drama del que, aquellos que vivimos acá tenemos, poca conciencia”, advierte Cordero.