Julio y agosto establecieron una racha de lluvias en Santiago y la zona central que permitieron quebrar varios récods meteorológicos, en un contexto de megasequía.
Por ejemplo, las precipitaciones en los primeros días de agosto, lo convirtieron en el “agosto” más lluvioso de los últimos cinco años en Santiago, con un total de 19,9 mm de agua caída. En 2021 este mes registraron apenas 18,5 mm, en 2020 un total de 6,9 mm, en 2019 no se anotaron lluvias, en 2018 la cifra alcanzó 10,5 mm, mientras que en 2017 la Región Metropolitana llegó a 50,4 mm.
Julio también anotó una seguidilla de días con lluvias, que lo convirtieron en el décimo “julio” más lluvioso de Santiago desde que existen registros.
En la zona centro sur también acumula muchos días de lluvias, con muchas regiones incluso con un superávit.
Pero desde entonces, las lluvias han decaído, especialmente en la zona central, lo que recuerda que el país aún vive dos fenómenos: megasequía y la presencia de La Niña. Estas dos condiciones limitan la posibilidad de precipitaciones para los próximos meses.
La última proyeccón climática de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) para la segunda mitad de agosto, septiembre y octubre, establece que a pesar de las intensas precipitaciones registradas recientemente, lo que ha significado que algunas estaciones meteorológicas del país se encuentren con superávit (por ejemplo La Serena con 30%), existe una mayor probabilidad de registrar menos lluvias de lo normal durante este período.
De esta forma, para el fin de semana del Plebiscito, las posibilidades de precipitaciones son bajas. ”Desde el jueves en adelante, se restablecen las temperaturas en toda la zona central con un tiempo estable posterior al paso de una vaguada que días antes generará abundante nubosidad”, explica Arnaldo Zúñiga, meteorólogo del Centro Nacional de Análisis de la DMC.
Agrega que es probable que, hacia el viernes próximo, nuevamente se geste el fenómeno de vaguada costera, “con aumento de las temperaturas máximas en valles interiores, y no se aprecia la presencia de algún sistema frontal que genere precipitaciones desde los lagos al norte”.
Para los próximos días, explica que en la costa, desde Coquimbo a la Región del Maule, habrá nubes bajas costeras matinales asociadas a vaguada costera, “por lo que se espera una disminución de las temperaturas máximas en los valles debido a incursión de aire marítimo hacia los valles en la madrugada del lunes”.
Si agrega que el martes ingresarán nubes bajas a los valles de la zona central, por lo que habrá una mayor presencia de estas nubes el miércoles durante la mañana, “lo que implica que sea el día más frío de la semana (en la Región Metropolitana la temperatura máxima será de 14ºC)”, añade.
De hecho, el portal especializado Meteored, fija en 80% las posibilidades de precipitaciones para ese día en Santiago, las que sin embargo, no alcanzarían los 2 mm.
Después de eso, y en coincidencia con la DMC, no proyecta precipitaciones para el resto de la semana en la capital. Incluso, para el sábado 3 de septiembre, pronostica hasta 25°C en Santiago y 22°C para el domingo con cielos despejados.
Cuando queda poco mas de una semana para el fin del invierno meteorológico (junio, julio y agosto) se puede comenzar a hacer un balance, señala Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago. “Éste ha estado influido por al menos tres factores: La Niña, el cambio climático y la larga e intensa sequía que afecta a la zona central desde hace más de una década”, explica.
Si bien durante los últimos días se han registrado altas temperaturas en Santiago, este ha sido en la zona central el invierno más frío de la última década. “La Niña tiende a moderar las temperaturas, lo que podría haber influido en esto último. En la zona central las temperaturas máximas promediaron algunas décimas sobre valores típicos, pero están lejos de los extraordinarios valores registrados durante el muy cálido invierno 2015″, añade Cordero.
Cordero señala que las precipitaciones de la zona central llevan varias décadas disminuyendo debido al cambio climático, “aunque la persistencia de La Niña en el pacífico, y la influencia del cambio climático, hacen poco probable que este sea el año que marque el fin de la larga e intensa sequía que nos afecta”, agrega el académico.
El invierno meteorológico que terminará el 31 de agosto probablemente cierre en Santiago con un déficit de precipitaciones de alrededor del 40%. “Los 120 mm registrados en la Estación Quinta Normal a la fecha están lejos de los 210 mm que son considerados normales durante el invierno en Santiago, y son incluso muy inferiores a los 180 mm registrados en 2020″, explica el climatólogo.
De cualquier manera, “las precipitaciones registradas en el invierno 2022, han sido hasta la fecha, tres veces superiores a las registradas en el invierno hiperárido de 2021, lo que aleja el fantasma de racionamiento para las grandes ciudades de la zona central en la próxima temporada primavera-verano”, considera Cordero.
¿Qué pasará en septiembre y octubre?
El Pronóstico Estacional de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) establece que el próximo trimestre (hasta octubre) anotaría precipitaciones bajo lo normal, entre Coquimbo y Los Lagos. Esto quiere decir que no se registrarían grandes jornadas de lluvia.
Señala que este trimestre en particular es de gran importancia para los acumulados anuales, y tiene casi tanta importancia como el trimestre de invierno junio, julio y agosto. Lamentablemente, y al igual que los últimos pronósticos estacionales, sigue dominando una condición bajo lo normal en el tramo entre Coquimbo y Los Lagos.
Esto significa que, por ejemplo, en Santiago, lloverían menos de 39 mm que se registran para un septiembre normal; en Talca menos de 115 mm y en Concepción menos de 205 mm en el trimestre completo.
Aclara que esto no implica que no vaya a llover, sino que el total de lluvia acumulada durante estos 90 días aproximadamente, estará debajo de lo que climatológicamente se espera para un trimestre julio, agosto y septiembre normal.
Un tercer pulso de La Niña es posible
El fenómeno de La Niña (enfriamiento en el Pacífico ecuatorial), establecido oficialmente a fines de 2020, aún no termina. Es cierto que se tomó una pausa entre marzo y agosto de 2021, pero volvió en septiembre de ese año y desde esa fecha que no ha desaparecido.
Si bien ha mostrado señales de debilitamiento, es decir, un calentamiento en el Pacífico ecuatorial, pero parece estar lejos de terminar. Los modelos climáticos muestran una mayor probabilidad de La Niña hacia fines de año. Así lo indica el pronóstico multi-modelo de IRI de la Universidad de Columbia y otros centros internacionales.
Cordero señala que a pesar de que durante junio La Niña se debilitó, la Agencia Oceanográfica y Atmosférica de los Estados Unidos, la Noaa, “mantiene su proyección de que La Niña se fortalecerá a fines de año y por tercer año consecutivo tendremos un fin de año con ésta”, añade.
De cumplirse este pronóstico, tendríamos un tercer pulso de La Niña y pasaríamos el verano 2022-2023 bajo una condición de La Niña, al igual que los últimos dos veranos. Los eventos de El Niño y La Niña son más probables, climatológicamente en verano, pero típicamente después de El Niño viene La Niña. En otras palabras, después de un calentamiento fuerte en el Pacífico viene un enfriamiento, indica el boletín.