“Todas las misiones que logran algo por primera vez, tienen un valor único”, dice José Maza, astrónomo de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Ciencias Exactas.

Un 30 de mayo de 1961, el hombre enviaba al espacio la primera nave que orbitaría otro planeta. Se trató de la sonda Mariner 9, la que fue lanzada por la Nasa hace 50 años para sobrevolar Marte. Arribó el 13 de noviembre del mismo año.

Un año después, en 1962, la nave de 558,8 kg comenzó a enviar datos, fotografías e información atmosférica a la Tierra. En total, 54 mil millones de bits de datos científicos, incluyendo 7.329 imágenes que cubrieron al planeta por completo.

La sonda Mariner 9, científicamente significó una continuación de las observaciones de Marte adquiridas por las sondas Mariner 6 y 7. Resultó todo un éxito, ya que consiguió el primer mapa global de Marte, con las primeras vistas detalladas de los volcanes, el Valle Marineris, los casquetes polares y los satélites Fobos y Deimos, entre otros.

Además proporcionó información sobre las tormentas de polvo globales, el campo gravitatorio variable por zonas y evidencias de actividad erosiva por parte del viento.

Maza, también investigador del Centro de Astrofísica CATA, revela que el material enviado por el Mariner, “eran imágenes de muy buena calidad para la época. Envió más de 7.000 en el intervalo de un año. Hoy han sido superadas ampliamente”.

Juan Carlos Beamin, astrónomo y coordinador científico del Centro de Comunicación de las Ciencias de la Universidad Autónoma, añade que esta misión se destaca principalmente por sus imágenes de alta calidad, “comparada con las previas Mariner 4, 6 y 7. También fue la primera misión en mantenerse en órbita, y no simplemente hacer un acercamiento, para luego alejarse (los llamados fly-by). El radiómetro era importante porque permitió establecer que Marte no tenía volcanismo activo, sino que era un planeta tectónicamente muerto. Y también tenía el objetivo de estudiar sus pequeños satélites Phobos y Deimos”.

Con el Mariner 9 se tomaron fotografías “desde la atmósfera, con una calidad extraordinaria, muy superior a cualquier imagen que uno puede tomar desde la Tierra. La distancia de la Tierra a Marte es por lo menos 60 millones de kilómetros, y este artefacto estaba orbitando a unos pocos miles de kilómetros. Así que la calidad de la cartografía marciana que proporcionó el Mariner 9 fue extraordinaria, se pudo empezar a reconocer grandes zonas del planeta Marte”, señala Maza.

Beamin recuerda que cuando llegó a Marte, “una tormenta de arena/polvo gigantesca que cubría todo el planeta se encontraba en desarrollo, y gracias a las imágenes del Mariner 9 se logró identificar pequeñas ‘islas’ que tras terminar la tormenta se pudo verificar que se trataba de grandes volcanes extintos. Prueba evidente de una historia tectónica activa, de hecho parte del propósito de esta misión era identificar si existía volcanismo activo y para ello llevaba a bordo un radiómetro capaz de detectar fuentes de calor”.

Superficie del planeta Marte. Foto: Nasa

Podríamos decir que fue la misión que coronó los primeros esfuerzos de retratar al planeta rojo, “y darnos una mejor comprensión de su atmósfera y las primeras imágenes de ‘alta resolución’ del planeta marciano, mejorando casi a un factor 10 la resolución de las imágenes de las misiones previas”, señala Beamin.

Antes no se había logrado detener una nave para que entrara en órbita una vez que llegaba al planeta, las naves pasaban cerca, tomaban fotografías al pasar, y se perdían. “Ésta frenó lo suficiente para entrar en órbita, y eso técnicamente era muy difícil en aquella época, y se logró con el Mariner 9. Entonces es una misión muy valiosa la que tuvo Estados Unidos con esta nave”, añade Maza.

Grandes avances en 50 años

El Mariner 9 es el comienzo de una exploración que está en progreso, “y que posiblemente lleve a que de aquí a diez años más, tengamos los primeros astronautas parados sobre la superficie marciana”, pronostica el astrónomo de la Universidad de Chile.

Vale la pena recordar que hasta la misión Mariner 4, enviada siete años antes, “la visión que teníamos de Marte era totalmente diferente y desconocida. Tras la evidencia de que Venus era completamente inhóspito (gracias principalmente a misiones de la Unión Soviética) la esperanza era que Marte fuera el principal candidato a encontrar vida fuera de la Tierra. Pero las imágenes de las misiones Mariner dejaron claro que Marte era un planeta donde la vida tendría graves problemas de sobrevivir”, considera el astrónomo de la U. Autónoma.

El rover Perseverance de la Nasa llegó a Marte. En la imagen, en suelo marciano en febrero de este año. NASA/JPL-Caltech/Handout via REUTERS

Maza explica que desde el Mariner 9, han seguido una gran cantidad de misiones. “Misiones robóticas, misiones como los Vikings del año 76, dos misiones que se posaron suavemente sobre la superficie marciana, y ahora en los últimos años, el Perseverance, antes el Curiosity, media docena de pequeños robots, que han caminado, se han movido, han tomado fotografías, han mandado miles de imágenes de una calidad extraordinaria”.

Adicionalmente, el proyecto Artemisa va a llevar hombres y mujeres a Marte, “la mujer va a llegar por primera vez a la Luna en 2024, en tres años más. Se reinicia la exploración de la Luna, se va a poner una base permanente en ésta, muy cerca del Polo Sur lunar, y desde ahí se van a hacer todos los ensayos y preparativos, para en una década poder ir a Marte”, señala Maza.

Los avances que se han obtenido en estas cinco décadas son inimaginables, “de imágenes con una resolución de 98 metros por pixel (el Costanera Center serían poco más de 2 píxeles) a tomar muestras y analizar rocas individuales y medir su composición exacta, y tener imágenes y videos en alta resolución e incluso los primeros sonidos sobre su superficie”, establece Beamin.

Beamin explica que pasamos de intentar averiguar si había volcanes activos, “a tener sismógrafos con gran precisión que nos permiten medir la leve actividad sísmica, que seguramente se produjo debido a colisiones de grandes cuerpos hace millones de años y que continúan hundiéndose bajo la superficie. Pasamos de identificar hielo en su superficie, a tener evidencia de agua líquida en el interior gracias a imágenes de radar. Cambiamos una pregunta sobre si alguna vez hubo agua en Marte a tener la certeza, gracias a misiones como el Curiosity, que hace unos 3 mil millones de años el agua fluía por ríos y canales en la superficie”.

Pasamos de especular si habían civilizaciones o vida en Marte, “a tener misiones que buscan estos vestigios con robots como el Perseverance o el Zhurong de la misión Tianwen1 de China. Finalmente pasamos de misiones que simplemente sobrevolaban u orbitaban el planeta a tener el primer helicóptero o dron explorando la superficie de Marte. Todo esto en solo 50 años”, señala Beamin.

La exploración espacial está tomando un auge, que es muy bonito y además de Estados Unidos, y la Esa de Europa, también están en carrera los chinos, que acaban de desplegar un robot en la superficie marciana. “Ellos tienen mucho interés en llegar también con tripulantes a Marte. Están armando una Estación Espacial Internacional, que es un tremendo logro para un país. La actual estación es un esfuerzo conjunto entre Estados Unidos, Rusia y Europa, Japón y Canadá”, cierra Maza.