La Corporación Amigos de los Parques de la Patagonia realizó un estudio sobre incendios forestales en Chile, y su respectivo impacto al medioambiente, la amenaza que representan para la naturaleza y su directa relación con la crisis climática y la actual megasequía.
El documento, denominado “Incendios Forestales: Una mirada a Chile y la Patagonia”, revela una serie de datos recopilando publicaciones de prensa y datos propios. Por ejemplo, según señalaba Qué Pasa en octubre, la temporada 2020-2021, ya anota 406 incendios forestales: el doble que el promedio de los últimos cinco años.
Los incendios forestales afectan la naturaleza, el hábitat de múltiples especies, incluidas las personas, las comunidades. “También afectan a las áreas protegidas, como se ha visto de manera reciente”, señala Rodrigo Jordán, presidente del Directorio de Amigos de los Parques.
El origen de los estos siniestros recae en la acción humana. El 99,7% de los incendios se inician ya sea por descuidos o negligencias en la manipulación de fuentes de calor, o por prácticas agrícolas o por intencionalidad, originada en motivaciones de distinto tipo, incluso la delictiva.
“Somos tú y yo, somos las personas las que causamos el 99% de los incendios. Y por lo mismo, está en nuestras manos prevenirlo, para cuidar la casa de todos”, añade Eugenio Rengifo, director ejecutivo de Amigos de los Parques.
Rengifo explica que lo más importante es que muchas veces uno ve estos megaincendios como espectador de pronto, y “todo indica que somos nosotros mismos los principales responsables de éstos. Hay que tener una actitud más activa, más allá de las cifras. Tenemos una tremenda responsabilidad”.
Matías Alcalde, representante ante el Consejo Chile California, señala que las principales lecciones que han dejado los incendios en California en materia de prevención, situación similar o incluso peor a la chilena, “son un mayor entendimiento y preocupación frente al cambio climático, y por otro la importancia de la prevención”.
Durante la última década las temporadas de incendios han sido más largas y con incendios de mayor tamaño y severidad, especialmente entre las regiones de Valparaíso y La Araucanía. La extensa sequía experimentada durante los últimos años ha favorecido la ocurrencia de megaincendios como los ocurridos en el verano 2017.
Chile el primero en América
De acuerdo al índice de riesgo de sequía (Aqueduct Risk Atlas) del World Resources Institute Chile se encuentra en el lugar n°18 a nivel mundial y primero en América. Este proceso tiene alta probabilidad de afectar a un número significativo de la población, y supone una condición de riesgo para enfrentar futuros incendios o situaciones climáticas extremas.
Ocasionalmente, el déficit hídrico ha superado el 50% (como sucedió en los años 1925, 1968 y 1989) impulsando la construcción de embalses, la creación de subsidios agrícolas y otras medidas paliativas frente a eventos extraordinarios. Desde el año 2010 el territorio comprendido entre las regiones Coquimbo y la Araucanía ha experimentado un déficit de precipitaciones cercano al 30%.
La cantidad de CO2 que se emitió durante los megaincendios que ocurrieron en Chile en el año 2017 fue equivalente a un 90% del total de emisiones de CO2 de nuestro país en el 2016.
El CO2 es principal causante del calentamiento global, “y esto impacta en las poblaciones más vulnerables del mundo. Es una razón más para actuar con urgencia”, explica Rengifo.
Al mismo tiempo, la temporada de incendios se ha ampliado significativamente en la última década, abarcando, actualmente, gran parte del año. Antes de 2010, la temporada de incendios mayores de 200 hectáreas ocurría, típicamente, entre fines de noviembre y fines de abril del año siguiente. Pero en la actualidad, estos grandes incendios inician, en promedio, a mediados de octubre y terminan a fines de mayo del año siguiente.
Hay que entender que las temperaturas extremas (históricas) sumadas a un importante período de sequía, es una combinación perfecta para estos fenómenos naturales, “debido al aumento de materia orgánica de fácil combustión producida por el estrés hídrico. De esta manera, el manejo de bosques se torna una acción primaria y fundamental, removiendo el material orgánico seco, incluyendo la quema temprana cuando las condiciones lo permiten, como lo hacían antiguamente los pueblos originarios”, señala Alcalde.
Rengifo dice que a propósito de que se está repensado Chile, “es muy importante cómo pensamos sobre los territorios, y qué herramientas para el control de lo que ocurre en ellos podemos utilizar. Y en eso, Chile tiene una gran deuda en relación al ordenamiento territorial”, señala.
En la actual megasequía, el número de incendios de gran magnitud (sobre 200 hectáreas) desde las regiones de Valparaíso hasta a La Araucanía se incrementó en un 27% respecto al promedio histórico. El aumento de la superficie quemada es aún superior, llegando a un 69%.
La creación de cortafuegos cercana a zonas urbanas también es clave. “Por último, una lección importante es que en California se prohíben los fuegos de cualquier tipo en Parques Nacionales, algo que Chile comenzando la temporada estival debiera implementar también”, dice el representante ante el Consejo Chile California.
Los incendios destruyeron 2.000 hectáreas de bosque, reduciendo el 91,7% de la densidad de los árboles, además disminuyeron la capacidad de regeneración de especies nativas.
También somos responsables del calentamiento global y el cambio climático, “se suma a la responsabilidad de los incendios, y hay que pensarlo con una estrategia más compleja de adaptación y mitigación para el cambio climático. Impulsar soluciones basadas en la naturaleza”, indica Rengifo.
El cambio climático presagia incendios forestales más grandes que son más difíciles de controlar. Como resultado, el manejo de incendios forestales se está volviendo más importante para así reducir el daño a las personas, la economía y el medioambiente, señala el estudio.
El documento dice que el Programa de Manejo del Fuego es que el que más recursos posee del presupuesto anual de la Conaf, significando para el año 2020 (de acuerdo a Ley de Presupuesto Aprobada en 2019) un tercio del total a nivel nacional.