Hace exactos 100 años, en 1924, Santiago y la Región Metropolitana, registraron un importante episodio climático: una de las sequías más poderosas desde que existe registro. 100 años después, la capital sigue haciendo noticia por eventos de altas temperaturas.
En esta oportunidad, según revela Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago, Santiago acaba de culminar la ola de calor más larga de su historia, fenómeno climático que se extendió entre el 21 y 31 de marzo de este año, totalizando 11 días consecutivas con temperaturas consideradas “muy altas” para la fecha.
Según la estadística de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), los termómetros superaron durante este período los 31°C (el promedio habitual es de 25°C), igualando lo sucedido en 2022, cuando ocurrió algo similar entre el 3 y 13 de diciembre de ese año. Ahora ambos comparten el primer lugar de la ola de calor más extensa de todos los tiempos en la capital.
Luego de 11 días consecutivos, Santiago termina la ola de calor más larga de su historia
Cordero señala que durante 2024, las olas de calor han marcado al menos dos récords en la capital. “La primera ola de calor a fines de enero y comienzos de febrero fue la más intensa jamás registrada (con casi 35°C de temperatura promedio durante seis días, mientras que la segunda segunda ola (registrada en los últimos días) es la más larga desde que existe registro”, sostiene.
Cordero explica que desafortunadamente las olas de calor en Chile son cada vez más intensas, largas y frecuentes. “La frecuencia de olas de calor se ha triplicado en Santiago en las últimas cuatro décadas. Si hace 30 años lo normal era tener una o dos olas de calor por año, en la última década hemos tenido en promedio más de seis cada 12 meses”.
“La duración de las olas de calor se ha duplicado, pasando de olas de algo más de tres días en promedio en la década de los 90 a casi siete en la última década. La intensidad de éstas, definida como la diferencia entre la temperatura típica y la máxima, ha aumentado en un 50%, pasando de 4°C hace tres décadas a 6°C en la última década”, añade.
Las olas de calor son el evento extremo asociado al cambio climático más mortal, revela Cordero. “Estudios recientes indican que, durante un verano cálido como el último, las olas de calor podrían haber matado prematuramente a decenas de santiaguinos”, señala.
Santiago finaliza la ola de calor más larga de su historia con la aparición de La Niña Costera
Todos los modelos climáticos apuntan a un debilitamiento del fenómeno de El Niño y la aparición de La Niña Costera.
Según estimaciones de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (Noaa, por sus siglas en inglés) existe más de un 60% de probabilidades de que este fenómeno se presente y desarrolle durante el segundo semestre de 2024, lo que automáticamente genera una disminución de las temperaturas y precipitaciones.
Ello daría paso a un eventual retorno de la megasequía que ha golpeado el país por más de una década.
Cordero explica que cuando el Océano Pacífico Tropical presenta oscilaciones en su temperatura, y está sobre valores típicos, se declara un evento de El Niño. “Cuando la temperatura del Pacífico Tropical está bajo valores típicos se declara un evento de La Niña”.
“Hay varias zonas (conocidas como zonas El Niño) del Pacífico Tropical que se monitorean para definir eventos de El Niño o La Niña. La zona de El Niño más relevante se ubica varios miles de kilómetros al oeste de la costa de Sudamérica, y es conocida como zona 3.4, que define los eventos de La Niña o El Niño globales. Sin embargo, también hay otras zonas relevantes”, indica el climatólogo.
“La zona que totaliza un millón de kilómetros cuadrados ubicada directamente frente a las costas de Ecuador y el norte de Perú se conoce técnicamente como la zona 1+2. Cuando esa zona del Pacífico presenta temperaturas bajo valores típicos se entiende que estamos en presencia de un evento de La Niña Costera”, añade Cordero.
Paula Santibáñez, directora del Observatorio Climático de la Universidad San Sebastián, sostiene que con la transición de El Niño a una fase neutra y posteriormente a una fase fría de La Niña Costera, a partir de julio, el escenario más probable que enfrentará Chile es el de un régimen deficitario en lluvias, especialmente durante la segunda mitad del año.
“El otoño podría presentarse algo seco y ligeramente más cálido de lo normal, agravado por un anticiclón persistente que bloquea el ingreso de aire marino, lo cual disminuiría la nubosidad y las precipitaciones”, añade Santibáñez.
En lo que va de 2024, indica la académica de la Universidad San Sebastián, “las precipitaciones están por debajo de lo normal, acumulando un déficit de 50% en la mayor parte del territorio nacional, y se prevé que esta tendencia se mantenga similar durante el resto del año, particularmente si no se registran lluvias en la primera mitad del invierno”, señala.