May Griffith, la científica que crea córneas artificiales para terminar con la escasez de donaciones

May Griffith
Foto: Griffith Lab

En conversación con Qué Pasa, la científica canadiense contó cómo funciona este biomaterial que se inyecta en el ojo, y así los tejidos dañados se regeneran. Todo esto, sin la necesidad de esperar por un donante de córneas ni de pasar por un quirófano.


En el mundo, alrededor de 1 de cada 70 pacientes que necesitan trasplante de córneas logran acceder a una donación. De estos, un alto porcentaje puede rechazar el trasplante por incompatibilidad entre su organismo y el tejido trasplantado. Este gran problema mundial comenzó a ser investigado por la Dra. May Griffith, y ahora está a punto de revolucionar este campo de la donación de órganos.

Oriunda de Canadá y con un doctorado en Anatomía, May Griffith dirige la Unidad de Investigación de Biomateriales para la Regeneración de la Córnea. Es, además, profesora titular en el Departamento de Oftalmología de la Universidad de Montreal. Junto a su equipo interdisciplinario fueron reconocidos por regenerar con éxito la primera córnea humana del mundo utilizando implantes biosintéticos en un ensayo clínico.

Su investigación se centra en “desarrollar órganos desde el interior”. Con su equipo desarrolla biomateriales -a líquidos inyectables- como implantes para promover la regeneración de los órganos del paciente, sin la necesidad de pasar por un quirófano. Ya probaron con éxito el concepto de regeneración corneal humana en un ensayo clínico y espera poder masificar esta técnica que podría dejar obsoleta la idea de esperar las córneas de un donante fallecido para recuperar la vista.

Fue invitada a Chile por la Universidad Autónoma para hablar sobre este gran hito científico y para entregarle a las nuevas generaciones de investigadoras e investigadoras las ganas de desarrollar ciencia de vanguardia. En entrevista exclusiva con Qué Pasa, la Dra. Griffith también repasa cómo ha sido el camino que la tiene a la cabeza de un proyecto que cambiará el paradigma de la donación de córneas. “Mucha gente que me dijo que estaba loca o que no podría hacerlo”, adelanta.

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Así funciona el sistema para crear córneas artificiales para terminar con la escasez de donaciones

-¿En qué consiste esta investigación y cuál ha sido su último progreso?

Mi laboratorio trabaja básicamente en medicina regenerativa. Por lo general, en este campo se usan células madre, pero lo que estamos haciendo que es un poco diferente. Lo que hacemos es usar biomateriales para estimular las células madre del propio cuerpo del paciente para que vuelvan a crecer. Si haces eso, hay menos posibilidades de que el organismo lo rechazo. Hasta ahora hemos hecho 16 intervenciones a pacientes en total. Y parece funcionar.

También hemos visto no hay el mismo estándar de atención en diferentes países. Así que estamos trabajando en una versión líquida, por lo que es inyectable. No necesita el tiempo de quirófano, ni gastar mucho dinero con los pacientes en un quirófano. Y lo que esperamos es que los médicos básicamente puedan llenar las córneas de los pacientes en una clínica, en lugar de necesitar estar en una sala de cirugía.

-¿Y qué desafíos enfrentaste allí durante tu investigación?

Más recientemente fue el Covid, porque mi laboratorio estuvo cerrado durante mucho tiempo en Montreal. Y luego, cuando volvimos a abrir, fue, ya sabes, a una persona se le permitió entrar, a dos personas se les permitió entrar, así que eso. Fue un cierre muy largo. Y estamos unos dos años atrasados.

May Griffith
Foto: Griffith Lab

-¿Cómo puede funcionar potencialmente este trabajo y beneficiar a los pacientes que requieren trasplantes de córnea?

Con la córnea líquida, no necesitaremos el quirófano, así que esperamos poder tratar a los pacientes con defectos más pequeños. Y también esperamos que esto se pueda hacer de forma ambulatoria, en lugar de necesitar el quirófano para que básicamente pueda tratar a muchos más pacientes. De esa manera no se necesitaría hacer trasplantes para cada uno de ellos. Se estima que solo uno de cada 70 pacientes en promedio recibe un trasplante en todo el mundo.

Así que nuestra esperanza es apuntar a los de alto riesgo, incluso quienes reciben donaciones de córneas y que el organismo rechaza. Si no introducimos células en estos pacientes, entonces no rechazan porque todo lo que estamos poniendo en estos materiales hacen que sus propias células crezcan y vuelvan a crear en la córnea.

-¿Y cuánto es la tasa de rechazo de córneas una vez que un paciente es trasplantado?

En los pacientes de bajo riesgo, la tasa de rechazo es baja durante mucho tiempo. Pero estamos apuntando a las personas de alto riesgo, por lo que estas son las personas con inflamación. Así que esas personas tienen como un 50 a 70% de riesgo de rechazo.

-¿Cómo imagina el futuro de la ingeniería de tejidos y su impacto en la Medicina para la próxima década?

Bueno, esperamos incluir nuestros materiales en ensayos y luego poder comenzar a usar las versiones inyectables al menos, ya sabes, en países donde no han donado córneas y también para poder tratar personas de forma ambulatoria. Vimos que con el Covid-19, con las vacunas, todo es muy eficiente cuando sabes que cada paciente recibe una o dos vacunas. Así que espero que sea lo mismo cuando tengamos a los pacientes básicamente recibiendo una inyección.

-¿Qué importancia tiene la colaboración con otros investigadores de otros campos para mejorar el campo de la ingeniería de tejidos y proyectos como este?

Para hacer un proyecto como este, que es multidisciplinario, es extremadamente importante reunir a personas con diferentes conocimientos para realizar este tipo de trabajo.

Personalmente trabajo con la gente de biofísica porque los necesitas para todas las mediciones de calidad óptica para imágenes y, por supuesto, necesitas al médico. Justo quién está allí para hacer la operación. También para el postoperatorio vas a necesitar gente en optometría y otros servicios de salud. Tuvimos un paciente que trasplantamos en Suecia y, aunque la cirugía salió bien, este paciente había estado ciego durante 15 años antes de someterse a su cirugía. Así que necesitábamos que la gente de rehabilitación le enseñara cómo usar sus ojos después de su trasplante.

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-¿Qué consejos le diría a los jóvenes investigadores que piensan en seguir estudios de estas características?

Yo diría que si se sienten muy convencidos de lo que quieren hacer, deberían seguir adelante y hacerlo. Porque cuando empecé en este campo, mucha gente que me dijo que estaba loca o que no podría hacerlo. Les diría a los jóvenes investigadores que crean en ustedes mismos y simplemente háganlo.

-¿Cuál es el motivo de su visita a Chile?

Bueno, me invitaron a la Universidad Autónoma. Y estoy visitando un par de campus para persuadir a algunos estudiantes para que se dedicaran a la investigación y comenzaran, ya sabes, a investigar incluso a nivel de pregrado. Y, en particular, para asegurarse de que las mujeres jóvenes estén más interesadas en la investigación.

-¿Cómo ve la investigación en Chile y la colaboración con científicos de otros países?

Creo que sería bueno si pudiéramos, ya sabes, comenzar a tener más intercambios bilaterales. Eso sería muy bueno. He trabajado con investigadores chilenos y han sido muy, muy buenos. Emilio Alarcón, por ejemplo, realizó postdoctorado y yo era su supervisora. Ahora él es profesor en la Universidad de Ottawa y me invitó aquí. Y también llevó un par de químicos chilenos a Canadá que han sido demasiado excelentes.

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