El estado actual del volcán Villarrica es de extrema preocupación. El Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) decretó alerta amarilla (con grandes chances de subir a naranja), manteniendo un radio de restricción para acercarse a menos de 500 metros del volcán.
Durante los últimos días se han observado “disparos sísmicos” con más de 20 temblores en el sector, todos de origen volcánico. Actualmente es considerado el más peligroso de Chile, número uno en el Ranking de Riesgo Específico de Volcanes Activos de Chile y considerado uno de los volcanes con mayor registro históricos de erupciones de Sudamérica.
A 10.839 kilómetros se encuentra Hawái, estado norteamericano donde se encuentra el volcán más grande del mundo, el temible Mauna Loa. Justamente este gigante entró en erupción durante la última jornada. Lava, gases volcánicos y cenizas amenazan a los habitantes de la isla desde la noche del domingo. Con 4.169 metros de altura, el última evento de estas características lo registró en 1984.
La lava está contenida dentro de la cumbre y por ahora no amenaza a los hawaianos que viven cuesta abajo, dijo el Servicio Geológico de EE. UU. (USGS). El servicio advirtió a los residentes el lunes que los gases volcánicos y las cenizas finas pueden llegar a la deriva.
Considerando la actual situación de riesgo y actividad volcánica de ambos, ¿cuál es la conexión de estos dos temibles “gigantes de roca”?
La respuesta inicial parece encontrarse en el Cinturón de fuego del Pacífico, una de las zonas de subducción ubicada en las costas del océano Pacífico caracterizada por ser algunas de las regiones sísmicas y volcánicas más importantes y activas del mundo.
Tanto el Mauna Loa como el Villarrica se encuentran en él. Abarca toda la costa del Pacífico, comienza en Chile, pasa por Centroamérica, México, Estados Unidos, recorre las Islas Aleutianas, y luego desciende por las costas de Rusia, Japón, Taiwán y Filipinas, hasta llegar a Nueva Zelanda.
Pablo Salucci, geógrafo de la Universidad Católica y académico de la Universidad San Sebastián, señala que al analizar el estado de situación de los volcanes Villarrica y Mauna Loa, podemos observar que ambos se encuentran en situaciones muy distintas. “Esto porque el chileno está en alerta amarilla, ya que ha presentado un aumento en su sismicidad y explosiones menores. Por su parte el ubicado en Hawái se encuentra en un proceso eruptivo después de casi 40 años, lo que sería una alerta roja según nuestro sistema de alertas”.
Al comparar ambos volcanes, resulta importante observar sus características geomorfológicas. “Por un lado, el Villarrica corresponde a un volcán continental del tipo “estratovolcán”, es decir, uno que se ha construido a si mismo durante varias erupciones a lo largo de los años, lo que le da esa característica cónica tan propia. Además posee un registro muy reiterado de erupciones en los últimos 20 años. Su actividad volcánica responde a la subducción generada entre la placa de Nazca y la placa Sudamericana”, explica Salucci.
“El único elemento que los “conecta” es que ambos se encuentran y son parte del Cinturón de fuego del Pacífico en donde se concentra la mayor parte de la actividad volcánica del planeta”, agrega el geógrafo.
El denominado Cinturón de fuego del Pacífico, también conocido como Anillo de fuego del Pacífico, se extiende por 40.000 kilómetros y tiene la forma de una herradura. Incluye 452 volcanes y concentra más del 75% de los macizos activos e inactivos del mundo. Alrededor del 90% de los terremotos del planeta y el 80% de los sismos más grandes se producen en su extensión.
Salucci establece que el Mauna Loa, es un volcán que se encuentra en el medio del océano Pacífico y su volcanismo es del tipo HotSpot, es decir, su origen, al igual que el archipiélago de Hawái, se debe a un punto caliente en el océano, “el cual genera material volcánico que logra construir estos impresionantes edificios volcánicos desde el fondo del océano alcanzando la superficie. El volcán desde el punto de vista geomorfológico es del tipo “escudo”, los que se caracterizan por ser edificios volcánicos muy anchos, pero sin forma cónica, y con lavas muy fluidas que pueden avanzar varios kilómetros por día”.
Sismicidad y fallas tectónicas
Salucci argumenta que la sismicidad observada en los últimos días en el volcán Villarrica, “corresponde a aquella sismicidad que va asociada al movimiento de fluidos y gases al interior del mismo, que al subir su nivel de actividad, asociada a los cambios de presión al interior del Volcán, se mueven y van fracturando la roca al interior del edificio Volcánico. Por esta razón cuando aumenta los niveles de actividad de un volcán es posible observar este tipo de sismicidad, los cuales pueden ser detectados y monitoreados instrumentalmente, de manera de evaluar las respectivas alertas técnicas (Ovdas-Sernageomin y civiles (Onemi)”.
Felipe Aguilera, director del Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico - Ckelar Volcanes y académico de la Universidad Católica del Norte, dice que el volcán actualmente está con una columna de magma súper alta. “Lo que vemos es un lago de lava, por lo tanto, el estado actual de actividad del macizo es muy parecido a lo que ocurrió en 2015, después de la última erupción grande. Es decir, la columna de magma asciende y aparece el lago de lava, acompañado de ascenso de volátiles que salen como grandes burbujas, que a su vez, provocan esas pequeñas explosiones que se han estado reportando conocidas en el ‘dialecto’ volcanológico como explosiones estrombolianas”.
Al observar los últimos sismos registrados en el volcán se observa el denominado “disparo sísmico”, el cual está referido a un aumento significativo de los sismos volcánicos registrados. Esto se condice con el nivel actual de alerta con el que se encuentra el volcán en este momento. “En este sentido, la alerta amarilla indica que existe una inestabilidad del macizo, con explosiones menores, aparición de fumarolas e incremento de su actividad, entregando informes quincenales acerca del estado del volcán”, añade Salucci.
Este último establece que esto no indica que estemos frente a erupción un inminente, pero si se debe estar atento a los posibles cambios que se pueden registrar en las próximas semanas o meses. “No olvidemos que dada la peligrosidad de este volcán (el mas peligroso de Chile, según el Ranking de Riesgo Específico de Volcanes Activos del Sernageomin es monitoreado constantemente y por esta razón los municipios involucrados poseen planes de acción y zonas de evacuación y puntos de encuentro”.
Aguilera considera que estas explosiones durante el día también se ve un montón de gas y en la noche se ven espectaculares “fuegos artificiales”, producto de una actividad esperada en un volcán activo como el Villarrica. Lo que hoy ocurre, pequeñas explosiones con material que se comienza a acumular en el cráter, puede ser parte de un proceso que se mantenga por varias semanas con la columna de lava y explosiones, y no necesariamente acompañado de una erupción mayor. Puede ocurrir que ocurra una descarga mayor como el 2015, pero eso aún no lo sabemos con el material.
Salucci explica que el Villarrica está próximo a dos sistemas de fallas que se cruzan en su flanco sur-oriente, las cuales corresponde al Sistema de Fallas de Liquiñe-Ofqui y la Falla Mocha-Villarrica, las cuales generan su propia sismicidad, como se ha observado en eventos sísmicos pasados, como el ocurrido el 23 septiembre de 2018 con una magnitud de 3.2. Importante mencionar que la actual sismicidad observada, corresponde a los movimientos de los fluidos internos y no estaría relacionada con las fallas mencionadas.